Parpadea dos veces: O mejor no, porque si no, no le entiendes
Zoë Kravitz está muy decidida a demostrar que ser hija de Lenny no es su único talento. Por eso se aventuró a dirigir su propia película, Parpadea dos veces, una resultona, con una marcada agenda y con muchas ganas de embaucar incautos.
Ella funge directamente como coguionista en esta historia que mezcla suspenso, comedia negra y todo lo que se encuentre a su paso. Nos cuenta la historia de Frida (Naomi Ackis), una chica que pone uñas y es mesera en eventos, donde un día se topa con un multimillonario que está a punto de refugiarse en una isla privada para una clase de desconexión mediática, donde ella será, junto con otras alegres señoritas, objeto las más bajas y misteriosas intenciones de estos señores poderosos.
Desde el primer acto de “Parpadea dos veces” se perciben muchas vibes de ‘Get Out’, que por cierto, Naomi Ackie hace casi que las mismitas caras que Daniel Kaluuya. Como es un poco norma en las primeras películas de un director/escritor, este primer acto se alarga más de lo necesario en el afán de explicarle TODO al espectador, desconfiando en su inteligencia para hilar situaciones y personajes. Y muy poco a poco iremos descubriendo lo que ya sabíamos, que todas estas chicas pasan por un ‘The Stepford Wives’ donde jugarán con sus mentes.
A primera vista, pareciera que quiere hacer una evidencia del perfil de magnate tipo ‘Elon Musk’, con muchos vibes de secta a lo NXIVM, aunque luego, cuando se acerca el clímax, esto se ve diluido ante la revelación de su agenda feminista, que desafortunadamente no cae del todo bien, y esto se debe en gran parte a que, queriendo mezclar comedia negra con thriller, hay gags en escenas donde está pasando algo muy fuerte, y pues el gag termina por sentirse más incómodo que cómico. El resultado de esto es que tanto la crítica a las élites como el punto feminista se sienten incluso más superficiales que forzosos. En algún punto incluso también parecería hacer una denuncia de cómo las disculpas de estos personajes del poder por sus constantes acciones negativas es sólo algo performático y de dientes para afuera. Las buenas intenciones están. Las materializaciones asertivas, no tanto.
Llama la atención la estética visual, a cargo del cinefotógrafo que hizo Euphoria y varios videos de Kendrick Lamar, pues desde un principio vemos planos muy preciosistas en locaciones ya impactantes de por sí (sí, es el Museo Soumaya y Yucatán), sin embargo muy pronto empieza a parecer que están ahí para vestir algo como un video musical o una editorial de moda, sin realmente sumar algo valioso a la narrativa. Hay también muchos planos y tomas que están directamente inspirados en Midsommar; y al igual que a Ari Aster, a Kravitz se le pierde el relato un poco en aras de lo estético (un embauca incautos de toda la vida, vamos, “apantalla pendejos”, diría mi abuelita).
Igualmente, como en todo primer trabajo, en “Parpadea dos veces” hay muchos esfuerzos en el apartado técnico, pero poco acertados. El audio está intencionalmente desbocado en infinidad de escenas como para sumarle tensión a las situaciones, algo completamente innecesario si consideramos que el relato va creciendo naturalmente en suspenso. Hay un exceso de detalles auditivos que igualmente no suman nada a la narrativa, haciendo que gran parte de la película nos sintamos dentro de Tik Tok. Que tu ASMR, dí.
La parte coral es tal vez uno de los aciertos mejor logrados de “Parpadea dos veces”. Channing Tatum está bastante bien en su papel de millonario con secretos agresivos, proveyendo al personaje de matices efectivos. Y aunque la protagonista Naomi Ackis está también muy correcta, hay muy poca química entre ambos, y esto juega en dos vías, dándole indirectamente cierta credibilidad a la relación rara que tienen ambos personajes.
Es Adria Arjona quien sigue sorprendiendo con las buenas interpretaciones que da, evolucionando su personaje acertadamente a pesar de la falta de profundidad del mismo. Hay, desafortunadamente, una serie de personajes que no terminan de justificar su presencia y que por ende hacen parecer desperdiciados a talentos tan grandes como Geena Davis, Kyle Maclachlan y Haley Joel Osment (sí, el de El Sexto Sentido).
“Parpadea dos veces” es en general, una película muy ambiciosa, que intenta navegar entre el misterio, el thriller y la comedia negra apenas alcanzando lo mínimo aceptable y quedando en el borde de esa línea donde no sabes si tomártela en serio o reírte. No obstante, consigue un poco más de lo que puede lograrse en una ópera prima. Habrá que ponerle atención a la Señorita Kravitz.