Momentos Favoritos del Cine: The Godfather Part II
Una cinta perfecta en todo el sentido, Ford Coppola repite la maestría de solo un par de años atrás para traernos el alcance a la cúspide de Michael Corleone, el accidentado heredero e hijo más fiel a las ideologías del padre, las cuales distorsionará en su odisea hacía la maldad y el poder hasta terminar traicionando con sangre al propio legado de su familia.
The Godfather Part 2 es una pieza monstruosamente cruda, digna de estudio en cuanto a la crueldad humana y a las situaciones extremas con las que esta se forja. La transformación del personaje de Michael (un inmenso Al Pacino) es una cátedra de narrativa y lógica interna por parte de la adaptación del mismo Puzo y la dirección de Coppola, que embona en cada capítulo, frase y elemento que conllevan esta especie de arribo de poder y caída emocional – espiritual del más grande capo de la mafia en el cine ¿Pero todo es maldad y crueldad? ¿La frialdad de los actos de Michael son justificados frente a una guerra declarada dentro de estas redes criminales? ¿O estamos hablando de uno de los villanos más antológicos del séptimo arte con una calidad humana deplorable? Las respuestas se dan de la manera más magnífica posible, al comulgar el presente y el pasado, las acciones del hijo junto a los orígenes y enseñanzas del padre en dos planos temporales que incluso podrían funcionar como dos cintas independientes, pero que la magia de Coppola los convierte en un pedazo de obra maestra.
Al final, la decisión y juicio serán de cada espectador.
Conmemorando el 50° aniversario del estreno de su primera cinta con el lanzamiento de la Parte 1 y 2 en carteleras de nuestro país, he decidido tomar la que consideró la secuencia más compleja y completa dentro de esta resquebrajada espiral paternofilial que la trilogía de El Padrino arrojó. No es ninguna de las variadas escenas padre – hijo del primer capítulo (Brando y Pacino en su mejor momento), tampoco aquellos en los que un joven Vito contempla el nace y crecer de sus hijos (un Robert DeNiro majestuoso), sino una cena de cumpleaños familiar donde toda la descendencia se encuentra esperando al padre, al capo, al padrino, el cual su suficiente “nombre” es capaz, para los fines de la escena, de proyectar una figura poderosa donde el cuadro dramático se forja y la situación conversacional da a lugar: el hijo menor, el heredero accidental, el “buen” e “inocente” Mike, enfrenta las ideologías de su familia para unirse al ejército y apoyar a su país, suceso que incomoda durante una plática de mesa a sus hermanos previa a la llegada de la cabeza de familia, y que crea una de las mejores escenas que ha dado el cine con actuaciones tan poderosas como naturales que son un común denominador en todo el film (James Caan, Robert Duvall, John Cazale, Talia Shire incluidos).
El futuro de Mike es incierto y “The Godfather” es recibido por un pastel sorpresa ¡Maravilloso!
El montaje termina con el último recuerdo en el film del hijo sobre el amor de su padre. La expiación ya no parece suficiente para lo hecho por Michael. No hay redención alguna que le espere, él ha traicionado a su familia, él ha traicionado a su sangre, él ha traicionado a su padre, él ha aniquilado a uno de ellos.
Un soberbio final para una de las más grandes, brutales y perfectas piezas del cine
2 Comments
A pesar de que mi favorita es la primera parte (el añadido Brando pesa jaja, además de que significó mi ‘despertar’ cinéfilo) esta segunda parte sin lugar a dudas es la (otra) culminación del séptimo arte. Todos sus elementos se empalman excelentemente a tal punto de que sus 3 horas de duración discurren como agua entre los dedos, eso es maestría.
No sabría decir cuál es mi escena favorita: si la llegada de Vito a NY, la analizada en este artículo, el funeral de la madre, la muerte de Fredo, cuando Fulgencio Batista abdica, cuando Vito DeNiro se venga del vecchio figlio di puttana… Es que hay muchas, estimado!
Concuerdo en gustos, prefiero la 1