Priscilla: Que quede prohibido escuchar a Elvis

El verdadero problema de Priscilla no es su manipuladora historia sin trasfondo sobre el maltrato, la maltratada y/o el maltratador, sino Sofia Coppola, sin duda una de las grandes mentiras que nos ha vendido el cine “moderno” y que solo por llevar “ese” gran apellido, piensa que al dirigir decenas de secuencias inconexas por arte de magia se conectarán o lograrán un desarrollo narrativo lógico dentro de la sala de edición.

Siempre ha sido así, pues la burra que tocó la flauta con “Lost in Translation” parece la madrina de una pretensión narrativa patética y progresista en la que sus personajes deambulan por escenas y escenarios esperando que el espectador se sienta identificado con la repetición de situaciones y/o emociones desplegadas. Podría ser, si es que dichos momentos representaran una progresión estructurada del conflicto y no se repitieran de manera insoportable intercalándose con su espantoso “timing”.

La nueva cinta de Sofia relata la historia de la pobre Priscilla Presley, una jovencita inocente que fue hechizada por el carisma de Elvis Presley, sufriendo maltratos de parte de la conocida leyenda del rock.

Dicen que un “mentiroso” puede ser descubierto en su “mentira” cuando al preguntarle sobre una situación, este sobre explica las cosas una y otra vez, como tratando de forzar la realidad y por ende agregando cosas irrelevantes a una respuesta simple y directa. No me atrevo a negar que el “Rey del Rock” haya sido un abusador, opresor e “hijo de puta” como se muestra incansablemente en el relato, pero el problema es que el desarrollo de la cinta expone esta situación precisamente como si fuera una mentira, con una productora (Priscilla Presley), una directora (Coppola) y un guion adaptado (del mismo libro de la productora), en donde cada corte representa el mismo abuso psicológico, emocional y/o económico de Elvis hacía Priscilla, solo cambiando el entorno (sala, cama, carro) o el vestuario – maquillaje.

La situación se agrava cuando Coppola – Presley prescinden de cualquier trasfondo por el cual uno abusa y la otra se deja abusar. No hay construcción de perfiles en estos personajes, lo cual hace que la narrativa se sienta como una “Tragedy porn” en donde la protagonista está a la merced de un monstruo sediento por oprimir. Esto no solo hace de Priscilla un personaje meramente unidimensional, sino cero empático y en donde más allá de crear una simpatía, conexión o tan siquiera lástima hacía con el espectador, origina un rechazo a tan absurda situación de codependencia, la cual existe, es manifestada, es real, pero cero desarrollada.

Con la figura de Elvis pasa lo mismo, un villano plano que habla, pega y grita, pero que cuenta con ningún contexto válido que dé un significado a sus deplorables acciones. La cinta empeora progresivamente al no incluir a ningún otro personaje en escena, siendo estos solo parte de la escenografía y no aportando nada al relato, algo que sencillamente es ridículo, pues  siendo una cinta meramente sobre el abuso, el contexto del mismo debería ser alimentado por los núcleos amistosos, familiares y/o de la media, no solo para agregar un dinamismo con el que no se cuenta, sino para dar una validación a la emoción de la autora, guionista, directora y por supuesto, personaje.

La edición es paupérrima (como en casi todas las películas de Sofia). No solo da saltos de tiempos y momentos sin sentido, sino que también se vicia al enfrascarse y repetir una situación “n” número de ocasiones, alargando su primer acto de manera insoportable, para conformarse con tener una conclusión de lo más apresurada y forzada, como si la etapa adulta y la salida de aquella prisión en la que vivía el personaje fueran irónicamente insignificantes.

Al vergonzoso montaje se le abona el pobre diseño de maquillaje y vestuario. La audiencia deberá hacer uso de su imaginación y pensar en cuantos años agregan un “chongo”, una sombra en los ojos o un diferente color de lápiz labial, pues el paso del tiempo en los actores es prácticamente nulo. Como si se tratasen de muñecas “pinypon” o “playmobil”, la producción solo se encarga de cambiar pelucas o vestuarios a estos niños que juegan a ser Elvis y Priscilla, como si se tratase de una obra teatral de la escuela primaria, donde los padres deben maquillar a sus mocosos para que estos representen personas adultas. Es impresionantemente burdo.

Las actuaciones quizá sean lo mejor de la cinta. Caille Spaeny hace lo que puede para tratar de aparentar más edad, mientras que Jacob Elordi hace lo que puede para aparentar ser un hijo de puta con más edad. Sobrevaloradas, pero aún así el mejor valor del film, deseando que estos dos actores en un futuro tengan mejores personajes y una dirección un poco más eficiente que la que tuvieron con Sofia.

En cuanto a ciertos valores técnicos, la decisión por mantener la pantalla toda sombría quizá no haya sido lo correcto. Su propositiva y claustrofóbica fotografía simboliza de cierta manera el sentir y la situación de su protagonista, atrapada con el culero del Elvis y su irrelevante e inexistente (al menos narrativamente) familia y amigos. El abuso de esta oscuridad es también, al igual que su repetición de escenas, cansado, y que aportara al efecto somnífero en el que caerán muchos espectadores.

Esto no es una terapia. Tampoco son noticias. Es cine. Las mujeres sufren abusos a diario, son asesinadas y la sociedad y el estado ¡NO HACEN NADA! Pero tampoco lo hace Sofia, exhibiendo una inutilidad directiva en una historia plana y unidimensional que tristemente será “reverenciada” solo por su tema, dejando de lado su poca calidad fílmica.

Otra cinta sobrevalorada para el currículo de Sofia Coppola ¡Y NADIE HACE NADA!

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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