Momentos Favoritos del Cine: Querida Encogí a los Niños, La hormiga Salvadora
Un hecho que como niños nos enseña la vida es que es injusta,como cuando tienes una mascota y debes decirle adiós. Es un evento que te marca. El cine nos ha regalado momentos inolvidables en los que aunque nunca hayas tenido una mascota, hace que te encariñes con alguna del séptimo arte y sufras cuando ésta se va.
En 1989, de la mano del director Joe Johnston en la película infantil ‘Querida, encogí a los niños’ tendríamos una de las escenas más tristes y heróicas que pudimos haber tenido en esos últimos años del siglo pasado.
La película ‘Querida, encogí a los niños’ nos narra las peripecias de un grupo de vecinitos que se odiaban entre si y que accidentalmente son encogidos a un tamaño casi microscópico por el láser experimental del padre de un par de ellos (Rick Moranis).
En su tiempo fué un suceso la técnica de filmación y efectos especiales, sobre todo estos últimos pues había que recrear los peligros que se encuentran en el jardín descuidado de una casa mientras los personajes se encontraban reducidos a un tamaño más pequeño que el de el ojo de una aguja.
La película fué grabada en los estudios Churubusco de la Ciudad de México donde se grabaron muchas películas hollywoodenses cuando México aún era un mercado seguro para las filmaciones. En los estudios fue creado todo el set gigantesco que es uno más de los protagonistas de la película y que a los niños de ese entonces nos hacía delirar con la maravillosa idea de poder encogernos al tamaño más pequeño que una hormiga común.
Y aquí la protagonista del momento. ¡La Hormiga!
Los chicos se encuentran perdidos en el jardín de la familia Szalinski. Tienen que llegar al interior de la casa para tratar de conseguir que su padre los ayude a recuperar su tamaño normal. Están expuestos a elementos que ni siquiera sabían que podían toparse como, polen gigante, enjambres de abejas, juguetes tirados, comida olvidada, la casi mortal lluvia de los aspersores pero sobre todo… los insectos del jardín.
Nuestros aventureros llevan avanzado la mitad del jardín cuando se lanzan a buscar comida y la encuentran en un pedazo gigante de galleta olvidada por ahí… un efecto increíble para su tiempo pues la crema de la galleta era real ya que los muchachos tenían que comérsela, incluso la galleta era comestible… y de pronto: ELLA!
Una enorme hormiga con la que pelean por la posesión de ese manjar de los dioses caído del cielo. Aunque al inicio tienen una pelea con ella terminan entendiendo que el insecto también tiene hambre y terminan por compartir la galleta mientras la doman cual caballo de rodeo para al final del día convertirse en amigos. Todo bien hasta ahí… Pero luego de una noche en la oscuridad del jardín, el gran villano hace su aparición. El escorpión gigante que amenaza matar al pequeño Ron Thompson.
Yo agradezco que haya sido un escorpión y no una araña gigante o de lo contrario mi aracnofobia me hubiera impedido ver la película.
Y luego tuvimos esa épica y dispareja pelea entre un escorpión negro contra una diminuta hormiga. Al final, el trabajo de equipo salva la batalla pues el escorpión es atravesado con una pequeña ramita y huye de la escena, pero el daño estaba hecho.
La pequeña hormiga fué atravesada por el aguijón del escorpión cuando solo intentaba defender a su amigo Ron Thompson, ese que la había domado y montaba orgulloso sobre su lomo, ese que la alimentaba con trozos de galleta, ese que lloraba junto a ella mientras ésta moría. La muerte de la pequeña y valiente hormiga nos mostraba a los niños de esos años que las mascotas no solo eran perros o gatos, que podíamos encariñarnos con otras especies no tan comunes, algo que muchos años después vino a recordarnos Marvel con su muy divertida y entretenida Ant Man y su maravilloso amigo Ant-Tony.
Aquí, varios motivos por los que esta película es recordada aún hoy día:
14 Motivos de porqué Querida, encogí a los niños, es una de las mejores películas de la historia
¡Hasta la próxima!