Momentos Favoritos del Cine: The Amazing Spider-Man 2
Dicen por ahí que la basura de un hombre es el arma de otro hombre ingenioso. Si hay algo que Across the Spider-verse ha enseñado, es que puedes reutilizar material de cualquier otra fuente con tal de fortalecer su propia historia, no importa si la escena en cuestión proviene de una película cuya calidad es cuestionable. Esta especie de reciclaje incluso puede funcionar a favor de la película de la que se toma prestado, pues puede hacernos revisitarla (o verla por primera vez) y preguntar si en verdad tiene más valor del que tuvo en su estreno. Y no hay mejor caso que el Spider-man de Andrew Garfield, que ha recibido una mejor acogida por parte de los fans con el pasar de los años pese a la recepción general de su par de cintas. Tanto la película animada como No Way Home se han encargado de limpiar y hacer más cálida la imagen del actor que más ha sabido comprender al superhéroe.
Todas las críticas que ha recibido la versión de Marc Webb en cualquier ámbito son válidas: una historia demasiado complicada, demasiados personajes, sus villanos desaprovechados y de caricatura, su edición tijereada, sobrecargada de tramas secundarias, su excesiva dependencia de la trilogía de Sam Raimi… pero ha conseguido algunos puntos que todavía la hacen resaltar por encima de otras entregas. Visualmente está más pulida que muchas de sus sucesoras, tiene escenas de acción y balanceo que son tan variadas como emocionantes, un desarrollo más introspectivo a la persona detrás de la máscara que al héroe en sí, y un entorno más acorde a la nueva perspectiva sin cambiar bruscamente los rasgos más característicos del personaje (puede que la venganza no calce como principal motivación, pero podría ser peor: podrían eliminar al Tío Ben y reemplazarlo por otro superhéroe, quitándole el sentido de responsabilidad e imponerle la motivación de rellenar los zapatos de alguien importante que debe ser sustituido).
Sin embargo, si algo en lo que todos los fans están de acuerdo es que la parte romántica es la más genuina de las 3 versiones. El área donde Webb venció a Raimi y a Watts fue la relación de Peter con su coestrella femenina. Mientras que la Mary Jane de Kirsten Dunst ha sido calificada como tóxica e inestable, y la MJ de Zendaya no ha terminado de convencer, la Gwen de Emma Stone (rol que me hizo enamorarme de ella y seguir su carrera desde entonces) tiene una personalidad definida y un desarrollo igual de planteado: inteligente, linda, proactiva, creativa, valiente, amorosa y carismática, siendo la coherente en la relación que lleva con Peter y formando una pareja hermosa que funciona incluso si se quita todo lo relacionado al superhéroe. Esta historia de amor es la única subtrama a la que se le da el tiempo y la atención que necesita para desarrollarse. Todo esto desemboca en una escena que podrá ser predecible (apuesto a que muchos de ustedes fueron a ver esta película sólo por este momento), pero es tan intensa y hermosa como trágica y desgarradora.
Este desenlace no se guarda nada, ya que Gwen es parte vital para que Peter se convierta en el héroe que necesita, ayudándolo y salvándolo en un par de ocasiones. Junto al encuadre, las actuaciones, la cámara lenta y la música, esto hace que el momento sea más doloroso de ver. Peter hace todo lo posible, pero la oportunidad de salvar su vida es tan pequeña como su manita tratando de alcanzarla, y a pesar de que es apenas una fracción de segundo, Gwen sabe que va a morir pase lo que pase. Repito, todos veíamos venir esto, pero la ejecución fue brillante. 3 minutos que son más emocionantes que toda la trilogía de Tom Holland.
Creo que ya ha habido más que suficientes personas criticando y señalando todo lo que no funciona de este par de entregas, no son perfectas, eso es claro, pero consideren esta como otra de las poquísimas, pequeñas voces que admite preferir y defender esta película por encima de las demás (excepto Spider-man 2, porque esa come en una mesa aparte). La revaloración que ha tenido en los últimos años habla por sí sola, no al punto de volverla un clásico de culto ni nada por el estilo, pero al menos nos hará decir: “Tal vez fui muy duro contigo”.