Momentos favoritos del cine: RoboCop

Se cumplen 37 años de una de las obras más memorables y destacadas de finales de los 80 (y que coinciden con los 86 años de Paul Verhoeven), una obra adelantada a su tiempo a la que poco más se le puede agregar a lo que se ha dicho ya sobre ella. Para muchos es una película de acción, para otros es una película de ciencia ficción, para otros incluso es un western o un thriller, a lo mejor es todo eso al mismo tiempo y ese es parte de su encanto. Hablamos de RoboCop, la sátira ultra violenta del director neerlandés Paul Verhoeven.

Para esta sección, lo más obvio sería escoger entre las varias escenas increíbles de acción y violencia sin reservas que hay a lo largo de los 102 minutos de metraje. Por ejemplo, la muerte de Murphy, una escena terrible, deshumanizante, no solo porque lo matan sin poder defenderse, también lo mutilan a balazos con una ferocidad tremenda mientras se ríen mientras acaban con su vida.

O también podríamos hablar de esa escena en el tramo final en donde uno de los villanos es bañado en ácido y mientras corre por su vida completamente desfigurado en un gran despliegue de efectos prácticos, es atropellado y convertido en puros fluidos.

Pero para esta ocasión me voy a quedar en la escena en que RoboCop suena. Ese momento en que, sin motivo u origen en particular, al robot le empiezan a regresar sus recuerdos en forma de sueños, como si el alma de Murphy regresase a su cuerpo, porque su alma es lo único que OCP no le pudo quitar o “reparar” cuando decidieron revivirlo.

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Acerca del autor

Teddye Zapata   @IlusoDeluso   desencuadre.home.blog

Nací en una isla donde hay muy poco que hacer, así que el cine se convirtió en mi refugio y escribir es mi desahogo. También soy bajista, pero ahorita no ejerzo.


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