Momentos Favoritos del Cine: The Antichrist
En ese afán desmedido por crear polémica y caer gorda, hoy decido levantar el vuelo y alborotar el mosquero. Amanecí inspirada ¿qué le vamos a hacer?, y quiero aprovechar el “Martes de Momentos en Cinescopia” para echarles a perder el día con el auto nombrado “Mejor Cineasta del Mundo (Mundial)”.
Cuando se trata del Sr. Lars von Trier la cosa se pone complicada, nada en él es equilibrio, todo son extremos. O lo amas o lo odias, aunque también está justificada la bipolaridad: lo amo, lo odio, lo amo, lo odio…
Yo no sé qué pasó, pero por alguna extraña razón hoy desperté pensando en esa primera escena de “Antichrist”. Desde que vi la película mi lado oscuro y perverso se sintió atraído por esa extraña belleza atroz. Cuando trato de razonarlo termino pensando que merezco al menos veinte azotes y usar el cilicio con doble vuelta y salto mortal al frente, pero siempre me justifico pensando en la enferma genialidad de ese hombre.
El Anticristo es un Nietzsche interpretado por un von Trier deprimido, o sea, no cualquiera se echa ese trompo a la uña. Si usted querido lector es un ferviente amante de sus partes “pudientes” aléjese de esta película, porque adentrarse en ella es descubrir que el terror no siempre viene de los infiernos.
No me voy a perder en la densidad de la película, sólo vine a recordar esa primera escena y lo maravillada que quedé al verla, no sin culpa, pero definitivamente maravillada.
Mientras el matrimonio formado ella (Charlotte Gainsbourg) y él (Willem Dafoe) se entregan a las artes amatorias, el pequeño Nick sale de su cuna, entra a la recámara de sus padres, sube al marco de la ventana en donde se ve una hermosa nevada, ella lo ve y lo ignora, el pequeño Nick se precipita hacía el vacío. La muerte del niño coincide con el orgasmo de la pareja.
Y en este preciso momento usted dice: ¿pero qué le pasa a esta vieja loca? No sé, la verdad es que no lo sé, pero yo no podía dejar de ver belleza en esa atrocidad. La fotografía en blanco y negro, el lento caminar de la cámara y la música son exquisitas, nada comparado con la brutalidad que vendrá después de manera muy, en serio, muy gráfica.
“The Antichrist” ha sido definida como portentosa, sublime, atroz, espeluznantemente bella, enferma, densa, violenta en todos los sentidos. Todas las definiciones le quedan que ni pintadas. Mucha gente abandona la sala, algunos hasta se infartan a media película, mientras los enfermos como yo seguimos babeando con ella. Todo esto al rtimo de la música, el cual es un fragmento de la ópera Rinaldo de Händel.
4 Comments
Impresionante escena sin duda. Según sé la escena sexual es real.
Así es, es una película que cuenta con sexo real. Espero que lo demás no lo sea! Saludos y gracias por comentar!
La primera vez que la vi (si, la he visto varias veces) fue por recomendación de Nazario Sepúlveda en la radio (si le hiciera caso al 100% solo vería películas en las cineteca) porque la describió como una muestra de “el matrimonio como un infierno” y porque tenia un par de escenas que harían retorcerse de dolor a cualquiera (diría una amiga que la primera fue una descalabrada).
Estoy de acuerdo, la escena desde un punto de vista estético esta muy bien filmada tanto en sonido, tiempo, iluminación, etc. Es motivo suficiente para odiarse a si mismo?
Bueno, la verdad es que soy cínica y sarcástica en extremo, no niego que me da culpa eso de pensar que bella la escena en donde el niño se mata, pero tampoco me odio. Pienso que la película merece el tiempo del análisis a pesar de su densidad, y creo también que tiene varias cosas que son para aplaudirse, esta escena es una de esas cosas. Gracias por comentar, saludos!