“Mulan” y el pecado de llamarse Mulan
Con cinco meses de retraso el nuevo live-action/remake de Disney por fin ve la luz, y Mulan se enfrenta a la peor villana jamás antes vista: su versión animada. El gran problema con Disney es el de tomar sus clásicos y rehacerlos en formato de “acción real” con resultados tan mediocres como la “Alicia” y el “Dumbo” de Tim Burton, la fría y sin expresión “Rey Leon”, el innecesario cambio de “Maléfica” y su secuela, la risible “La dama y el vagabundo”, y prefiero no recordar el “Aladdin” de Guy Ritchie y la boba “La Bella y la Bestia”; sin embargo “El libro de la selva” de Jon Favreau y “La Cenicienta” de Kenneth Branagh son solo dos muestras de que las cosas se pueden hacer bien.
Pero la pregunta del millón de dólares con respecto a estos nuevos remakes de los clásicos es ¿que quiere ver el espectador? ¿Que le gustaría ver con respecto a estos remakes?, ¿la historia tal y como la vio en la versión animada?, ¿la misma historia pero con cambios en favor de hacer algo nuevo con otra perspectiva de la historia original?, probablemente estás preguntas jamás tendrán respuestas por el simple hecho de que el mismo público al que van dirigidas, no sabe lo que quiere y nunca lo sabrán.
Con Mulan, Disney tomó una serie de apuestas demasiado peligrosas, unas dieron buenos frutos como el de tener un cast completamente de origen y rasgos asiáticos, o el de quitar por completo los números musicales en pos de realizar una película con ciertos tintes más realistas y dramáticos. Pero sin duda la película tiene grandes fallos dentro del guion sobre todo a la hora de incluir a una de los nuevos personajes, sobre todo al personaje de Gong Li como una villana y mano derecha del temible Bori Khan (Jason Scott Lee), si bien el papel de Gong Li funciona como la perfecta contraparte de Mulan, al ser también la única mujer dentro del ejército del villano, los cuatro guionistas de esta adaptación no saben realmente qué hacer con ella, y solo la usan para ser “la bruja” malvada del cuento y deshacerse de ella con solo una flecha que refuerza el viaje de nuestra guerrera.
La historia viene siendo la misma que la versión animada: un temible ejército está atacando al gran imperio, y el emperador ha ordenado que cada familia deberá entregar a un miembro para ser entrenado para la batalla, y debe de ser hombre, obvio; porqué el rol de las mujeres debe de ser en la casa, dispuestas a visitar a la casamentera para obtener su aprobación y así poder casarse con un buen hombre. Pero Mulan es diferente, desde niña siempre mostró un don (en la película llamado sin explicación “CHI”, así como el de Goku) que al canalizarlo hará que tenga una gran habilidad para las artes marciales, súper velocidad y fuerza sobre humana, pero como es mujer debe de reprimir esa parte en favor de su familia, ya que solo los hombres son los que pueden utilizar el “CHI”.
Mulan desde el principio siente que no encaja en el mundo que le tocó nacer y toma la primera oportunidad que se le presenta para cambiar su destino, por un lado lo hace para salvar la vida de su padre que debido a su edad y a no poder caminar sin ayuda de su bastón, tienen la muerte asegurada en el campo de batalla; y por otro el de huir a su futuro como esposa y ser sometida a su marido y a su familia, hasta aquí el mensaje feminista está bien, pero todo se tuerce cuando más adelante, Mulan y la villana Xian Niang (Gong Li) se enfrentan cara a cara en una secuencia que se ve bonita y está muy bien filmada, pero que cojea demasiado en el peso narrativo porqué una vez más los cuatro guionistas no supieron realmente qué hacer con el personaje de Gong Li.
Pero la decisión más importante que la directora Niki Caro (Whale Rider) hace, es el de suprimir al parlanchín y molesto (sí, molesto y con voz de Derbez en la versión latina) dragón Mushu, para los más puristas esto es una aberración digna de condenarse a los siete infiernos al quitar por completo el elemento cómico y por lo que muchos dicen la esencia de la película misma, pero está versión de Mulan no necesita a ese personaje ni al del grillo ni a los antepasados de Mulan, introducirlos a esta película le restaría aun más credibilidad, si quieren ver a Mushu mejor vean la versión animada. En general “Mulan” bebe más del género Wuxia al ser una película que hace homenaje más al “Tigre y el Dragón” de Ang Lee o “La Casa de las Dagas Voladoras” de Zhang Yimou al mostramos grandes secuencias de peleas de artes marciales muy elaboradas, la primera escena de batalla se ve y se siente épica, o la famosa escena del trailer donde se ve a Mulan pateando una lanza, que a primera instancia desde el punto de vista occidental se ve ridículo y con una falta de lógica interna pero que dentro del cine Wuxia es común.
Si algo hay tener claro es que Mulan es una película mediocre; pero tildarla de ser la peor película del año es demeritar el trabajo de cientos de personas que se vieron implicadas en la producción. Mulan tiene una propuesta visual y artística que se ve impresa en la fotografía de Mandy Walker (Australia), el diseño de producción de Grant Major (Trilogía del Señor de los Anillos), y los efectos visuales de Joe Howes (Avengers: End Game), mientras que la música de Harry Gregson-Williams (The Martian) funciona dentro de la película pero resulta olvidable.
En cuanto a las interpretaciones, Liu Yifei como Mulan da en el clavo para ser la guerrera, la actriz hizo la mayoría de las secuencias de acción siendo hábil con el dominio de las artes marciales, el uso de la espada y montado a caballo, y esa habilidad se ve en pantalla, siendo el clímax una de las secuencias finales donde Mulan pelea con el villano sobre unos andamios de bambú está muy bien coreografíada; el resto de los personajes secundarios solo se quedan en eso, en ser secundarios y esa es otra de las fallas de la película, no existe el mínimo desarrollo de los mismos más que el de la propia Mulan, teniendo a actores como el gran Donnie Yen (saga Ip Man, Rouge One) o al propio Jet Li como el emperador, donde tiene la peor escena de rescate de la historia del cine, pero una vez más eso es culpa de los cuatro guionistas que solo se preocuparon por el personaje de Mulan, y aun así su trabajo desarrollando al personaje principal se siente torpe y metido con calzador.
El mayor pecado de la película es llevar por título “Mulan”, ya que por lógica la versión animada tiene más peso, aún con eso, si dejamos nuestros prejuicios de lado, y las ganas de destrozar cada detalle de la película por mínimo que esté sea, como la ya mencionada escena de la lanza voladora, Mulan es una película que tiene una propuesta artística y visual que otras películas ya desearían, y esa propuesta se ve en pantalla, mediocre si es, pero la peor que Disney nos ha mostrado, no lo creo.