Moonage Daydream: Conversaciones con The Blackstar
Siempre que un material acerca de un artista finado y destacado sale a la luz, las frases típicas que suenan en la mayoría de los casos son: “Esta obra no hace honor al artista” o “El artista se ha de estar revolcando en su tumba”.
En el caso de Moonage Daydream, el director Brett Morgen ha conseguido crear una obra documental a la altura del artista y que probablemente deje “orgasmeado” al mismo Ziggy Stardust.
Spaceboy, you’re sleepy now, There’s gonna have to be a different man
De entrada, Morgen sigue la mentalidad de “Aladdin Sane” y desde la narrativa comienza a romper esquemas; a diferencia de una gran parte de los documentalistas, no subestima la inteligente del espectador, alejándose del cliché de colocar un narrador que sobre explique las situaciones, y dejando que el hilo conductor sea la edición en compañía con lo visual.
Ziggy played guitar. He played if left handed
El estilo de composición del “The Thin White Duke” era parecida a una técnica surrealista llamada “Cadaver Exquisito u Acordeón Literario”, dónde en una prosa o verso escrita en grupo cada participante escribía una parte y solo le dejaba la última palabra, estrofa o párrafo al siguiente, lo que generaba que no necesariamente las ideas de los primeros párrafos coincidieran con los últimos. La diferencia con “Major Tom” es que él lo hacía solo, generalmente sus canciones eran un conjunto de ideas no idénticas que conforme se iban dando las colocaba en la canción; musicalmente era lo mismo, podía colocar notas, figuras o arreglos distintos en las diferentes partes de la canción, lo que generaba que se rompiera la monotonía. La cuestión es que entendiendo como funciona este estilo “Bowie” ¿cómo trasladarlo a una especie de lengua cinematográfico?
El mismo “Starman” dio la explicación de que su estilo era más parecido a una cosmopolis lleno de anuncios con diferentes ideas, y que el público miraba uno tras otro de manera rápida. Por lo que Morgen sabiendo esto, creó un montaje saturado de imágenes, que sin embargo a diferencia de un Adam McKay o de un videoclip de MTV, su objetivo no es generar un bombardeo de información masiva para consumo o una sensación, sino simplemente trasladar ese estilo que tenía “Blackstar” a la narrativa del documental.
Así la cinta va navegando por un mar de imágenes que van desde conciertos de “The Halloween Jack”, fotografías inéditas que el documentalista investigó durante 5 Años, escenas de la cultura pop icónicas, pasando por encuadres surrealistas que van desde una canción de “El Camaleón del Rock” traduciendo sus ritmo a vibraciones visuales, a espacios o imágenes con figuras o colores difuminados, creando un cóctel visual potente, sensorial y alucinante que no deja indiferente y que a pesar de no poseer a simple vista un significado o relación entre sí, tiene una cohesión narrativa sólida.
¿Y cuál es el significado de utilizar este montaje en la película o la historia que quiere contar el documental? Tiene dos vías:
I feel on top of the world in my fashion
El primero es describir la relación entre la cultura pop de los años 60 hasta finales de los 2000’s, y el “Goblin King” ; una conexión atemporal que muchas veces se adelantó a su tiempo, algunas ocasiones estaba en sintonía con el presente y por momentos tenía un aire nostálgico, pero que también tuvo la característica de ser variada porque no solamente influyó en la música, sino en ramas como la pintura, la escritura, la moda, el cine, e incluso tomó una relevancia casi social en cuanto al tema de la libertad sexual. Al final del día, toda la cultura le debe una parte de si a “Jareth” y recíprocamente él se alimentaba de la misma, ya sea desafiando o adaptándose a los cánones.
All of my life I’ve tried so hard. Doing my best with what I had. Nothing much happened all the same
La segunda vía del documental y quizás la más importante es generar la sensación de que entablamos una conservación con este individuo que parece salido de otro planeta. Para esto se utiliza un montaje con múltiples entrevistas ¿Cuál es el objetivo de este elemento? Meternos en la cabeza de David, conocer sus raíces, motivaciones, su infancia, su concepto acerca del amor y trasladarlo, etc. Y todo eso plasmarlo a un lenguaje visual.
I said that time may change me. But I can’t trace time
Ahora ¿cuál es la mejor manera de transportar las ideas o pensamientos de un individuo que tenías millones de ideas en la cabeza al mismo tiempo, que podían ser diferentes una de la otra, cuyo estilo de escritura y musical era surrealista, que tuvo diferentes papeles, que exploró diferentes estilos musicales desde la balada rock, punk, jazz, pop, hasta electrónica, que viajó a diferentes lugares del mundo en una lucha por descubrirse a sí mismo, que se dedicó a diferentes disciplinas artísticas desde el cine, teatro, pintura, escultura, que en palabras de muchos su mente parecía que había aprendido a correr antes de caminar? Es ahí donde reiteramos la funcionalidad de este hermoso montaje visual, vertiginoso, arriesgado y sensorial, donde nada está metido de más o por pura parafernalia; cada canción, cada imagen, tiene justificación con lo que se plasma en la pantalla, y con cada fragmento que se nos expone de la cabeza de “El Profeta Ciego” saliéndose de los límites de lo establecido por el género documental, quedando en un plano entre lo real y lo imaginario, quizás el Espacio dónde “Major Tom” termino perdiéndose en su misión.
Calificaciones
(Al ser un documental y no contar con actuaciones, la escala máxima por cada rubro es la siguiente: Guion y Dirección tienen 4.75 y Extras: 0.5)
Dirección: 4.25
Guion: 4.25 – El montaje raya en la excelencia en y camina en coordinación con una narrativa de este descubrimiento de la personalidad más allá de la extravagancia de David Bowie.
Extras: 0.5 – La parte musical es fuerte, ninguna canción está fuera de lugar.
Calificación: 9.0 – Obra maestra
Is there life on Mars?
¿Al final de todo esto qué es Moonage Daydream?
Es un regalo para aquellos fanáticos de David Bowie.
Es una cinta que desde sus créditos iniciales y finales ningún minuto tiene desperdicio.
Es una historia acerca de un hombre que en su búsqueda constante de sí mismo probó de todo, pero sin la presión de encontrarse, sino disfrutando cada momento de su vida.
Es un documental que al igual que el icono de quién habla será difícil de encasillarlo en un subgénero del cine de “no ficción”
Y quizás no importa lo que sea, y como dice la canción homónima en la que está basado su título:
“Keep your ‘lectric eye on me, babe
Put your ray gun to my head
Press your space face close to mine, love
Freak out in a moonage daydream”