Orphan – First Kill: William Brent Bell por fin hizo una buena película
Apenas hace algunos meses escribía sobre la más reciente entrega de La Masacre de Texas y hacía mención de cómo estamos en medio de un renacimiento de asesinos en el cine, que parecían ya haberse quedado atrás junto a la década de los 2000. Vimos regresar a Michael Myers, a Ghostface, a Leatherface, se habla del regreso de Jason Vorhees y también hay rumores de que Jason Blum quiere traer de vuelta a Freddy Krueger, pero creo que aquí hablo por todos cuando digo que nadie se esperaba el regreso de un personaje como Esther. No solo porque su repercusión en la cultura fue mucho menor a la de los ya mencionados anteriormente, sino porque las condiciones no eran para nada favorables, ni daban pie a que un proyecto posterior fuera posible. Partiendo de que la primera entrega, Orphan (2009), concluía con la muerte del personaje y a eso sumándole el hecho de que la actriz que dio vida a la “niña” asesina, Isabelle Furhman, ya no es para nada una niña.
Sin embargo, la magia del cine (y sus ganas de hacer dinero, claro) hicieron posible, contra todo pronóstico, que el personaje pudiera regresar a la pantalla grande este 2022. Al proyecto se le dio luz verde en 2020 y se anunció que sería una precuela con William Brent Bell a cargo del proyecto, lo cual no daba muchas esperanzas ya que Brent Bell me parece uno de los peores directores de terror de los últimos 20 años, con uno de los peores catálogos dentro del género: The Devil Inside, The Boy, The Boy II y Separation. Es por eso que hoy escribo con sorpresa que Orphan: First Kill me ha parecido una buena película y una digna pieza que se agrega al universo al que dio inicio Jaume Collet-Serra hace ya 13 años.
El filme arranca en enero de 2007 con el escape de Leena Klammer del Saarne Institute en Estonia que, tras dejar un par de cadáveres en su huida, roba la identidad de Esther Albright, una niña de Darien, Connecticut que ha estado perdida desde 2003. Habiendo pasado este tramo del relato, que me parece la parte más endeble del cuerpo de la cinta, Esther se instala con su nueva familia en lo que hasta ese momento pintaba para ser una repetición de la estructura y dinámica de la primera película, en donde Esther intentaba corromper el núcleo de su familia, aprovechándose de su vulnerabilidad y esperanza tras haber recuperado lo perdido. Sin embargo, y es aquí donde encuentro el mayor acierto de la cinta, los guionistas ponen a Esther contra las cuerdas con un pequeño giro de tuerca, haciéndola caer en una inesperada y violenta dinámica contra su madre, que revitaliza el drama y el suspenso de la película, incluso haciendo que por ratos Esther se vea en desventaja y luciendo como la víctima de la historia, aunque la condición de precuela del filme nos advierta el predecible e inevitable final.
Es verdad que Orphan: First Kill arriesga poco o nada, tanto a nivel narrativo como a nivel visual, pero en este caso me parece lo correcto. Brent Bell se remite a materializar en pantalla información previamente proporcionada en la primera cinta, pero que refuerza la lógica interna del universo cinematográfico que plantean estas dos películas. Hay momentos en los que parece que la cinta quiere abordar temas sociales en torno a la discriminación y la xenofobia, principalmente en los momentos que involucran al personaje del hermano, Gunnar, como cuando este le llama “inmigrante rara” a Esther, o cuando afirma que la “gente como yo importa”, pero por fortuna nunca ahonda en ellos, ya que eso los habría metido en un pantano del no creo que pudieran salir sin dar pena ajena.
En conclusión, Esther está de vuelta y dudo que sea la última vez que la veamos. Isabelle Fuhrman ha dicho en sus redes sociales que estaría encantada de hacer una tercera parte y volver a interpretar a Esther, siempre y cuando no se tarden otros 13 años en hacerla. Por el momento han salido victoriosos, ya nos veremos en la próxima.