Momentos Favoritos del Cine: Spellbound
Sin ser uno de los trabajos más aclamados de Alfred Hitchcock, Spellbound presenta una premisa muy interesante y que de manera personal me atrae bastante. Abordando el psicoanálisis, la trama comienza cuando el director de una clínica psiquiátrica es sustituido por el admirado doctor Edwards tras su retiro, un joven apuesto que es presentado ante los directivos y ante la psicoanalista Constance Petersen, quien comenzará a observar signos de un oculto trauma en el nuevo personaje que, enseguida sabremos, también sufre de una grave amnesia.
Punto aparte es el dúo protagonista: la hermosa Ingrid Bergman en sus años más esplendorosos y Gregory Peck un poco más novato que en sus mejores cintas. No por ello se ponía en duda su química en pantalla, suficiente para brindarnos un inteligente relato lleno de intriga, suspenso y una infalible historia de amor.
Pasemos entonces a nuestro momento favorito de la semana, que no podría ser otro que esa extraordinaria secuencia que nos invita a ser parte de la fantasía que vive nuestro galante protagonista en el revelador sueño que experimenta. Una escena que inicialmente pretendía tener una duración de 20 minutos, pero que en su corte final, fueron poco más de 2 minutos los suficientes para envolvernos en ese surrealista mundo diseñado por el mismísimo Salvador Dalí (en su participación más icónica dentro del séptimo arte).
Este sueño se convertiría en pieza clave del filme al ser el encargado de resolver el misterio de nuestro personaje principal, que muy al estilo Hitchcock, nos mantendría con el suspenso para revelar esta última carta hacia el final. Una serie de momentos visualmente fascinantes que, imposibles de pasar desapercibidos, nos integran de manera armoniosa dentro de la mente del soñador.