Península: Un tren que se debió quedar en Busan.
Fue en 2016 cuando se estrenó la primera película que Yeon Sang-Ho dirigiera en acción real, “Train to Busan” o “Estación Zombi” llegó a cautivar a toda una horda de fans del subgénero de películas de zombies, que cansados por productos como The Walking Dead que temporada tras temporada su propuesta se fue diluyendo. El mayor acierto que Sang-Ho imprimió en “Train to Busan” fue la mezcla de elementos como el drama familiar y el humor bajo el contexto de un apocalipsis zombie; si bien esta mezcla de humor y zombies ya se habían explorado en este nuevo siglo con “Zombieland” ó “Shaun of the Dead”, el humor que maneja Sang-Ho lo vuelve más crudo y mete de lleno la crítica social.
Pero antes de que “Train to Busan” se estrenara, Yeon Sang-Ho estrenó un año antes “Seoul Station”, película animada que funciona como una precuela o primera parte donde posiblemente conocemos al paciente cero que desatará la caída de la ciudad teniendo como escenario principal la estación central, desde aquí ya veremos el interés de Sang-Ho por retratar los lazos padre-hijos y que en Train to Busan explorará más a fondo.
Corte a: cuatro años después del éxito de Train to Busan, con un presupuesto aproximado a los 16 millones de dólares, Yeon Sang-Ho escribe y dirige “Península” película que forma parte de esta antología llamada “Train to Busan Presents”; la película desde el inicio nos sitúa en este apocalipsis zombie donde todos los habitantes de Corea del Sur intentan escapar y salir del país, ahí conocemos a Jung-seok, un militar de alto rango que está sacando a la familia de su hermana del país, a bordo de un barco, cientos de pasajeros entre civiles y militares viajan con rumbo a Hong Kong.
Lo que parecería a simple vista, es que esta vez la acción se desarrollará dentro del barco en cuestión, así como ya fue dentro de un tren a alta velocidad o dentro de una estación, pero no es así, en cuestión de minutos esta secuencia del barco sólo funciona como un simple prólogo para lo que Sang-Ho nos tiene preparados. Así en un salto en el tiempo de cuatro años, los que lograron sobrevivir y salir de Corea del Sur, son refugiados en Hong Kong pero tratados como ciudadanos de tercera y marginados por la sociedad. Aquí nos reencontraremos con él ahora ex militar Jung-seok que es contratado por la mafia para regresar a la “Península”, en específico a la ciudad portuaria de Incheon, con la misión de recuperar un camión con 20 millones de dólares de cargamento. Jung-seok y tres refugiados más son los elegidos para regresar de nuevo y encontrarse con una ciudad en ruinas, con puentes destruidos y calles infestadas de zombies que como nos lo hacen saber de nuevo, son ciegos por la noche; pero con lo que no contaban es que dentro de la ciudad no solo hay zombies, sino que también está la Unidad 631, una banda de mercenarios que recorre la ciudad buscando comida y capturado a otros sobrevivientes para hacer que luchen cuerpo a cuerpo con los zombies, dentro de una gran jaula.
Hasta aquí y en papel suena muy convincente la trama de la película, pero los problemas empiezan cuando estas ideas interesantes se convierten en un montón de secuencias mal ejecutadas, tanto así que en un punto de la película los mismos zombies dejan de sentirse como la amenaza real de los personajes y pasan a segundo y en mi opinión a un tercero. Y mas risible cuando la propia película introduce elementos que están muy mal planteados en el guion, empezando con las secuencias de persecución donde nada es creíble y el CGI deja mucho a desear, el render de la camioneta manejada por una adolescente se percibe como de un videojuego mal hecho, yo jugando al GTA es más emocionante y divertido.
Yeon Sang-Ho se recrea en estas imágenes donde trata de emular más a Mad Max con toda la Unidad 631 persiguiendo a nuestros protagonistas a bordo de carros equipados para matar y atraer zombies con luces y bengalas; todo para llegar a un climax donde el ritmo acelerado que traía desde el inicio se diluye por completo para meternos a la fuerza secuencias en cámara lenta con la música en su máximo decibel, y donde el factor melodramático termina por explotarnos en la cara.
La maldición de “Península” es pertenecer al universo de “Train to Busan”, ya que ésta subió la vara muy alto; a su favor tiene que como película de acción funciona muy bien, y como lo hizo en “Train to Busan” el estilo visual se ve pulido, a pesar de que en ocasiones el CGI no es del todo convincente, las pequeñas secuencias donde vemos a los no-muertos en acción están muy bien realizadas y son aterradoras, esa secuencia donde gracias a la luz de la luna podemos ver que a través de una ventana hay un puñado de zombies queriendo salir, dice mucho de las ideas bien ejecutadas detrás del guion.
A pesar de la buena propuesta que Yeon Sang-Ho y su equipo traían con “Península”, y que se ven en secuencias al azar de la película, termina por convertirse en algo por completo diferente, y donde el factor melodramático es la cereza de un pastel que se ve bonito, pero que al comerlo está crudo e insípido.
https://youtu.be/j7ErM4b7WDk