Raiders of the Lost Ark, la gran aventura de Indiana Jones

Hace poco más de tres décadas fue estrenada una película que de forma inevitable me hace recordar con nostalgia -al tiempo que regocijo- los momentos más bellos de mi infancia, sentimiento que sin duda comparto con mis contemporáneos de la generación X.

Iniciaba la década de los ochenta y acababa de cumplir seis años. En México todavía existían los cines que contaban con salas gigantescas y dulcerías en donde vendían palomitas de maíz, que podían olerse desde la entrada, donitas calientes, sándwiches en triángulo, copas de helado y gaznates. Y lo mejor, la permanencia voluntaria permitía ver hasta cuatro veces seguidas la misma película pagando un solo boleto.

 

El recuerdo vive fresco en mi memoria. Se levanta el telón y a los pocos minutos de iniciada la película, en aquella gran pantalla observo a un hombre de espaldas que usa sombrero y pistola. Uno de sus acompañantes intenta dispararle y antes de que yo pueda gritar para advertirle, él lo desarma con su látigo. El aventurero roba un ídolo, es perseguido por una roca gigantesca, escapa de unos aborígenes que le disparan flechas envenenadas y se lanza colgado de una liana. Desconozco su nombre y poco me importa; lo único que sé es que, de ahora en adelante él será mi héroe… y el de toda una generación.

 

Nace el proyecto

A finales de los años setenta, dos jóvenes directores revitalizaron el cine de ciencia ficción. George Lucas con La guerra de las galaxias y Steven Spielberg con Encuentros cercanos del tercer tipo. Lucas desde tiempo atrás tenía en mente llevar a la pantalla una historia que tuviera la esencia de los seriales de aventuras que admiraba tanto en su adolescencia y en Spielberg, fanático del agente 007, encontró su mejor cómplice.

Indiana Smith se llamaría el protagonista, por ser el nombre del perro favorito de Lucas (en Indiana Jones y la última cruzada cuando es revelado que su nombre es Henry, su padre aclara “Indiana era el nombre del perro”). A Spielberg el apellido Smith le parecía demasiado común por lo que fue cambiado a Jones.

Lucas con el apoyo de Philip Kaufman (director de Sol Naciente y La insoportable levedad del ser) escribió el argumento, a partir del cual Lawrence Kasdan realizó el guión. Los bocetos de Indiana Jones fueron realizados por Jim Steranko, dibujante del comic Nick Fury. El diseño del personaje resultó una mezcla de Humphrey Bogart en El tesoro de la sierra madre y Doc Savage, el hombre de bronce.

 

En Busca de Indiana Jones

El productor ejecutivo George Lucas y el director Steven Spielberg, se dieron a la tarea de buscar un rostro para Indiana. Realizaron castings durante seis meses sin éxito. Decepcionados encontraron como última opción ofrecerle el papel a Tom Selleck, estrella de la serie Magnum P.I., sin embargo la existencia de un contrato previo con la televisora y la negativa del apuesto actor, evitaron que el investigador privado se pusiera el sombrero.

Una noche mientras Spielberg miraba una función privada de El imperio contraataca supo que su búsqueda había finalizado y que Harrison Ford sería perfecto para el personaje. Al principio hubo una negativa por parte de Lucas, quien prefería que Ford no estuviera en las dos sagas que estaba realizando. Para fortuna nuestra terminó por ceder.

Harrison Ford demostró que Spielberg no estaba equivocado. Hizo de Indiana Jones un héroe valiente, inteligente y tenaz, pero vulnerable (como lo muestra su fobia a las víboras). Aunque el personaje no cuenta con una identidad secreta, se nos presenta como un hombre con una doble vida. Basta analizar dos escenas, en una el Dr. Jones, usando espejuelos y corbata de moño, imparte una clase de historia en donde los coqueteos de una alumna lo ponen nervioso. En otra escena, el otrora tímido profesor ahora vestido como Indiana lucha con unos espías para evitar el rapto de su chica.

Uno de los momentos más divertidos, es precisamente cuando un árabe reta a Indiana después de demostrarle su destreza con el sable y el arqueólogo acaba con el problema disparándole en la frente. La idea fue de Ford y a Spielberg le encantó la sugerencia.

 

¿De qué trata Cazadores del Arca Perdida?

En 1936, el servicio secreto norteamericano encarga al arqueólogo y profesor Jones (Harrison Ford), la búsqueda del Arca de la Alianza que contiene los diez mandamientos otorgados a Moisés. Sin embargo en la carrera por obtener el mítico objeto, Indiana Jones deberá enfrentarse a los nazis quienes pretenden apoderarse del arca para controlar al mundo. Con la ayuda de su antigua novia Marion Ravenwood (Karen Allen) y su amigo Sallah (John Rhys Davies), Indiana Jones se pone en ventaja al encontrar mediante un medallón el sitio exacto donde se encuentra enterrada el arca.

Sin embargo, René Belloq (Paul Freeman) el arqueólogo francés que le quita de sus manos el ídolo de oro al principio de la cinta y que ahora colabora con los nazis, de nuevo agradece que le facilite el trabajo.

Indy disputa con los villanos la posesión del arca, sorteando distintos peligros que incluyen: escapar de un pozo infestado de serpientes, pelear a puño limpio con un gigante alemán y en la que podría considerarse la escena más emocionante de la cinta, ser lanzado a través del parabrisas de un camión, abordarlo de nuevo con ayuda de su látigo y darle al conductor su merecido (acciones musicalizadas con la inolvidable partitura The Raiders March de John Williams).

Finalmente el arca es transportada hasta una isla secreta en donde los nazis planean abrirla antes de llevársela a Hitler. En ese lugar Indiana y Marion son atados a un poste. Indy insiste en que no deben abrir los ojos pase lo que pase. Al ser abierta el arca, se desata la ira de Dios, representada por unos rostros fantasmagóricos y un tornado de fuego. Belloq preside la ceremonia religiosa y aunque exclama emocionado “¡Es bellísimo!”, pronto es presa del pánico al ver como esos seres se transforman en algo monstruoso. Los nazis terminan pagando el precio de su ambición. La fuerza divina destruye al ejército del mal.

El gobierno agradece a Jones por encontrar el arca, sin embargo ante la insistencia del arqueólogo para que le permitan analizar sus poderes, se niegan. Argumentan que ya tiene expertos que se encargan del asunto. Indiana triunfa sobre los alemanes pero es derrotado por su propio país. Desconsolado dice a Marion “No saben lo que tienen en sus manos” a lo que ella responde segura “Pero yo sí sé lo que tengo, vamos te invito un trago”. Resignado el héroe le ofrece el brazo. No todo está perdido.

La escena previa a los créditos finales muestra a un sujeto en un almacén gigantesco depositando el arca entre miles de cajas guardadas como secreto militar en alguna base de los Estados Unidos. En la infame cuarta entrega Indiana Jones y el Reino de la calavera de cristal hay un guiño que hace referencia a esto.

 

Reconocimiento y repercusiones

Desde su estreno el 12 de junio de 1981 en los Estados Unidos, la cinta se volvió un éxito de taquilla recaudando 335 millones de dólares en todo el mundo. Indiana Jones se convertiría en uno de los más grandes iconos del cine de aventuras, sitio que durante dos décadas había sido casi exclusivo de James Bond.

Nominada para ocho Oscar, incluidos los de mejor película y mejor director, el filme recibió cinco premios en las categorías de sonido, montaje, efectos de sonido, escenografía y efectos visuales.

Las imitaciones no se hicieron esperar. Películas de ínfima calidad intentaban emular sin conseguirlo las aventuras de Indy. Las minas del rey Salomón con Richard Chamberlain y Sharon Stone, Firewalker con Chuck Norris y Los aventureros del fin del mundo con Tom Selleck son sólo algunos ejemplos. La televisión también aprovecharía el impacto con dos series, Las aventuras de Frank Buck y Las Leyendas del Simio de Oro.

Pero Indiana Jones solo había uno. El éxito obtenido generaría tres secuelas, Indiana Jones y el templo de la perdición, Indiana Jones y la última cruzada y tal vez la más cuestionable y menos trascendente Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. También se realizó una serie para la pequeña pantalla con el título Las crónicas del joven Indiana Jones, que como su nombre lo indica, narraba la infancia y adolescencia del aventurero, la cual no funcionó – en mi opinión – debido a sus pretensiones didácticas.

A 36 años de debutar en la pantalla grande, el hombre del látigo y el sombrero ya forma parte de la galería de los más grandes héroes cinematográficos de todos los tiempos.

La razón es obvia. Como alguna vez declaró Harrison Ford en una entrevista “Interpretar a Indy es fácil, a qué niño no le gustaría ser Indiana Jones”.

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Acerca del autor

Flaco Cachubi     blogcinefantastico.blogspot.mx/

Amante del séptimo arte desde que tiene memoria o lo que es lo mismo desde que vio Superman. Sus géneros favoritos son el horror, la fantasía y la ciencia ficción. Ferviente admirador de Hitchcock y asiduo lector de Stephen King. El cine de luchadores, su máximo placer culposo. Se describe a sí mismo como un ser viviente que cultiva su mente, para ser un cadáver muy culto.


1 Comment

  • La idea de dispararle al espadachin fue debido a que Ford andaba muy malo del estomago debido a los alimentos que comieron durante las escenas en el pueblo desertico. Cuando le plantearon la escena original a Ford, este seguro le ha de haber dicho a Spielberg “no seria mas facil dispararle y ya?”… y el resto es historia

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