Momentos Favoritos del Cine: Ghostbusters 2
Con los años, desde luego, comenzó a parecerme irrisorio el patrioterismo gringo y su necedad de endilgarnos sus símbolos patrios a la menor provocación: Libertad, democracia and shit. No obstante, alguna vez fui niño y como tal me emocionaba genuinamente por lo que era divertido, por la fantasía sin dejarme intimidar por basura ideológica, de modo que este momento absurdo de patriotismo metido con calzador ha pasado a ser uno de los mejores en mi historia cinéfila y no dudo que de muchos otros.
Ghostbusters 2 nos narra el regreso de los llamados, a la postre, Verdaderos Cazafantasmas, cuando sus servicios son de nuevo requeridos para salvar a Nueva York (única ciudad del mundo según los gringos, claro) y luego a la humanidad de ser destruida por el regreso del malvado hechicero-carnicero-genocida-fascista Vigo de los Cárpatos. La ciudad está infestada de fantasmas y bañada en limo, una suerte de plasma capaz de conducir las emociones. Habiendo descubierto que el limo cargado de emociones positivas les daría la victoria sobre Vigo, nuestros héroes bañan a la omnipresente Estatua de la Libertad con la viscosa sustancia y con un muy gringo tema musical feliz y alegre logran animar a la colosal estatua, que les servirá cual Mazinger Z de las barras y las estrellas en su lucha contra Vigo y sus huestes paria-normales. Todo esto aderezado con bellos cánticos navideños, ciudadanos unidos en la esperanza y tal…
Hoy que soy un amargoso adulto me parece una enajenación, pero… ¡Vaya que en mi infancia fue una emoción total! Salvar al mundo mientras se transmite fe y esperanza añadió más hermosos matices a mis navidades. Recordemos, pues, al buen Harold Ramis con este maravilloso momento favorito del cine