Momentos Favoritos del Cine: Blazing Saddles

Aun estaba fresca la herida por haber perdido al Divo de Juárez cuando otra noticia impactó de manera directa al mundo del cine, y es que Jerome Silberman, mejor conocido como Gene Wilder, había fallecido a la edad de 83 años debido a las complicaciones del Alzheimer, la enfermedad que lo asoló hasta su último suspiro. Así que hoy en el día de su aniversario, nos parece más que adecuado recordar una de sus cintas más icónicas y de la mejor manera: haciéndonos reír.

Para las nuevas generaciones esta cinta debe ser todo una montaña rusa de emociones encontradas dado que posee un humor un tanto absurdo, pero a la vez ofensivo y nada correcto. Todos los estereotipos habidos y por haber (en 1974) son presentados de la forma más ridícula y divertida en uno de los géneros más amados por los estadounidenses: El Western.

Dirigida por Mel Brooks, quien comparte créditos en el argumento con el divertido Richard Pryor, otro gran cómico de esos días y que hacía una excelsa mancuerna con el tremendo Gene. La historia de esta divertida película nos habla de un magnate que busca desaparecer un pueblo de su camino y para eso pone a un “negro” (Cleavon Little) como Sheriff con la esperanza de que el pueblo se autodestruya. Pero las cosas no salen según lo planeado y menos cuando se presenta en escena Gene Wilder con su personaje The Waco Kid.

Esta cinta realmente es muy cómica y divertida, incluso en estos días se siente fresca y liberadora poder reírte de todo sin que los social networks warriors estén rasgando sus ropas digitales con Lo Que el Viento se llevó, así que aquí les dejo algunos de los momentos más emblemáticos de la cinta.

En este tenemos la presentación del clásico pistolero que ha decidido dejar su vida de violencia atrás, pero claro, al estilo de Mel Brooks

Esta otra es muy divertida y posee dos de las líneas más hilarantes y nada correctas que volverían loco a cualquier social networks warrior y a uno que otro seguidor de Donald Trump.

Ya por último les dejo quizás la más absurda de todas donde Brooks demuestra que se puede hacer un buen chiste de todo, lo importante es saberlo contar.