Robos y Regalos del Oscar (La década de los 90)
Algún crítico e historiador de cine sentenció que las mejores décadas en materia cinematográfica para Hollywood habían sido los 70s y los 90s. Debatible o no, ambas comparten la característica de haber fungido como puentes que unieron las desgastadas tendencias de sus predecesoras, con nuevas propuestas impulsadas por jóvenes hambrientos de enterrar las desabridas formulas y acometer Hollywood con un renovado brío creativo.
La cocainómana década de los 80s había concluido y los hijos de aquellos “desmadrositos” crecieron con una vena de introspección y hasta una depresión con la que pagaron sin saberlo la cruda moral de la fiesta que se aventaron sus padres la década anterior. La generación “x” se había vuelto adulta y su principal bandera era la insatisfacción y el desencanto pasivo-agresivo en contra de un sistema que odiaban sin saber claramente porqué. De ahí que su mayor estandarte fuera Kurt Cobain, quién aullaba con su voz rasposa notas que, al igual que los textos de su admirado Borroughs, no resultaban del todo comprensibles, pero que evidenciaban a una horda jóvenes hartos, aburridos y abúlicos Es ahí donde encontraron su lugar cineastas como Smith, Anderson, Linklater, Crowe, Boyle y un joven angelino de apellido Tarantino que, al igual que los otros, aprendió a ver (y a editar) cine a través de las famosas videocaseteras. Jóvenes con el pecho lleno de argumentos y preguntas aún no respondidas.
La generación “apática” que convirtió la última etapa del siglo en una década grandiosa en materia de cine. Los independientes revolucionaron Hollywood con la ayuda de Miramax; los actores que venían empujando en los 80s se consolidaron; las películas comenzaron a hablar del internet; los Latinos se abrieron las puertas de la industria y la encaminaron a la antesala del nuevo milenio viviendo “la vida loca”. Hollywood se había renovado, pero estos nuevos valores no pudieron evitar que los viejos lobos de los 70s, ahora cincuentones, los empujaran al final de la fila más de una vez.
Diez años de grandes películas de las cuales La Academia solo tuvo la misma cantidad de oportunidades para reconocer, y eso dejó cabos sueltos en materia de Oscar. Hubo robos y hubo regalos Recordemos:
1990
Dirían por ahí: “apenas llegandito” la década y la Academia se mandó una de sus mayores estupideces en todo el decenio. Con una terna magnífica de 5 películas, nadie puede creer que “Danza Con Lobos” de Kevin Costner le arrebatara el premio a mejor película y mejor director a la grandiosa “Buenos Muchachos”, una de las 3 mejores películas de Scorsese.
Los robos de la película del inexpresivo Costner no pararon ahí, pues tuvieron a bien negarle el premio al gran John Williams por esa partitura de “Mi Pobre Angelito” que todos chiflamos los diciembres. Además, le dieron su regalito a Whoopi Goldberg como actriz de reparto por su trabajo en Ghost, premio que debió cargar Diane Lead por la genial “Salvaje de Corazón” de David Lynch
1991
El año en que “El Silencio de los Inocentes” ganara todo tuvo un “frijol en el arroz”: el regalito a Jack Palance como actor de reparto por “Cowboys de Ciudad”, en una decisión que incluso tendría repercusiones un año después. Si nos ponemos trasgresores y justos, la más memorable actuación de reparto de aquel año y la que debió ganar fue la de Ted Levine, el perturbador “Bufallo Bill” de la ganadora de la noche. Sí, el que te viene a la mente cada que oyes “Goodbye Horses”.
1992
Dos regalazos: primero la academia le pidió perdón a Al Pacino por haberlo ignorado sistemáticamente por años (El Padrino, Tarde de Perros, Scarface) y lo compensó por su actuación en la floja “Perfume de Mujer”. Ese premio era de Denzel Washinton en “Malcom X”, o si me apuran y con todo el dolor de mi corazón, de Robert Downey Jr en Chaplin. Lo que nos lleva al viejo Jack Palance, que, aún enfiestado por su regalito del año anterior, mencionó el nombre de Marisa Tomei como actriz de reparto por la divertida “Mi Primo Vinnie”. “Aunque usted no lo crea”, hay quién dice que fue un error de borrachera de Palance. El premio era de Judie Davis por “Maridos y Esposas” de Woody Allen.
1993
Pregunta honesta: ¿es realmente El Piano la gran gran GRAN película que toda la vida nos han dicho que es?. En ella Holly Hunter le arrebató el premio a mejor actriz a Emma Thompson por Lo que Queda del Día. La sobrevaloración de la película de Campion no paró ahí y la peque Anna Paquin se llevó el premio de actriz de reparto que me hubiera encantado en las manos de la parlanchina Rosie Pérez en Sin Miedo a la Vida. Inicia la relación toxica de la academia con Ralph Finnes, quién perdió el premio de actor de reparto en “La Lista de Shindler” contra Tommy Lee Jones y su interpretación de un policía equis en El Fugitivo (Con tu perdón “Ralph” el alma de La Lista de Shindler fue Ben Kingsley y se le debió reconocer).
1994
Hay películas buenas, películas de Oscar, y eventos cinematográficos que se vuelven “canon”. El problema para la academia es que en aquel 1994 se le juntaron 3 eventos canónicos: Forrest Gump, Pulp Fiction y Sueños de Fuga (y eso que no quisieron nominar a El Rey León por mejor película), algo que no volvimos a ver jamás. Aunque aparentemente casi todo fue justo aquella noche, algunos piensan que “Sueños de Fuga” se debió llevar “Mejor Película”. En defensa de la academia: ni la familia del director la vio en el cine.
1995
El error de la década en materia actoral: con una terna reñidísima por el premio a mejor actriz, la academia se decantó por Susan Sarandon en Dead Man Walking, robándole el premio a Elizabeth Shue, la cual en Leaving las Vegas firmó una de las actuaciones mas brutales de los 90s. Pero como siempre se puede cagarla más, en Hollywood se cegaron por lo “buenerrima” que se veía Mira Sorvino en Poderosa Afrodita de Woody Allen y le regalaron el premio de actriz de reparto. Dos preguntas quedan. Uno: ¿cuanto habrá disfrutado Allen ese rodaje? Y dos: ¿por qué no le dieron el premio a Kate Winslet por hacer drama tirada en la cama en Sensatez y Sentimientos?
1996
La gran Frances McDormand recibe un regalazo por mejor actriz en la genial “Fargo” de los hermanos Coen, premio que debió ir a las arcas de Emily Watson por Rompiendo Las Olas de Lars Von Trier, aunque sabemos que todo lo del danés provoca repele en el inocente mundo de Hollywood. Otra joya de la academia: Cuba Gooding Jr fue reconocido por pedir que le “mostraran el dinero” en Jerry Maguire, premio de actor de reparto que debió engrandecer un debut inigualable para Edward Norton en La Raíz del Miedo.
1997
En el año de Titanic (que debió ser el año de L.A. Confidential) ya se empieza a asomar en Hollywood (y en este texto) un veinteañero de apellido Anderson. Su película Boogie Nights debió llevarse el mejor guion original y el mejor actor de reparto para Burt Reynolds. La academia le regaló ambos premios a la película más sobrevalorada de la década: Mente Indomable de Gus Van Sant.
1998
Año de regalazos y de robos. Harvey Wenstein “consiente” a su actriz Gwyneth Platrow y aboga porque le regalen su Oscar por la simpática “Shakespeare Apasionado”, película a la que el magnate le granjeó también el premio a mejor película desbancando al “Soldado Ryan”. Ese día Hollywood “desayunó payaso” y condecoró a Roberto Benigni por interpretarse en La Vida es Bella con el premio que Edward Norton en Historia Americana X debió ganar, el de mejor actor. Un año para el olvido.
1999
La academia premió a una película noventera por última vez: la grandiosa Belleza Americana fue la elegida, aunque ignoraron a uno de sus puntos mas fuertes, la hermosa Anette Benning, quién debió llevarse el Oscar a mejor actriz que perdió contra Hilary Swank. Los regalitos de la noche los recibieron Sir Michael Cane como actor de reparto por Las Normas de la Casa de la Sidra, premio que debió llevarse Tom Cruise; y Pedro Almodovar que recibió el Oscar por Todo Sobre Mi Madre, película cuya única escena memorable era ver a un “travesaño” explicando cuanto le costaron sus implantes.
Para cerrar con broche de oro, en 1999 un joven de 29 años llamado Paul Tomas Anderson estrenó una película llamada “Magnolia” que debió llevarse TODOS los premios de esa noche. La academia abrió la década con un error y la cerró con otro peor: en la opinión del que aquí escribió, Magnolia es la mejor película de los 90s. No se llevó NADA
3 Comments
Hahahahaha que morrito tan caguengue y chilloncito sin una pizca de criterio o siquiera buen gusto! Tanto que hacen berrinche con el Ibarreche y terminaron teniendo a un critiquillo de cagada mucho peor! Críticos en decadencia, me cae!
ay al niño Alex el Fett no lo pela y ya encontró alguien más que se la metiera todo el día jajajajaja
Uhh les ardió la cola pinches fracasados y frustraditos critiquillos de mierda? Para pura verga sirven!+