Siempre nos quedará ‘Casablanca’. Una historia que no sabe del tiempo.
Cine clásico, son nombradas así las obras cinematográficas que, por su importancia o valor, ha entrado a formar parte de la historia; o referido con otra orientación, cintas que se basan en las estrategias cinematográficas establecidas tradicionalmente durante el periodo comprendido entre 1900 y 1960. ¿Pero qué pasa cuando tienes un filme que junta ambas características y que además tiene un toque especial, tan simple como complicado, que a más de 70 años de su estreno sigue siendo un referente en el cine? Entonces se convierte en La Película. Llamada sobrevalorada por muchos y aclamada por muchos más, Casablanca (1942) no puede pasar inadvertida en mis recomendaciones de clásicos, siendo especialmente una de mis favoritas.
Argumento
La historia se centra durante la Segunda Guerra Mundial en Casablanca, Marruecos, una ciudad en donde se refugian criminales y fugitivos que buscan escapar hacia el Nuevo Mundo. El protagonista es Rick Blaine (Humphrey Bogart), el dueño de un centro nocturno/casino que en un incidente con un criminal menor, se hace de unas valiosas cartas de tránsito que permitirían, valga la redundancia, el libre tránsito por Europa o cualquier país, al poseedor de ellas. Pero entonces entra en escena Ilsa Lund (Ingrid Bergman), ex amante de Rick, con su esposo Victor Laszlo (Paul Henreid), un líder de la resistencia checa contra los nazis quién busca desesperadamente conseguir una de las cartas. Aquí es dónde el buen Rick se ve atrapado en una cadena de eventos tanto políticos como personales, los cuales lo llevarán a tomar decisiones definitivas que cambiarán el destino de los involucrados.
¿Qué la hace tan especial?
Casablanca tiene el guión, la dirección, la musicalización y la fotografía. Es de esas películas que puedes ver hasta 10 veces y encontrarle cada vez algo distinto, ya sea un toque de humor diferente o una alusión que antes pasó desapercibida. Es una colección de frases memorables, tan ágiles como hilarantes, tan amenas y precisas, que mencionarlas aquí completamente sería casi como contar toda la historia. Eso sí, no se pueden dejar de lado las más emblemáticas, tanto reconocidas como parodiadas: “Here’s looking at you kid”, “We’ll always have Paris”, “Play it, Sam”, “Of all the gin joints in all the towns in all the world, she walks into mine.”
Exhibida por primera vez en 1942, la dirección estuvo a cargo de un prolífico director de la época Michael Curtiz y un conjunto de actores de bajo perfil hasta entonces, fueron los que les dieron vida a estos personajes tan dignos del recuerdo. Muy particular es el caso de la personalidad de Rick, un ícono de la masculinidad: un tipo que se muestra cínico, egoísta e indiferente, que como él mismo dice ‘no arriesga su cuello por nadie’ pero que en el fondo es todo un sentimental, incluso su peculiar acento lo define totalmente. Casablanca cuenta con una mezcla de acción, drama y comedia que se mantiene constante, aun así la leyenda de que el guión se hacía conforme se grababa la película, no resta que los personajes se muestren creíbles e inclusive emotivos, dejando así una historia en donde el final es un misterio hasta el último minuto de la cinta.
Si bien su musicalización es armoniosa y por demás precisa, es la melodía ‘As time goes by’ la que se roba la cinta, una pieza poco conocida en esos tiempos pero que no fue creada para Casablanca sino 10 años antes, pero que alcanzó la máxima popularidad con la misma. Interpretada en el filme por el leal pianista de Rick, Sam, es esta canción tan afinada como conmovedora, formando parte de una de las escenas más emblemáticas del cine cuando Ilse le pide a Sam que la toque. Incluso Woody Allen le rindió homenaje a la cinta tomando esta memorable frase para el título de una película (Play it again, Sam, 1972) aun citada erróneamente (intencional o no) que escribió y actúo pero no dirigió.
Casablanca nos recuerda estéticamente al llamado “cine negro”, con múltiples tomas con claroscuros que resaltan la expresividad de la escena, el carácter emocional de la misma, resaltando en ellas sentimientos como la desilusión y el desaliento. Y son estos juegos de luces y sombras, la composición de las tomas y los ángulos excelentemente cuidados los que denotan la excelente fotografía con la que cuenta la cinta.
Conclusión
Casablanca sabe retratar una historia con acción y drama, manejando un contexto histórico-político de una forma audaz que la hace al mismo tiempo sencilla y compleja; pero aún mejor, sabe retratar una verdadera historia de amor que no se siente forzada, sino que conmueve y mantiene expectante hasta el último momento. Para mí, un ejemplo perfecto de que no es necesario caer en la melosidad ni en el exceso para que un romance sea inolvidable e incluso pueda turbar los más profundos sentimientos cuando menos te lo esperas.
Como dato curioso: Casablanca tuvo múltiples diseños de carteles debido a que contó con una gran comercialización internacional en su época, siendo junto con Lo que el viento se llevó, de las películas de cine clásico que cuentan con más variedad de estos.
7 Comments
felicidades a kim me encanto su critica esta muy bien escrita
los links a otras pelis es acertado
y el detalle de los carteles distingue a la escritora
ademas es muy bueno que se aborden los clasicos y no se pierdan
por cierto y eltigre ya no va escribir estos eran mas o menos sus temas
ya nos abandono por mucho tiempo
elfett tambien deberia escribir mas de clasicos y menos de la cartelera
besos a todos
Muchas gracias por su comentario Laura, qué bueno que le haya gustado; es la intención de no dejar a los clásicos en el olvido y hacer también una recomendación a aquellos que no los hayan visto. El Tigre esperemos que vuelva pronto, ha estado algo ocupado pero promete volver. ¡Saludos! 🙂
Pues…¡Qué lástima, Kim.! “Casablanca” no es ningún clásico del modo como puedan serlo “El acorazado Potemkin” o “Los olvidados”. Ni a sus protagonistas les gustaba ni a la hija de Bergman, Isabella Rosellini. Umberto Eco ni siquiera la menciona en su libro sobre historia del cine. Es solamente una cinta del gusto POPULAR que debido a eso mismo ha quedado encumbrada, pero nada más.
¡Saludos Minaya! Lamento no estar de acuerdo con usted, creo que Casablanca tiene los elementos necesarios para ser considerado un clásico, como lo mencioné en el escrito, tiene la dirección, el guión, la música y la fotografía. No por eso estoy diciendo que sea la mejor película de la historia, pero se pueden hacer dos cosas al momento de ver la película: Puede pensar que solo es una película entretenida, o puede profundizar en la agudeza del guión, la belleza visual que representa cada escena o simplemente dejarse seducir por las música de Max Steiner, que no es cualquiera. Claro que en gustos se rompen géneros, pero son estos ingredientes la que hacen un clásico como tal, independientemente de las opiniones de unos cuantos. Gracias por comentar.
Excelente texto, bien bordado y llevado, con el digno característico de la ínclita Kim Tobias.
¿Qué no es un clásico porque no está en el canon de Eco, porque es popular? ¡Vaya por Dios! Como bien aborda el texto ha influido a cineastas tan importantes como Woody Allen, habría que preguntarle a Scorsese si de buscar autoridades que nos respalden, y descartar una cinta porque sea “Popular” es mezquino, el cine es el gran arte popular, no debe traicionar su esencia.
No importan las etiquetas Casablanca es de las indispensables.