Momentos Favoritos del Cine: Death Becomes Her
La búsqueda de la belleza es una obsesión constante para toda niña y mujer. Nos han educado para creer que nuestro valor como personas está ligado profundamente a nuestra imagen, y toma décadas y muchísimo esfuerzo dejar de pensar eso. Es por eso que, sea por autocuidado, conservación o vanidad pura, recurrimos a cremas anti-edad mucho antes de que nos salgan arrugas, nos obsesionamos con nuevas rutinas de belleza -ahora las mascarillas y productos de belleza coreanos son lo último en la moda; en lo personal, no me han dado resultados notables todavía- y probamos de todo con tal de lucir perfectas. Claro, no todo es para atraer la atención de los hombres ni para demostrar que somos mejores que las demás, pero la presión social para que nos enfoquemos exclusivamente en ser guapas y sexys, y compitamos con otras, es abrumante. Aún en Annihilation se habla de que el proceso de envejecimiento es un defecto, y justo acaba de salir una nueva comedia enfocada en la aceptación y comercialización de la belleza “no convencional”. Es por eso que la comedia negra de 1992, Death Becomes Her, del director Robert Zemeckis, sigue siendo igual de vigente y mordaz que hace 26 años.
Protagonizada por Meryl Streep, Goldie Hawn y Bruce Willis, esta sátira gira alrededor de dos mujeres que alternan entre ser buenas amigas y mortales enemigas por décadas. Cuando el personaje de Streep, una actriz que lo único que tenía era su belleza, encuentra la forma de mantenerse bella y joven para siempre, no duda tomarla con tal de superar a su rival. Ganadora del Oscar a Mejores Efectos Visuales, el filme es una ácida crítica a la obsesión por la juventud eterna y los extremos a los que se pueden llegar con tal de ser La Más Bella.
Mis momentos favoritos de este clásico giran alrededor del misterioso personaje de Isabella Rossellini, Lisle Von Rheuman, una especie de sacerdotisa que tiene el secreto a la belleza (y vida) eterna: una brillante pócima rosa que evita, por completo, el envejecimiento y sus devastadores efectos. Rossellini, considerada una de las mujeres más bellas del cine, es perfecta para el papel, y su personaje ofrece, apelando a los peores defectos de los personajes que se encuentran con ella, justo lo que desean. En dos escenas, hechas específicamente para reflejarse entre sí, Lisle seduce y atrapa nuestra imaginación con el poco tiempo que está en pantalla. ¿Cuántos años tiene, en realidad? ¿Cómo le hace para mantenerse así? ¿De dónde saca esas cajitas preciosas? Nunca lo sabremos. A continuación, un fragmento de la escena donde le ofrece el elíxir a Madeline y negocian el precio.