Predator: Killer of Killers – En busca del mejor cazador
¿Alguno de ustedes recuerda cuándo se auguraba la infantilización de las antiguas propiedades de FOX después de la compra de Disney? Pues resulta que, a diferencia de lo ocurrido con “Star Wars”, el ratón ha estado haciendo un buen trabajo revitalizando e inyectando nueva vida a estas viejas franquicias, lo que prueba que se necesita mucho ingenio para volver a los primeros reflectores. Primero fue la cuarta de “Planet of the Apes”, luego “Alien: Romulus”, y ahora le toca de nuevo al otro extraterrestre icónico probar su valía, esta vez con una bola curva en la forma de “Predator: Killer of Killers”.
Para empezar, el proyecto está dirigido por Dan Tratchtenberg, quien tomó por sorpresa a todos con la pasada “Prey”. Esto demuestra que estamos ante un director que entiende el universo de la saga y respeta a sus fans al apegarse a lo antes visto mientras también brinda nuevos elementos que se incorporan a la mitología del cazador. La decisión de hacer a esta entrega animada con el estilo “Spider-verse”, asemeja el aspecto de una novela gráfica estilizando las escenas de acción, con mucha sangre a galones y brutales destripamientos gráficos. Con esto basta para saber que Predator: Killer of Killers no es para niños, también dando más flexibilidad a las posibilidades que plantea la historia.
La historia de Predator: Killer of Killers es en realidad una antología salvaje que abarca tres épocas distintas, cada una con un diferente protagonista, conflicto y hasta estilo narrativo. Las coreografías dinámicas aprovechan los elementos históricos que aparecen en cada segmento, ya sea el territorio helado de la Escandinavia vikinga, los interiores de la arquitectura del Japón feudal y la batalla aérea que sucede en los cielos de la Segunda Guerra Mundial. La exploración de diferentes culturas cohesiona toda la narrativa, de modo que, a pesar de que cada parte tiene su propia identidad, se siente todo como un conjunto.
El ritmo de Predator: Killer of Killers es ágil y ayuda a que sea fácilmente digerible, va a lo que va y no pierde el tiempo con relleno. La banda sonora de Benjamin Wallfisch realza la intensidad de las escenas de acción y las hace más emocionantes, hasta las muertes más explícitas son creativas por la precisión de las coreografías. La gran variedad de escenarios, personajes y Depredadores (cada uno adaptado a su respectiva época y oponente) hace que la trama sea más dinámica y evite la monotonía, consecuencia de aprovechar el medio animado para dar más libertad creativa (y también explicar algunas exageraciones argumentales).
Dicho esto, hay que admitir que, debido a que cada segmento dura unos 20 minutos, no hay tiempo para desarrollar a los personajes, pero sabe mantener el conflicto interesante de inicio a fin para que el clímax aumente la tensión. Sin embargo, es justo en ese final dónde ocurren las mayores conveniencias, se acelera el ritmo y desequilibra la lógica interna, dejando mal parados a los Depredadores (hay momentos donde deberían actuar y matar a los humanos, pero no lo hacen porque se acaba la historia). Quizás un cliffhanger hubiera quedado mejor y dejar todo en suspenso, porque, así como está, da la impresión de asemejarse más a ver un episodio piloto para una serie de televisión (no me extrañaría si esto fuera real).
Lo que parecía un entremés para hacer tiempo hasta la llegada de “Predator: Badlands” es en realidad una entrega que expande el universo de la saga de una forma absorbente y digna. Pese a que Predator: Killer of Killers tiene un cierre un tanto débil, no deja de impresionar cómo Disney está reinventando y dándole un buen uso a las antiguas propiedades de la FOX. Por cierto, la última escena propone algunas teorías, así que estén listos para la especulación.