Rocketman: la autobiografía musical
Las películas biográficas enfocadas en músicos y sus carreras es uno de los subgéneros dramáticos que podrían ser más arriesgados: al enfocarse en personalidades hasta cierto punto extravagantes, cuyas vidas hacen, respiran y son música, podrían ser el material perfecto para el género musical. Rocketman, la biopic enfocada en el inicio de la carrera de Elton John, se aventura a serlo, utilizando sus canciones más clásicas para darle profundidad y emoción a las secuencias. Por otro lado, se distingue por el hecho de que podría ser considerada autobiografía: además de ser productor ejecutivo, el cantante inglés tuvo una fuerte influencia dentro de la producción, monitoreando y teniendo control sobre cómo sería presentada su vida en la pantalla grande.
A manera de flashbacks, conocemos la increíble y trágica historia de Reginald Dwight, un niño de clase media con un talento musical incomparable que después adoptaría el nombre de Elton John. El guion a cargo de Lee Hall, aunque sigue la estructura de toda película sobre rockstars y vuelve la narrativa un tanto predecible, no se preocupa por embellecer la vida de Dwight/John y profundiza en la psique del personaje como forma de explicar sus excesos en la cima de la fama. Asimismo, las libertades creativas del guion con otros detalles de la vida del intérprete funcionan porque parte desde el punto de vista del protagonista.
Aunque Reggie Dwight/Elton John fue víctima de su contexto y circunstancias -familia rota por embarazo no deseado, el hecho de que la homosexualidad era criminalizada-, también fue un imbécil con las personas que lo rodeaban. Si bien podrá parecer irrelevante ahora (es más, hasta hay gente que dice que La Ideología de Género™ va a acabar con la población humana y destruir a las familias), es crucial que recordemos cómo la aceptación y tolerancia hacia las comunidades LGBT+ es un cambio de paradigma sumamente reciente, a tal grado que una de las super estrellas del rock y pop del siglo XX -quien compuso y realizó canciones legendarias que han trascendido por generaciones- tuvo relaciones destructivas con toda persona que lo rodeara por décadas, por sentirse no amado y rechazar parte de su identidad. Con un final feel-good y ligado a las expectativas románticas normativas (casarse y formar familia), la película cierra de forma satisfactoria para el arco de la primera parte de la vida del cantante.
A diferencia de otros filmes tradicionales sobre músicos, la música es usada como motivo para explorar las emociones y pensamientos de los personajes más que como marcador cronológico, de tal forma que les da mayor propósito y profundidad a las secuencias. La dirección de Dexter Fletcher es ágil y maneja con maestría los números musicales, mientras que el diseño de producción y vestuario es maravilloso. Taron Egerton demuestra ser un gran intérprete, tomando al personaje y volviéndolo suyo más que buscar recrearlo lo más fielmente posible. Jamie Bell y Bryce Dallas Howard también hacen actuaciones memorables.
Sumamente entretenida, visualmente fantástica y con una interesante propuesta para futuras biopics musicales, Rocketman se eleva por los cielos pero toma la distancia suficiente del sol para no quemar sus alas.