Solo: A Star Wars Story, Han no puede solo
Tras el éxito brutal de las nuevas historias dentro del Universo Star Wars, era inevitable que Lucasfilm y Disney explotaran la nostalgia y curiosidad por personajes clásicos. El icónico Han Solo, favorito de fans y que tuvo un final devastador en The Force Awakens, es el primero en recibir el tratamiento de precuela en solitario, con un resultado complaciente, flojo y apático.
El filme de Ron Howard comienza presentando a Han, un muchacho huérfano en el planeta Corellia que lo único que quiere es escapar y convertirse en el mejor piloto de la Galaxia. Tras salir del planeta, pagando un costo personal alto, entra al mundo del contrabando junto a un equipo de renegados. A diferencia de Rouge One, la historia original que ilustró la guerra entre el Imperio y las fuerzas rebeldes, Solo: A Star Wars Story no se arriesga ni busca darnos información nueva sobre el Universo Star Wars ni sobre sus personajes, y lo intenta compensar haciendo muchísimas referencias a la saga original. Parte del problema, y el que yo considero es el principal, es que el filme sobra: conocemos a Han Solo, no es necesario conocer su juventud y lo que presenta no aporta gran cosa. Hasta cierto punto, me recuerda a la serie precuela de Indiana Jones: aún con momentos divertidos y sumamente entretenidos, la historia se concentra en contar anécdotas predecibles de Han Solo, con secuencias hechas para complacer fans. Los riesgos son muy bajos porque sabemos qué será de este personaje, no hay crecimiento ni profundización de él -ni de ningún otro personaje- y la película no se enfoca en la dupla que forma con Chewbacca lo suficiente como para que sea trascendente. Por otro lado, hay elementos que confunden y nos hacen pensar que el personaje interpretado originalmente por Harrison Ford es mucho mayor de lo que aparenta, y el tono del filme no se decide si ser una comedia de acción o un filme de acción con tintes de comedia.
Ahora, en cuanto a interpretaciones. Aunqud Alden Ehrenreich es un actor muy prometedor, tal como lo ha demostrado en Stoker y Hail, Ceasar!, no tiene el carisma necesario para hacer que su interpretación sea memorable. Al enfrentarse al reto de reinterpretar a uno de los personajes más importantes de la cultura pop, Ehrenreich se queda en lo seguro, y el filme sufre por ello. Esto contrasta mucho con la interpretación de Donald Glover de Lando Carlrissian: al no tener el peso del legado de su personaje sobre los hombros, tiene la libertad de hacer con él lo que quiera, y se roba la atención cada que aparece en pantalla. Por otro lado, Emilia Clarke nos recuerda que es una brillante actriz en el género de acción: sabe a la perfección qué tipo de película está haciendo, tiene una excelente química con el resto del reparto, y hace mucho más que sólo ser el interés romántico. El reparto se complementa con una genial Phoebe Waller-Bridge como la robot L3, un Woody Harrelson sin inspiración -y con cara de que no quiere volver a salir en blockbusters como éste nunca más-, una memorable Thandie Newton, y un magnífico Paul Bettany, quien es una revelación como villano.
Solo: A Star Wars Story cuenta con un buen manejo de la acción en pantalla, es entretenida y el veterano de Howard demuestra que aún tiene lo suyo. Los efectos especiales son magníficos, y el vestuario es igual de sorprendente y detallado que en The Last Jedi. Empero, a esta película le faltó muchísimo carisma y elementos de sorpresa para hacer que valga la pena. Tan sólo esperamos que los siguientes personajes clásicos que tengan su filme en solitario tengan algo relevante qué contar.