Simba deberá esperar a ser Rey

Este último fin de semana trajo el estreno de una nueva adaptación/remake de uno de los clásicos de Disney de su era de renacimiento: The Lion King. A diferencia de la original, realizada con una animación 2D más colorida, esta versión se realizó con tecnología de animación foto-realista, de tal modo que los personajes se asemejaran lo más posible a los animales reales que habitan en la sabana africana. Este es un logro incomparable, que demuestra lo avanzada que está la tecnología de animación digital; empero, a pesar de tener los mejores efectos especiales y animados, la película palidece ante la original, y no aporta grandes novedades.

Basado en el guion de la película animada de 1994, The Lion King cuenta la historia de Simba, un cachorro de león heredero al trono que debe huir de su reino tras la muerte de su padre; en el camino de vuelta a casa, descubrirá el significado de su identidad y la responsabilidad que debe tomar. Aunque es la conocida historia, la película se vuelve tediosa al mantener las canciones originales pero sin el ritmo visual que las acompañaban. Las voces del reparto son muy buenas, pero su uso choca con el hiper-realismo presentado: se ve absurdo que animales que se ven como los reales y se mueven como ellos tengan voces como las de Donald Glover, Beyoncé, Chiwetel Ejiofor, Seth Rogen, James Earl Jones y John Oliver.

Más allá de adaptar nuevamente la obra de Shakespeare (como lo hizo su primera versión) o de renovar los derechos los personajes (y, de paso, generar muchos millones a nivel mundial), pareciera que The Lion King busca hacer el retrato más fiel posible de animales que, tristemente, pronto desaparecerán a consecuencia de la avaricia de cierto grupo de humanos.

 

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