Pieces of a Woman, y el duelo invisible
Después de su paso exitoso por el Festival de Cine de Venecia, dónde la cinta no solo recibió buenas críticas, sino también la Copa Volpi a Mejor Actriz para Vanessa Kirby, por fin se ha estrenado en Netflix Pieces of a Woman, la nueva cinta del director húngaro Kornél Mundruczó, quien regresa 3 años después de su último filme Jupiter’s Moon, con la que compitió en el Festival de Cannes en 2017.
Martha (Vanessa Kirby) está esperando a su primer hijo junto a su pareja, Sean (Shia LaBeouf), y ambos han decidido que el parto sea en casa y bajo la supervisión de una partera profesional. Llegado el momento, se realiza el parto, en uno de los planos secuencia más inquietantes y mejor logrados del 2020, pero desafortunadamente el bebé no sobrevive. Y es aquí donde de verdad empieza la verdadera travesía. El recuento de los daños. Las secuelas de la tragedia.
Si bien se agradece que el director no haya escogido el camino del melodrama telenovelero y esos estereotipos horribles (y desinformados) sobre la depresión, dónde la persona después de experimentar algún suceso traumático lo supera comiendo helado, mientras ve una película en su computadora y se seca los mocos de tanto llorar en una cama desarreglada, también debo decir que peca de pretencioso (aunque usar la palabra “pretencioso” me haga sonar pretencioso a mi mismo) queriendo hacer de su filme algo más solemne de lo que realmente es. Es decir, lo que pudo haber sido la exploración a profundidad del dolor y las etapas del duelo, se queda en algo muy vago, incompleto, y lleno de metáforas facilonas que solo denotan la grandilocuencia con la que el director percibe su propia obra.
Las señales de que Martha está pasando por un momento emocional difícil son claras, al menos al principio, se nota la ira y la frustración que le ocasiona la incertidumbre de haber tenido que experimentar la perdida de un hijo tan pronto. También vemos la desconexión que empieza a haber entre ella y su entorno: renuncia a su trabajo y se aísla de su pareja y de su familia. El problema es que el director no solo la aísla de ellos, sino también de nosotros los espectadores, más allá de esto que acabo de relatar, no vamos a saber mucho más de Martha, de sus emociones y de como lidia con ellas hasta el final, porque el director decide empezar a divagar en otras situaciones y otros personajes, a los que tampoco logra explorar y definir del todo. En un ejemplo más concreto, la escena dónde Sean está obligando a Martha a tener relaciones con el y ella se niega y después de un forcejeo no pasa nada, Kornél en lugar de mostrarnos como vive eso su protagonista, decide seguir a Sean saliendo enfurecido de su casa, para luego soltarse en llanto en una banca viendo hacia el mar, como intentando justificar el accionar de este, en lo que hubiera sido básicamente una violación. En todo caso, si le parecía necesario mostrar la frustración de Sean, que no tendría que ser necesariamente malo, a fin de cuentas la perdida del hijo fue de ambos, lo ideal es que hubiera mostrado la de ambos, ya que el vínculo con Martha tendría que ser más fuerte entre ella y nosotros, al ser ella la que vivió no solo el dolor emocional de la perdida, sino también el dolor físico de un parto increíblemente doloroso, y a esas alturas del filme ese vínculo seguía estando bastante endeble. Digo, la película se llama Fragmentos de una MUJER y de esos fragmentos se ve poco y de esa mujer todavía menos.
Pieces of a Woman es más un ejercicio de actuaciones que una película completamente desarrollada, dónde Vanessa Kirby es la que arrasa con todos, a pesar de que el guion parece ir en contra de ella por momentos. Shia LaBeouf raya en la parodia con su sobreactuación en un papel donde prácticamente se tenía que interpretar a el mismo, un alcohólico violentador de mujeres. Al final, Mundruczó prefiere mostrarnos solo la catarsis de Martha al final con su discurso en el juicio que hacernos cómplices de todo su proceso. Prefiere mostrarnos una semilla que se convierte en árbol, un invierno que se convierte en verano y un puente a medias que se termina de construir, como si un cúmulo de metáforas fuera más valioso que una historia bien contada.