Solo en Cines: Zapatos Rojos y los Siete Enanos
Nota de autora: como la pandemia por covid-19 no ha terminado (y no terminará pronto), no estoy yendo al cine. Sé que medio mundo anda como si fuera febrero y no octubre del 2020, y que en muchísimos lados nos dicen que podemos ir “con todas las precauciones necesarias”, pero desconfío mucho de los espacios cerrados donde tenga que estar inmóvil por un tiempo considerable. No soy nadie pa’ decirles qué hacer o no, pero, pues, sí recomiendo que salgan lo menos posible. Esta película la vi de forma remota, y tendrá estreno presencial en cines.
Desde que Shrek apareció, en el 2001, cambió profundamente la forma en la que se escriben y hacen películas basadas en cuentos de hadas clásicos y europeos. A partir de eso, el punto de las nuevas películas basadas en cuentos de hadas tradicionales se volvió “burlarse” de los estereotipos y convenciones, aún si se refuerza justo lo que se estaba criticando en un inicio (cuestión que le pasó a la saga de Shrek después de la primera secuela). A casi 20 años de su estreno, la sombra del ogro verde sigue pesando en la animación infantil, como bien lo demuestra la película sudcoreana Red Shoes and the Seven Dwarves, de los directores Sung-ho Hong, Moo-Hyun Jang y Young Sik Uhm: mezcla varios cuentos clásicos (Blanca Nieves y los Siete Enanos, el Rey Arturo y la Mesa Redonda, los Siete Cuervos, las Zapatillas Rojas) para hacer de ellos una nueva historia, con un mensaje central de amor propio y a valorar el interior de los demás.
Siete vanidosos príncipes, maldecidos por una bruja que los transformó en enanos verdes, buscan un par de zapatillas rojas que podrían romper el hechizo. La portadora de las zapatillas, en cambio, busca a su padre perdido. El guion de WoongSub Ahn, Sung-ho Hong, WooChul Jung, Changwon Kim y WooSuk Yang hace poco por delimitar y darle personalidades distinguidas a todos sus personajes (incluyendo a los villanos, sin propósito y sin ser una amenaza real), mientras crea un reino mágico indistinguible de otros tantos y plagado de criaturas mágicas que nadie cuestiona. Como en otras historias de transformaciones, hay malentendidos y engaños respecto a las identidades; empero, los defectos fatales de sus protagonistas son sumamente superficiales, a tal grado que la transformación final de cada uno es hueca y desigual. Lo más grave es, quizás, la forma en la que trata a la protagonista, quien nunca deja de ser bonita y su “maldición” está ligada directamente a su figura. Por otro lado, su predecible y lindo desenlace pareciera, bajo cierta óptica, que sí tiene cierta óptica progresista, pero se siente como un gesto igual de vacío que las de Disney protagonizadas por personajes de color que pasan el 95% de la película transformados en animales o criaturas místicas.
Con una animación brillante y amigable, Red Shoes and the Seven Dwarves no se distingue entre la infinidad de películas animadas que quieren repetir, desesperadamente, la fórmula mágica de Shrek.