Soy Frankelda: El alma hecha tinta

El cine animado a nivel mundial pasa por un periodo de transformación fuerte. Durante años, la mayoría de las propuestas comerciales provenían únicamente de Estados Unidos o del Reino Unido; de vez en cuando el cine japonés lanzaba una propuesta, pero por lo regular era Miyazaki o Ghibli quienes tomaban la delantera.

Desde hace un par de años esto ha ido cambiando: para muestra, el éxito que tuvo Robot Dreams hace dos años y el Óscar de Flow, que representó una apertura para producciones de otros países y de bajo presupuesto. México no podía quedarse atrás, y tras años de batalla los hermanos Ambriz presentan el largometraje mexicano de animación en stop motion: Soy Frankelda, que no le pide nada a las producciones estadounidenses.

La historia gira alrededor de una escritora de cuentos de horror, Francisca (también conocida como Frankelda), quien es rechazada por sus escritos derivado de los vestigios de la época, es contactada por el Príncipe de las Pesadillas para reestablecer su mundo alternativo, ya que las pesadillas se han vuelto genéricas y ordinarias. Esto ha provocado que, al ser el alimento que sostiene tanto a los monarcas como al reino, ambos comiencen a debilitarse.

El aspecto más destacado de Soy Frankelda es la construcción de su universo: tan amplio y creativo que, si bien tarda en plasmarse durante los primeros treinta minutos del metraje, se convierte en un atractivo fascinante. Desde la manera en que las pesadillas son invocadas a través de melodías, el papel del pesadillero real, los líderes de los clanes y la conexión entre la literatura y este mundo mágico, los creadores establecen un potencial tan grande que, al terminar la cinta, uno se queda con ganas de explorar mucho más las particularidades de esta combinación de conceptos y subgéneros de la fantasía.

Por otro lado, hay un elemento que hace a Soy Frankelda aún más interesante: su villano, Procusto, el encargado de escribir las pesadillas quien cada vez realiza peor su trabajo y se convierte en el motor de la trama. Podría fácilmente entrar en la categoría de villanos carismáticos, representando perfectamente a un sujeto obsesionado con su cargo, al punto de manipular todos los hilos para conservarlo, a pesar de que gran parte de la caída del mundo de las pesadillas es su culpa.

El lenguaje visual es sensacional en Soy Frankelda. El uso de figuras de cerámica y tela mediante stop motion encaja perfectamente con el estilismo, que es un homenaje a la literatura clásica del género de horror y a la importancia de la creación artística. También resalta la pasión que un autor puede imprimir en su obra.

De esta premisa se desprenden otras: la importancia de la imaginación, el valor y la valentía para enfrentar nuestras propias inseguridades, la envidia, e incluso una advertencia sobre cómo lo genérico o simple puede terminar por destruir la magia de la creatividad.

Por momentos, Soy Frankelda recordará un poco a El extraño mundo de Jack, especialmente por el apartado musical. Si bien algunas canciones son normalistas, hay varias destacables, como la rola titulada “Príncipe de los Sustos”, que funge como canción puente entre todas las tramas.

Mención especial merecen los actores de doblaje, pues al ser una película hablada completamente en español no tienen que adaptar un personaje escrito en otro idioma, sino que exploran una faceta de creación y de dar vida propia a sus personajes. Con esto se nota el profesionalismo de muchos, y que no por nada tenemos una de las mejores escuelas de doblaje en el país. Bien hecho, Mexa.

Calificación

Guion: 2.5

Dirección: 3.1

Actuaciones: 1.9

Extras: 0.5

Calificación total: 8.0

Soy Frankelda es una película hecha con mucho corazón. Es de esos casos donde el paralelismo entre el personaje principal y sus creadores refleja de manera perfecta su propio pensamiento: tres individuos sumamente creativos que buscan su lugar en el mundo a través de su autenticidad, en una época donde lo genérico se vuelve lo cotidiano.

Apoyar este tipo de proyectos, hechos desde lo artesanal y con cariño, es vital para que la industria (no solo del cine, sino del arte en general) se mantenga viva con ideas frescas. Porque si seguimos dejando que lo insípido triunfe, al igual que en el mundo de las pesadillas (o de cierta manera el de los sueños) que cuenta Soy Frankelda, todo se terminará volviendo una masa insípida y aburrida.

Ojalá este sea el primer paso para que el cine mexicano comience una etapa de bonanza en la animación, porque hay talento, solo falta apoyarlo.

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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