Second Chance: Nomadland.
Nomadland es una elegía del duelo. La realizadora de origen chino Chloe Zhaó propone en su tercer largometraje el registro de la rutina de Fern, mujer de mediana edad, recien desempleada de la fabrica donde ha trabajado por años, y cuya mayor tribulación radica en la reciente muerte de su marido, lo que la ha llevado a desprenderse de hogar y posesiones para vivir una vida de “nomada” en una furgoneta, rodeada de seres que lo mismo buscan la redención que el calor humano entre los caminos, refugios y campos norteamericanos, tan gélidos como el interior de éste “angel caido”.
Y es que la motivación de aventurera, nómada y vagabunda de Fern, siempre en la periferia del sistema económico actual al cuál anhela reintegrarse a través de Amazon, nada tiene que ver con ideologías filosóficas de celebres hombres del camino contracultural como Kerouac, Thoreau, o el jóven rebelde Chris McCandles de “Camino Salvaje”. Es esa furgoneta blanca la que permite a la protagonista sentir un dejo apego fantasioso hacia la figura de su marido a la cuál de forma dolorosamente silenciosa se rehusa a renunciar. Es en este silencio contenido, en donde radica la maestría de Frances McDormand en Nomadland, quién mas contenida que nunca, nos entrega otra magistral clase de actuación, proyectando un duelo que no termina de germinar por completo, situación que carcome y degrada la existencia de un ser que vive dando la espalda al mundo, más por no saber cómo volver a incorporarse a él, que por un gusto aventurero o rebeldía “anti-sistema”.
Y quizás este logro de desmarcar a su “vagabunda” de otras de que han retratado en cine, sea precisamente lo que más le juega en contra a la directora Zhaó y su Nomadland, ya que, sin dejar de subrayar los logros cinematográficos de su película: una fotografía melancólica con luz natural que nos pone a la par del estado emocional de su personaje, la música y las actuaciones; resulta imposible no señalar la falta de rigor de la directora a la hora de presentar de forma más firme y definitiva el desvanecimiento emocional de su protagonista.
Despues de casi dos horas es imposible no preguntarse: si el personaje principal no alcanza la catarsis emocional con todo lo presentado, ¿por qué el espectador habría de hacerlo?
Calificación: Disfrutable Meh