Queer: Call me by your sugar daddy.
En este punto de la vida, nadie duda que Luca Guadagnino es uno de los más sobrevalorados directores del cine mundial. Por eso es que la expectativas con Queer no eran altas después de lo ‘apantalla pendejos’ que resultó ‘Challengers’, pero, a título personal del que aquí escribe, había mucha curiosidad por ver cómo abordaba un tema LGBTIQ+ con tanto arraigo como es los inicios de la apertura hacia estas diversidades. El resultado en ‘Queer’, una mamarrachada de dimensiones épicas. Acá les contamos.
En ‘Call me by your name’, Guadagnino nos mostraba el despertar homosexual de un post adolescente con un adulto a través de una historia simple, ñoña, pero románticamente resultona. En ‘Queer’ tira hacia el que pareciera el siguiente paso en la vida de un hombre homosexual: la libertad sexual y la búsqueda de llenar vacíos emocionales.
Basándose en la novela homónima de William Burroughs, ‘Queer’ nos cuenta la vida como expatriado de William Lee, quien en la Ciudad de México de los 50’s pasa sus días en el ocio hasta que conoce a un chico, significativamente más joven con el que desarrolla una relación, complicada es lo menos que podemos decir.
Guadagnino quiso representar de forma barroca la novela ‘Queer’, que toma su nombre de la forma en que se identificaba a las personas LGBTIQ+ en aquellos años, y desafortunadamente no sólo falla en la adaptación, que se queda tímida ante lo sucia, provocadora y pasional de la obra original, sino que en su realización tampoco logra mostrar fehacientemente el México de esos años. Amén de que parece inverosímil la libertad con la que se mueve esa pequeña comunidad ‘Queer’ abiertamente en una sociedad como la mexicana a mediados del siglo anterior.
Si la polémica ‘Emilia Pérez’ muestra a México sin previa documentación o investigación de cómo es en realidad, ‘Queer’ lo hace de una forma inexacta, con decorados que además de verse de vil cartón y dibujados, se antojan más a algún pueblo italiano. De no ser por el Monumento a la Revolución o una que otra cantina cliché, nunca adivinaríamos dónde está ambientada la película. Y desafortunadamente sucede con todas las locaciones, donde intenta ser Sudamérica con pueblos costeros y una selva por demás falsos.
Hay una falta de cohesión entre los 3 capítulos en los que se cuenta la historia, provocando que cada uno parezca una película distinta. En parte también porque nunca son claras sus intenciones, el relato es tan tímido que el personaje de Craig termina pareciendo más cualquier viejo cochino que un hombre homosexual en busca del significado de sus sentimientos. Y es que, al no conocer bien las intenciones del personaje, parece que sólo acosa al pobre chico inexperto hasta lograr enredarlo. Vemos personajes con mucho sexo pero cero corazón. Y esto, más allá de reivindicar al movimiento LGBTIQ+, termina diciendo que eso somos, personas movidas sólo por el instinto sexual. Vale que puede ser, sucede, pero la novela original ‘Queer’ no iba de eso.
Hablemos ahora de la parte actoral. Si bien Daniel Craig está comprometido con ‘Queer’, al no tener el personaje con un background profundizado, termina sólo siendo un señor haciendo pucheros, sintiéndose sólo, drogándose y obsesionado con echarse un viaje en ayahuasca. Drew Starkey como el sugar baby que se deja consentir parece estar más y mejor ubicado en su papel, también considerando que su personaje no se resiente tanto ante lo superfluo de la escritura. Dígamos que el elenco hace lo que puede con lo que tiene.
Tal cual en ‘Challengers’, ‘Queer’ quiere valerse de una estética visual envolvente para que el producto final se vea bonito. Y nada más. Considerando incluso que la fotografía en la de los tenistas era mucho más dinámica, más acorde a la temática. Aquí, durante los 2 primeros capítulos, podría funcionar, de no ser por el apartado del diseño de producción, que como ya mencionamos, es paupérrimo.
La parte musical a cargo de maestros como Trent Reznor y Caetano Veloso tiene un valor de cero si consideramos que debería realzar la película, acompañar los momentos clave o meter al espectador en el mundo que quiere contar. Aquí se queda sólo en una propuesta ‘interesante’… si la disociamos de la película. Realmente no suma ver a Daniel Craig haciendo una felación con música de Nirvana.
POR FAVOR ALGUIEN PARE a Luca Guadagnino de hacer películas infumables y apantalla pendejos. En ‘Queer’ quiso jugarle al Almodóvar, y no llegó ni a Manolo Caro – La Casa de las Flores.