No Time to Die: Un largo adiós para James Bond
Recuerdo que se decía que los números nones de las películas de James Bond eran las que realmente valían la pena, al menos de las cinco películas que marcan la era de Daniel Craig así parece ser. Si volvemos al 2006 cuando estrenó Casino Royal (Martin Campbell), se buscaba a toda costa resucitar al personaje después de que Pierce Brosnan colgara el traje en Die Another Day; con la llegada del nuevo milenio el personaje del súper espía tenía que renovarse para nuevas audiencias, dejar atrás lo fantástico en que se había convertido y las historias que contaban (cof cof al auto invisible y al castillo de hielo en Die another Day), para volverlo más realista, ya que siendo sinceros para esa época la figura del espía venía ya un poco en declive (dos años antes se había estrenado la peor película de la saga Misión Imposible ‘Mission: Impossible II, y en ese mismo 2002 el súper espía inglés, tenía que verse cara a cara con Jason Bourne en ‘The Bourne Idenity’, que ofrecía un respiro al género).
Ahora 15 años después, se le da como nunca antes visto en la historia del personaje, una despedida por todo lo alto al actor que lo interpreta (ni el propio Connery gozó de ese privilegio). Y es que desde su concepción, el Bond de Daniel Craig fue diferente (como olvidar todo el revuelo que causó su elección por ser “guero” de ojo azul); en Casino Royal la dupla guionista Robert Wade-Neal Purvis (que empezaron desde el 99 con ‘007: The World Is Not Enough’, hasta la actual ‘No Time to Die’) optaron por darle una especie de continuidad a cada una de las películas dejando de lado las historias auto conclusivas de las anteriores. Así nos presentan a un James aprendiendo a cómo ser Bond, y que a lo largo de estas cinco películas se va convirtiendo en ese súper agente espía con licencia para matar, mientras también nos mostraba el lado un tanto humano del personaje donde se exploraba un poco de su pasado (y del pasado de otros personajes que órbitaban dentro de su universo, como lo sucedido en Skyfall). Pero claro, no todo es miel sobre hojuelas, ya que ‘Quantum of Solace’ muestra lo peor de una película Bond y en Spectre hubo un punto de no retorno cuando la continuidad que se estaba explorando poco a poco explota de tal forma que pareciera no tener sentido. Es por esto que a Wade y Purvis se le une Fukunaga como guionista y como consultora de guión la actriz, productora y guionista Phoebe Waller-Bridge (Flebag, Killing Eve), para darle un poco más de coherencia narrativa a lo hecho en Spectre.
Después de dos años de estar “enlatada” (No time to Die fue de las primeras en retrasar su estreno, y luego de la disputa entre MGM y los Broccoli por ver si estrenaban en streaming o solo en cine) es que por fin ve la luz está quinta y última cinta del famoso espía inglés con Craig. Con sus casi tres horas de duración, Cary Joji Fukunaga (Sin Nombre, True Detective) tenía en sus manos la labor de poner orden al desastre que se hizo Sam Mendes en Spectre y darle un digno cierre ¿lo logró? Me gustaría continuar con un rotundo “Sí”, sin embargo es un sí a medias, ya que la primera hora y media de metraje, Fukunaga se encarga de arreglar lo hecho en la película anterior.
Antes de la típica secuencia de créditos iniciales, se nos cuentan dos escenas introductorias, una donde en flashback se nos presenta a una infante Madeleine Swann (que de adulta se convertirá en Léa Seydoux) escapando del villano en turno (mas adelante me meteré contigo Malek) para en la segunda regresarnos al presente y ver la idílica vida en el retiro de Bond sin ser un doble 0, y digo idílico ya que en estás secuencias de extremo romance entre Bond y Madeleine la fotografía está en su máximo de colores con una puesta de sol de ensueño sobre la ciudad italiana de Matera, lugar donde está enterrado el cuerpo de Vesper Lynd, primer amor y punto de quiebre para el corazoncito de Bond y que Madeleine recomienda que visite. Es en la tumba de Vesper donde tenemos “LA secuencia de acción” y que hemos visto a lo largo de toda la campaña de promoción desde hace casi dos años.
Con un Bond obligado a salir de su retiro, ya que Spectre todavía sigue tras de él, y con secretos que el y la señora Bond (Madeleine) tienen de su pasado, es que un malentendido entre los dos hace que tomen caminos diferentes, y donde Fukunaga nos avienta a la cara la gran secuencia de la película con todo y fanservice incluido, ya que el Aston Martin DB5 se convierte en otro personaje más cuando la acción fluye de peleas de a pie y saltos imposibles sobre un puente de piedra a una moto para terminar con una persecución por las angostas calles de Matera; si en Spectre ya se nos había presentado este auto pero sin las clásicas características que un auto Bond tiene, en No time to Die el Aston Martin produce humo y suelta las típicas minas para hacer explotar a los autos que los persiguen, y como olvidar esas metralletas que salen de los faros delanteros, fanservice de primera calidad. En este punto, a casi media hora desde que empezó la película y después de la despedida de los amantes, es que la lastimera y aburrida canción de Billie Eilish suena con unos títulos de créditos iniciales que literal salen de la pantalla (la función de prensa fue en sala IMAX 3D).
Con esta separación Bond se aleja por completo de la vida del espía, pero este vuelve a las andadas cuando Spectre una vez más hace de las suyas, ya que una arma biológica ha sido robada de un laboratorio secreto en Londres y donde la CIA de la mano de su antiguo amigo Félix Leiter (Jeffrey Wright) lo recluta para mandarlo a Santiago en Cuba. Aquí es donde entra Paloma, una agente de la CIA un poco inexperta pero muy capacitada en la pelea cuerpo a cuerpo, y es que gracias a Daniel Craig que fue fichada Ana de Armas para el personaje, después de trabajar codo a codo en Knives Out (Rian Johnson 2019) y que sin duda en toda la secuencia de Cuba es ella la que destaca.
Como bien fue mencionado en los avances de la película, nos presentan a un nuevo agente con el número 007; para los más puristas y arcaicos este hecho es una bajeza y una falta de respeto (y un poco misogino), ya que Lashana Lynch interpreta a Nomi como la nueva 007, pero que sin duda y de la propia boca de James Bond termina diciendo que solo es un número (tranquilo onvre, tu James Bond siempre será de género masculino, la misma productora ya se encargó de decirlo). El trabajo de Lashana como la nueva 007 cumple y demuestra estar capacitada para llevar el doble 0 y se contrapone a un Bond que está a punto de volverse obsoleto.
La misión en turno de Bond en ‘No time to die’ es muy diferente a otras misiones, por un lado sí, tiene que salvar al mundo de los malvados planes del villano, o ¿villanos?, tanto Spectre manejado desde prisión por Ernst Stavro Blofeld (un tuerto Christoph Waltz) como Lyutsifer Safin interpretado por Rami ‘el muecas’ Malek, y principal problema de esta película. Si en Casino Royal teníamos al gran Mads Mikkelsen como Le Chiffre y en Skyfall a Javier Bardem como Silva, dos villanos que hicieron temblar a Bond, era de esperar que Malek se quedara corto. Por fortuna su personaje no es caricaturesco, pero en la película se nos intenta explicar que Safin funciona como una contraparte perfecta de Bond, buscando lo mismo pero de diferentes formas, y hasta enamorados de la misma persona; sin embargo no justifican su presencia en toda la película, Malek cae en los manierismos del típico villano de Bond, cara desfigurada, pasado trágico, con un inmenso poder, recluido en una súper fortaleza soviética en medio de una isla entre Rusia y Japón, una lástima que no tenga personalidad y su villano sea lo bastante aburrido y olvidable para ser el último adversario del espía inglés.
Si bien hay un cambio de ritmo hacia el último tercio de la película, donde se nos muestra al villano “en todo su esplendor”, Fukunaga realiza una película que rompe con todas las anteriores de Bond para mostrar su sello como autor alejándose de la acción desorbitante y concentrándose en la despedida del personaje e introduciéndolo en la última misión de su vida, y probablemente la más importante.
Si con Spectre parecía un final mal contado para el personaje retirándolo de su vida como doble 0, en No time to die lo regresan para darle el adiós definitivo de una forma muy emotiva y cumplidora que se sale del típico molde que otras 007, pero que sin duda este seguirá y seguirá, al menos así se nos confirmó al final de los créditos con la leyenda de que James Bond regresará, pero mientras eso pasa, hay que ver si o si esta despedida.