Recomendaciones para escapar de la cartelera

Como ya es costumbre aquí en Cinescopia y gracias a la iniciativa de ustedes estimados lectores, cinéfilos, espectadores, amantes del arte y/o palomiteros que mantienen este recinto del buen gusto a flote gracias a su preferencia, vamos con las ya clásicas recomendaciones para darle la vuelta a la cartelera, pues créannos que al menos en esta primera quincena del mes las necesitarán más que nunca (Ya les dirá el cazarrecompensas porque en su pronóstico)

Recuerden que este post no acaba en las recomendaciones de los autores, pues ustedes son parte fundamental del mismo al igual que del blog mismo, pues con sus propuestas redondeamos esta bonita sección comunitaria. Esperamos así todas sus recomendaciones en los comentarios, pues aunque no lo crean, los films que nos ponen son en veces verdadera tarea para todos nosotros también.

En esta ocasión tendremos 7 autores revelando sus gustos, así que agárrense que hay mucho material bueno para pasar ratos agradables en casa en compañía de su ser predilecto disfrutando una buena película. También aprovechamos para informarles que esperemos que esta sección crezca gradualmente (como lo está haciendo) gracias a la incorporación de dos nuevos autores que en breve les darán sus saludos

El Gran Escape (The Great Escape, John Sturges, 1963)

ELTigre y ELTiempo

¿Quieren disfrutar de una épica que ya no se ve en el cine actual, quieren estar al filo del sillón, interesados en el destino de un puñado de hombres, quieren sufrir sus caídas, alegrarse por sus pequeñas victorias, quieren emocionarse con el desenlace? Entonces, una de las mejores opciones es ver El Gran Escape.

Dirigida por John Sturges, que años antes dirigió Siete hombres y un destino, cuenta la historia (como ustedes saben o han intuido) de la fuga masiva de prisioneros de un campo de concentración para oficiales en la Alemania nazi.

Y quizá lo mejor del film es que está basado en hechos reales, Paul Brickhill autor de la novela en la que se basa la película, peleó en la Segunda Guerra Mundial en la Royal Australian Air Force (RAAF) piloteando un Supermarine Spitfire (un precioso caza británico monoplaza); fue derribado en Túnez y llevado al Stalag Luft III en Alemania, precisamente este campo para los prisioneros tomados por la Fuerza Aérea Nazi. Él mismo Brickhill ayudó a planear y realizar la famosa fuga, sin embargo, no participó en la construcción del túnel ni tomó la fuga, debido a que sufría claustrofobia, igual pero no exactamente igual, que el personaje de Bronson.

Así, la película es muy rica, tiene mucha atención a los detalles, que la hacen creíble, real: como la forma en que consiguen los materiales, el modo en que construyen los artefactos necesarios para la fuga, burlan la seguridad, superan las dificultades, tienen fiascos y toman su destino.

Es decir, la película toma la estructura de la construcción misma de los túneles de escape, para desarrollar no sólo el desenlace sino a sus personajes, de modo tan humano, que todos y cada uno resultan entrañables, para muestra… el oficial que se va quedando ciego paulatinamente y quiere ocultarlo para que no le nieguen el escape. Volviendo a la estructura, aparta los últimos 30 o 40 minutos para desplegar la acción más vibrante, en espacios abiertos, reales (nada de blue o green screen), me atrevo a decir, que por ello la película “respira”, si es que me entienden…

Por si fuera poco, El Gran Escape, consagró a Steve McQueen como ‘The Cooler King’, y con justa razón, realmente luce en medio de una pléyade de buenos actores, y su personaje es de lo más memorable: le ha regalado a la cultura popular un guante y una pelota de béisbol como símbolo de la libertad y el espíritu inquebrantable (que no es poca cosa). ¡Ah, y también un tema de identificación! De cuando las películas querían quedarse de cualquier modo en el inconsciente colectivo.

En fin, es una película que ni mandada a hacer para escapar de la menesterosa cartelera comercial. No hay margen de error, no hay pierde, es una apuesta segura… véanla y ahí después me platican qué les pareció…

Nada En La Nevera (Álvaro Fernández Armero, 1998)

jjacob

Ya en la edición especial de aniversario del pronóstico palomero del maestro Fett hice un acercamiento a mi posición respecto al cine ibérico. Sin embargo hay algunas cintas que si bien están basadas en premisas un tanto frágiles y abusan de los lugares comunes, tienen cierto encanto y obligan a quedarse un domingo por la tarde atado al sofá bajo una especie de hipnosis involuntaria y dan testimonio de que lejos –muy lejos afortunadamente- de Almodóvar hay vida. Esta serie de comedias y dramas urbanos van desde la ya clásica Cría Cuervos (Carlos Saura) y se prolonga a través de Crimen Ferpecto (Alex de la Iglesia), Piedras (Ramón Salazar), y se perfila hacia el terror psicológico: Para Entrar a Vivir (Jaume Balagueró), el terrorismo vasco: El Lobo (Miguel Courtuois), las ilusiones muertas de juventud: Sueño de Ibiza (Igor Floravanti –una de mis favoritas del cine español contemporáneo) y la que me ocupa esta semana: Nada En La Nevera de Álvaro Fernández Armero.

Como ya mencioné, la premisa es sencilla, pero si tienes más de 30, aún sigues soltero, tu actividad sexual se limita a aquella que puedas tener con la imagen de amores platónicos que jamás se concretarán y eres esclavo de un trabajo (ya seas Godínez o le des al freelanceo) que te ata a una lap y no tienes nada en la nevera, ésta es tu película.

Dejando de lado que la protagonista es una mujer, María Esteve funciona perfecto como la teintañer@ que esconde la apremiante desesperación que le genera un futuro negro, monótono, económicamente limitado y lo peor, sola y sin nadie a la vista para poder follar (por lo menos). La película es una comedia de situaciones que no pretende más allá que divertir al respetable, pero como todas las producciones que mencioné anteriormente está rodeada de un encanto nostálgico que atrapa y deja un halo de ensueño más allá de los créditos.

Ojo: no te arrancará carcajadas, pero dibujará en tu boca una sonrisa llena de añoranza que tendrá el mismo sabor aún años después de haber visto la cinta por primera vez, porque aceptémoslo, si te llega esta película los veintitantos seguro estarás soltera cuando la vuelvas a ver a los cuarenta y tantos.

Battle Royale (Batoru rowaiaru, Kinji Fukasaku, 2000)

Carlos MuLec

Obra maestra del cine violento japonés con una trama descabellada e inimaginable para aquellos años y probablemente para nuestros días también, pues sin llegarle ni a los talones, el plagio llamado “The hunger games” causó “conmoción” por la agresividad de sus imágenes y la actuación de pequeños jóvenes, y es que el público estadounidense no tiene idea de la existencia de Kitano y el Battle Royale.

Basada en la novela escrita de Koushun Takami y dirigida por Kinji Fukasaku (Tora! Tora! Tora!), Battle Royale nos relata la matanza protagonizada por 42 alumnos y Takeshi Kitano, dentro de un plan de reeducación de adolescentes en una época en la que los estudiantes suelen ser rebeldes e incontrolables, desafiando a las personas mayores o autoridades como los profesores. El plan consiste en sortear un curso entre todos los colegios del país, y tal curso elegido es llevado a una isla donde son obligados a matarse entre ellos, pues si sobrevive más de uno tras 24 horas de iniciado el “juego”, todos morirán, todo como parte de un escarmiento ¡emocionante! Llena de acción trepidante y humor negro, Batoru rowaiaru debería ser material visual obligatorio en las escuelas, solo así evitaremos un futuro donde los jóvenes piensen que los gringos inventaron todo (cuando solo le han dado un mal uso).

Wheels on Meals (Kuai Can Che, Sammo Hung Kam-bo, 1984)

Arquicruz

Antes de que la mayoría del occidente conociera películas como Who AM I? Rush Hour y Shangai Kid, Jackie Chan en su juventud y recientemente egresado de la difunta opera China hacía estos filmes que son oro puro. En compañía de sus “hermanos” nos entregan una verdadera bomba de acción como pocos. Aunque el guion peca de sencillo y ridículo, el buen Jackie está consciente de esta debilidad y mejor nos muestra coreografías como se han visto en pocos lugares ya que mientras que la mayoría de los actores marciales de China seguían una dirección de coreografías muy bailadas y tradicionales, con un gran abuso de cables y otros efectos comunes, estos tres jóvenes dragones hicieron uso de toda su experiencia marcial para llevar sus coreografías y la resistencia física de sus cuerpos al límite.

La película fue filmada en España y la trama habla de cómo Jackie y sus amigos ayudan a una bella española quien resulta ser la heredera de un adinerado duque, pero otro descendiente quiere evitar que ella tome posesión de su herencia y para eso está dispuesto a tomar medidas algo extremas. Con mucho humor de por medio, acrobacias increíbles y unas batallas extremadamente ágiles y brutales; en especial el combate en donde Jackie Chan enfrenta a Benny Urquidez The Jet, quien en esos tiempos era un verdadero prodigio de las artes marciales; Wheel son Meals es una verdadero deleite para salir de lo mismo y disfrutar de todo lo que estos tres asiáticos pueden ofrecernos.

Dead Man Down (Niels Arden Oplev, 2013)

Alex Waters

El noruego Niels Arden Oplev nos presenta una película para de lleno entrar al cine comercial hollywoodense. En Dead man down, Collin Farrell será la mano derecha de un criminal de Nueva York que es seducido y chantajeado por Beatrice (Noomi Rapace) una víctima que busca venganza. A pesar de todos los pronósticos (incluyendo el mío) la película se mantiene interesante alrededor de una hora. Como lo comenté en la revisión de tráiler de esta película la cinta no pintaba nada bien debido a sus protagonistas, sin embargo se salva por algunos buenos momentos sobre todo en la realización y en la soltura de la narración. Así de manera sorpresiva, el film mantiene el interés en torno a los protagonistas (que ya es mucho decir debido a la incapacidad de Farrell). Lamentablemente la cinta se desinfla de manera vergonzosa.

Si usted quiere tener una clase de buen ritmo, pero también tener una lección de cómo cerrar mal una película, esta es la cinta adecuada. Por otra parte, si usted disfruta de películas de acción sin mucha exigencia en la lógica y la terminación de un relato, de seguro le encantara. Cine dominguero, dominguero.

Dogma (Kevin Smith, 1999)

El Fett

Como el tema Ben Affleck – Batman aún sigue calientito, es buen momento de recordar no una de sus buenas actuaciones (Ya que de esas solo tiene 3 y medio aceptables), pero si una de sus mejores participaciones a lado de su compadre Matt Damon y de un reparto envidiable para la comedia noventera donde nuevamente el ahora director come de la mano de su eterno compinche para lograr la credibilidad necesaria al menos para poder solventar una caricatura magistral al puro estilo del irreverente, metódico y polémico Kevin Smith.

Dogma es por si misma irónica, un hit y cinta de culto de Smith donde el fabuloso guion que explora, crítica, ensalza, desquebraja, profundiza e interroga las creencias dogmáticas de la fe católica y las pone al servicio de una comedia road-movie donde una trabajadora clínica es escogida por el mismo Dios para detener dos angeles expulsados y renegados que pretenden regresar al cielo ¿El problema? Loki y Bartleby deben romper un dogma para esto y destruir la misma creencia en Dios y por ende, causar el fin de la humanidad.

Hilarante y redonda en su narrativa, el ladrillo de Affleck es lo que menos importa aquí, pues tenemos a Damon destruyendo humanos pecadores (La química entre estos dos como siempre es peculiarmente divertida), a la piernuda Linda Fiorentino como una histérica religiosa, a Alan Rickman como ángel de la voz de Dios, a Chris Rock como el 13vo apóstol de raza negra, al mismo Smith y a Jason Mews como los icónicos Jay y Silent Bob en piel de profetas, a Jason Lee como el diablillo causante del problema, a Salma Hayek como la musa que todos quisiéramos tener y finalmente, a una Alanis Morrisette que figura como la máxima divinidad de la fe católica. En sí, una pastorela inolvidable y verdaderamente de culto en la cinematografía noventera que no debe ser ignorada, de ritmo magistral, secuencias comiquísimas y actuaciones que no traicionan la naturaleza del tono de su director.

Dial M for Murder (Alfred Hitchcock, 1954)

Ricardo

Antes de ser Su Alteza Serenísima, Grace Kelly fue una estrella de cine. O, como dicen por ahí, se convirtió en princesa gracias a esto último. De cualquier forma, el crédito para esos dos “títulos” sería del Maestro de Suspenso. Hitchcock reclutó a Grace Patricia Kelly para tres filmes; todos icónicos. El primero fue Dial M for Murder. En él, Kelly interpretó a Margot Wendice una adinerada mujer casada con Tony (Ray Milland), un ex jugador profesional de tenis, a quien engaña con un escritor (Robert Cummings). Cuando su esposo descubre el amorío, éste idea un minucioso plan para asesinarla, y claro, el dinero también resulta muy motivador. Sin embargo, un pequeño detalle hace que las cosas no resulten como él esperaba.

Sé que no hace falta decirlo, pero no puedo evitarlo: Hitchcock era brillante. El hombre nos entretiene con una historia que prácticamente sólo acontece en un cuarto: la sala de estar del flat de los Wendice, en Londres. A finales de los noventa hubo un refrito, con Gwyneth Paltrow, Michael Douglas, y Viggo Mortensen como el amante. Pero ésta parecía más un episodio de “Estilo de vida de los ricos y famosos”. Nada que ver con la ingeniosa trama de Hitch, una mezcla de suspenso y cierto toque de novela policíaca, un detalle que se desechó en la “versión” noventera por darle más peso al “ardiente romance” Paltrow-Mortensen. Así que mejor no opten por lo piratón y váyanse por la original. No se arrepentirán.

 

Y para este mes ¿Cuales son sus recomendaciones?

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