Recomendaciones para escapar de la cartelera: Terror alternativo
Aprovechamos esta edición mensual de sus recomendaciones para huir despavoridamente de la cartelera, para felicitar a la misma columna y a su creador, ahora nuestro compañero autor Bedub, por su primer aniversario, sección que en el 2013 nació específicamente de la necesidad del aquel entonces lector por tener una gama de opciones cinematográficas que ver en el mes y así disfrutar de este arte que amamos y apreciamos en la comodidad de nuestros aposentos, sobre todo cuando la cartelera está para llorar y el pronóstico palomero del cazarrecompensas se convierte más en una advertencia para todos los cinescopiantes.
Y pasando a la materia, este mes los autores han recomendado 6 películas de terror alternativos, ustedes saben, no The Exorcist, Rosemary’s Baby, The Shining, The Conjuring y demás cosas comunes para disfrutar el mes de brujas, sino producciones que en su tema abordan otro tipo de horror, el psicológico, el espiritual, el terrenal, el de la misma vida. Kim Tobías, Cat Movie Lee, Bedub, Arquicruz, Peter Bridges y El Fett participan en esta edición en espera de que también ustedes se unan recomendando y dejándonos tarea ¿Qué películas de terror alternativo o poco común podemos ver en este mes?
Como siempre agradecemos sus visitas, comentarios y opiniones estimados lectores, que sin ustedes este blog que solo tiene como motor el amor al séptimo arte dejaría de existir
Macario (Roberto Galvadón, 1960)
No, no siempre el miedo y el horror se manifiestan con complicados efectos especiales, estrafalarios disfraces sacados de nuestras más horrendas pesadillas, borbotones de sangre o litros y litros de guacamole transformado en vómito diabólico.
Hay un miedo mucho más aterrador que todo eso, usted y yo lo sabemos; por eso Macario es una joya que trasciende precisamente en su mensaje más que claro y su impresionante manera de causar zozobra, mostrándonos a través del hambre, la miseria, la codicia, el ansia de poder y todas esas realidades con las que los mexicanos estamos tan familiarizados, que a pesar de nuestra aparente “confiancita” con la muerte, sigue siendo el pasar a ese umbral nuestro monstruo más temido y vivir con un sano juicio entra la bondad y la maldad, nuestra labor más difícil mientras permanecemos en este plano, el de los vivos.
Bajo la dirección del gran Roberto Gavaldón, la sublime fotografía de Gabriel Figueroa y la adaptación del guión por parte del maestro Emilio Carballido, vemos una de las mejores actuaciones que el gran Ignacio López Tarso regaló a México y el mundo interpretando al entrañable campesino Macario. Novela escrita por Bruno Traven y basada en una historia de los mismísimos Hermanos Grimm.
La cinta de 1960 sigue teniendo vigencia por el incalculable arte contenido en esta pieza que continúa cautivando a quien la mira y cae bajo las luces de las cientos de velas que alumbran una de las cuevas de las Grutas de Cacahuamilpa en una de las escenas más maravillosas del cine que mis humildes pupilas de gato, han visto.
¿Y usted qué haría al darse cuenta que la luz de su vida (sí, la de usted) está por apagarse?
Yo no le cuento, mejor vea la película.
The Silence of the Lambs (Jonathan Demme, 1991)
No me declaro para nada partidaria del género de terror en el cine, podrá llamarse cobardía pero es que simplemente no llama la atención la temática que la mayoría de estas cintas incluyen, además que eso de tener pesadillas en la noche y sufrir de insomnios por la misma causa tampoco me parece muy atractivo. Por ello en esta ocasión paso a recomendar, si bien no es una película de estilo halloweenesco (?) ni una película de terror en sí, este reconocido thriller de principios de los noventa cuenta con ese tono de suspenso adecuado para ponerte al filo del asiento y sacarte unos cuantos sustos, especialmente si como yo no disfrutas tanto de películas de horror, pero al mismo tiempo no quieres quedarte fuera del mood que estos días de octubre incitan (particularmente lo días últimos).
The Silence of the Lambs (Jonathan Demme, 1991) es un astuto thriller que nos muestra la historia de Clarice Starling (Jodie Foster), una brillante estudiante dentro de la academia especial de entrenamiento del FBI que es asignada al caso especial de interrogar a uno de los asesinos más particulares que se encuentra preso por sus actos de canibalismo y por ser culpable de numerosas muertes, el Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins); esto con la finalidad oculta de que sea este mismo psicópata el que le dé pistas a la policía sobre un nuevo asesino llamado Buffalo Bill. Veremos en este filme un ingenioso juego psicológico que se da entre ambos protagonistas, una extraña relación que se forma en medio de pistas disimuladas y actos criminales con grandes cargas de intensidad, tensión apta para cardíacos, si me permiten aclarar.
La Maschera del Demonio (Mario Bava, 1960)
Superclásico del cine de terror que desafortunadamente no ha contado con la suficiente publicidad a pesar de ser una de las favoritas de directores como Martin Scorsese, Tim Burton y Clive Baker, pero para eso está Cinescopia.
Empieza con la purificación de una supuesta bruja, a la que además de quemar ponen sobre ella una máscara de bronce con púas, ¡lindos los angelitos inquisidores! En seguida de esta brillante apertura, nos trasladamos tiempo después y unos viajeros después de un percance llegan donde está enterrada y sin querer logran resucitarla. Se desatara una oleada de horror y sangre pues la única forma que ella vuelva a la existencia plena es ocupar el cuerpo de una descendiente con el mismo físico.
Que tiene de especial el revivir esta película conscientes que nuestra generación ha visto de todo desde sadomasoquismo hasta gore absurdo en el terror, primero: Que nos vamos a encontrar con una ambientación fantástica, vamos a pasar por castillos desolados, nieblas espesas, criptas, pasadizos y todos esos elementos que nos asustaban siendo más jóvenes. Segundo: la historia de verdad es interesante a pesar de decaer un poco en el segundo tercio, nos mantiene atrapados esperando su resolución y tercero: la dirección de Mario Bava es brillante porque no exagera en los recursos usados en el metraje y entrega secuencias de horror visceral que se convertirán en influencias notables en el género.
Quizás no llega a asustar realmente pero su logro es mantenerse vigente a pesar de los 50 años que lleva encima. Por último disfruten de una joya relegada en el tiempo y que merece un poco más de crédito, al igual que su director.
Carrie (Brian de Palma, 1976)
Hace unos días vertí mis pesares en el blog sobre la crisis del cine de horror actual, plagado de réplicas, argumentos desgastados, secuelas y reboots. Productos desechables que, hollywoodensemente, se realizan para exprimir los bolsillos del espectador sin importar la calidad del producto final (¿Alguien dijo, Anabelle? Ya veremos). Creo que es una pena que un género tan entrañable como este, que puede jugar con las mentes más susceptibles, quede relegado a tan mísero sitio dentro del panorama moderno.
Así pues, es Octubre, es temporada perfecta para recomendar una de esas obras referencia que, por desgracia, hace un año sufrió la pesadilla del reboot teenager. Tiempo para el re visionado de Carrie, excelente filme de horror por Brian De Palma basado en la obra de Stephen King. Uno de los, quizá subjetivos, argumentos que planteo para confirmar si una película de horror es buena, se refiere a que un filme de la índole debe imprimir en lo profundo de tu mente una imagen que impacte. Una imagen Inolvidable, aguda, delirante. Algo que De Palma logra hacer con creces. No sólo haciendo uso del esos sonidos tan incisivos cuando Carrie utiliza su telequinesis o la impresión de la secuencia en el baile; sencillamente cruda. Sino también por el retrato humano de una joven atormentada tanto por su ambiente social como familiar. Una madre apoderada por el fanatismo religioso tanto así que provoca un miedo inexplicable y unos nervios tremendos. La secuencia final es realmente apabullante.
Algunos recordarán que en el DVD del filme, justo en el menú de opciones, suena de fondo una frase que la mamá de Carrie dice durante el metraje. “They all are gonna laugh at you“. Elemento que se utiliza para jugar con la psique del protagonista (Sissy Spacek) y ¿Por qué no? Con los nervios del espectador.
Nightmare Detective (Shin’ya Tsukamoto, 2006)
Varias veces he comentado mi desprecio hacia este género, primero porque lo considero estancado y falto de propuestas y segundo porque soy más collón que la chin… para las películas de terror, no me gusta matar las pocas neuronas sanas que tengo y menos cuando la mayoría las perdí en la infancia a causa de Richard Jode Infancias Carpenter. Pero no todo está perdido ya que tengo esta excelente “muvi“, pues si lo que buscan es alejarse de lo convencional y disfrutar de un producto que si bien no es excelso al menos es diferente y muy disfrutable… bueno hasta donde se pueda disfrutar este tipo de cintas.
La detective Keiko Kirishima (Hitomi) se enfrenta a un difícil caso cuando dos personas sin conexión alguna aparecen mutiladas y al parecer la única pista que tienen es el mismo número que aparece en sus celulares. Pero la cosa empeora cuando una mujer dice que su esposo fue asesinado por “algo” al lado de ella mientras dormían. Sin ninguna pista y desesperada, la detective decide contactar a Kyoichi Kagenuma (Ryûhei Matsuda), un joven suicida con una peculiar habilidad que puede ser la clave para resolver estos misteriosos crímenes: La de poder entrar a los sueños de otros.
Juntos les toca hacer frente a una verdadera pesadilla para poder resolver el misterio que se encierra detrás de estos crímenes tan atroces.
La película es dirigida por Shinya Tsukamoto quien comparte créditos con Hisakatsu Kuroki en cuanto al guion y es una película con un ritmo muy diferente a lo que estamos acostumbrados por el cine occidental. Todos sabemos que los japoneses realmente se esmeran a la hora de crear criaturas desagradables y escenas que ponen a prueba la valentía de uno y esta no es la excepción, así que se las recomiendo si gustan salirse de lo convencional y experimentar otro tipo de “terror”
Jacob’s Ladder (Adrian Lyne, 1990)
Quien ha tenido la oportunidad de ver este macabro relato sin duda conocerá el terror más de cerca gracias a una impresión más psicológica que imaginaria y/o fantasiosa; Jacob, veterano de Vietnam, alucina a su regreso a casa (Después de haber sido herido bajo extrañas circunstancias en la guerra) a una serie de demonios que le acechan tanto en la realidad como en sus sueños, viendo como violan a su esposa o lo alejan de ese otro pensamiento que le ronda su cabeza, el de su hijo ya fallecido antes de irse a la guerra.
Lyne, un director muy capaz ahora desaparecido (Que no tuvo mucho suerte en su época fuerte de los 80’s con churros adolescentes y thrillers eróticos que quedaron más como morbo que como referentes de la década), construye en esta ocasión su mejor película bajo el desarrollo excepcional de una trama basada en la mente del protagonista, expresándose con laconismo y dejando en claro que el thriller y el terror psicológico son la base para narrar el verdadero horror.
Aunque para algún sector del público Jacob’s Ladder pueda ser un argumento predecible debido al conocimiento previo de ese recurso de giro de tuerca tan utilizado a principios de década y finales de la pasada, créanme que la forma de encausarlo deja perplejo por igual a toda la audiencia. La actuación de Tim Robbins es de resaltarse y el mensaje espiritual puede traducirse como universal sin la necesidad de abordar ninguna ideología religiosa. Así mismo, destaca que el mencionado giro no tome una fugacidad dentro del metraje, siendo proporcional al tratamiento y delimitación de la historia y del complejo protagonista, el cual se desenvuelve en un juego de conspiraciones políticas y bélicas que bien podría confundir al auditorio y que como es costumbre en este estilo, resulta ser o no, un hilo conductor de la trama que damos como definitorio , pero he ahí donde radica su secreto (Que me privaré de dar spoiler para aquellos que no la han visto). Encima de esto, en realidad estamos ante uno de los ejercicios cinematográficos más tétricos de la historia muy en la línea del surrealismo. Mención aparte a la escena de la violación, la cual es sencillamente siniestra.
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