Momentos Favoritos del Cine: Lilo & Stitch

Otro remake innecesario, otro coraje que nos hace pasar a los fans, otro intento de Disney por aprovecharse de la nostalgia para vaciar nuestras carteras y que le funcionó por la falta de criterio del público casual. Realmente no hay más que comentar con respecto a esta versión que todo el mundo olvidará en unos meses, pero en vez de alimentar la ira de la hoguera, es mejor darle el reconocimiento que merece a uno de los últimos clásicos de la compañía, uno de los más extraños, pero también más entrañables.

Para empezar, la mera idea de hacerle un remake a “Lilo & Stitch” fue mala desde el inicio, porque tanto Disney como la gente ya olvidaron que la compañía no le tuvo confianza en su estreno. Era un proyecto raro que se salía de los estándares a los que estábamos acostumbrados porque era una idea muy arriesgada que junta elementos muy dispares. Por un lado, tenemos un drama sobre 2 hermanas lidiando con la pérdida de sus padres y aprendiendo a vivir sin ellos, y por otro lado tenemos una aventura espacial persiguiendo a un extraterrestre que pudo haber sido su propia historia y nadie se hubiera quejado. La fusión no es perfecta ni mucho menos, y aun así funciona porque posee suficientes matices que la diferencian por completo de propuestas similares como “E.T.” o “The Iron Giant”, empezando por el poderoso mensaje sobre la familia que se sostiene en gran parte por el dúo protagónico.

Lilo es muy tierna a partir de su fragilidad compensada con su rareza, expone a la perfección el sentimiento de pena, abandono y vacuidad emocional desde la perspectiva infantil (de ahí que mucha gente afirme que es un personaje autista, postura con la que discrepo, pero es entendible de dónde viene tanto apoyo). En cambio, Stitch es un Gremlin con disfraz sumamente encantador. Habrá quien diga que la historia de Lilo es mejor que la de Stitch para inmediatamente desvincular y despreciar la historia del extraterrestre, pero eso sería dejar incompleto el propósito que quieren plasmar Chris Sanders y Dean DeBlois, pues sufre un desarrollo mucho más complejo que el de la niña. Cuando no puede cumplir su función principal como arma de destrucción masiva, tiene que revaluar su existencia y encontrar otra razón para vivir (no es gratuito que se declare perdido). Y eso es lo que hace especial a esta historia: 2 personajes entrañables, increíblemente solitarios y tanto dependientes como complementarios uno del otro.

En cuanto al reparto secundario, cada uno aporta algo y nadie se siente de sobra, pero por mucho quien más destaca es Nani, atrapada en un rol materno antes de tiempo. El ritmo narrativo es más que adecuado y Alan Silvestri aporta una banda sonora óptima, nada más que es opacada por las canciones de Elvis Presley. Los paisajes pintados con acuarela y los escenarios donde aparece el mar son llamativos, fluidos y llenos de vida. Rebosa en ternura en múltiples niveles y sabe cómo trabajar las emociones de sus personajes, pero también mete mucha comedia para aligerar la trama. Por esa razón, el momento favorito de hoy engloba todo lo que significa esta joya.

Nah, mentira, el verdadero momento favorito es este:

Hay pasión y corazón en todo lo que plantea, que nos recuerda que cada uno tiene un propósito y que Ohana significa familia. En dado caso, si hay algo bueno que decir sobre la nueva adaptación es que su pésima ejecución nos hace valorar más a la original. Esto hace que sea uno de los clásicos más especiales y la mejor película de una etapa tan duramente criticada.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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