Momentos favoritos del cine: Judas mi hermano
Para empezar tengo que agradecer a la iglesia católica por haber prohibido sin razón esta extraordinaria película, me obligó a buscarla en su momento sólo por llevar la contraria y a verla en su reestreno en cine el día que le quitaron la absurda censura.
En segundo lugar la unión de Paul Schrader el guionista de Taxi Driver y Raging Bull, la fabulosa novela de Nikos Kazantzakis y Martin Scorsese en el intervalo más productivo de su carrera, no se podía esperar otra cosa que no fuera una obra maestra. Usualmente no les doy demasiado crédito a los actores pero esta vez tengo que decir que Willem Dafoe es Yisus en toda su dimensión.
Por supuesto es el Jesús que yo siempre quise ver en pantalla grande con todos los defectos del ser humano, su incertidumbre, sus miedos pero siempre hubo algo en particular que me llamó la atención de la historia: Su relación con Judas. Esta vez no es tomada la muerte del mesías como una traición sino como algo inevitable que debía hacerse para salvar a la humanidad, quien más sino su mejor amigo podía entender la clase de sacrificio que era necesario incluso con el dolor que significa la pérdida de alguien muy querido. Y es en la parte final donde se desata un encuentro de por sí más desgarrador, Judas había cumplido con su parte pero Jesús no y la traición proviene por parte de él al no cumplir con la promesa hecha y formar una familia cuando su mensaje era mucho más grande que esa trivialidad.
En definitiva, sea usted o no religioso, no puede perderse la honesta visión sobre la vida de Jesús que requiere de una mirada crítica y profunda para comprender el viaje al que fuimos invitados.