Spider-Man: Across the Spider-Verse: La Importancia de llamarse Spider-Man
Spider-man: Into the Spider-Verse fue una revolución, innovó en técnicas de animación, le dio un aire fresco a un subgénero tan desgastado como los superhéroes y se volvió un referente que cambió las reglas de la industria para siempre… pero a mí no terminó de convencerme por completo. No me malentiendan, es una gran película que tiene todo el derecho de llamarse un clásico con todas las letras, pero claramente me perdí de algo que los demás habían visto. Esto significa que, al contrario del resto del mundo, yo fui con más cautela a ver esta secuela. Pues bien, si algunos de ustedes se sintieron decepcionados por algo de la primera parte, regocíjense al saber que esta secuela no sólo supera a su antecesora en todo, sino que fácilmente puede colocarse entre las mejores películas de superhéroes.
Para empezar, el hecho de que esté animada permite la expansión del concepto y la inclusión de un multiverso fantástico ampliado a niveles inimaginables (un total de 6 dimensiones y 240 personajes), mejorando la estética visual de su antecesora y logrando que diferentes estilos de animación encajen en la misma pantalla, igualando la marca que dejaron Roger Rabbit y The Amazing World of Gumball (y en algunos aspectos, hasta los supera). Irónicamente, si a usted le gustó “No Way Home”, esto le hará cuestionarse por qué, pues mientras esa usaba el fanservice como excusa para rellenar una historia huecamente sencilla (donde lo único que valía la pena eran los últimos 40 minutos), esta cinta prefiere optar por usar el fanservice para enriquecerla y desarrollar a los personajes.
Con la paleta de colores, los directores expresan las emociones y pensamientos de los personajes. No obstante, tampoco descuida a los fans acérrimos de Spidey, quienes estarán atentos a cada cameo y referencia del fondo que los harán orgasmear continuamente.
Sin embargo, los dilemas a los que se enfrentan los protagonistas y la forma en la que se ven envueltos en un conflicto que los afecta tanto externa como internamente nos hace encariñarnos con ellos. Miles muestra entusiasmo por haber asumido el rol de héroe, pero tiene problemas personales entre elegir su futuro, si está bien ocultar su identidad secreta a sus padres y la convivencia familiar. Por otra parte, Gwen se roba el protagónico por momentos y deja entrever a una chica solitaria, con problemas familiares y que se ha recluido para no querer encarar el dolor que le ha causado la pérdida de su mejor amigo. Esta dinámica aplica también a los personajes secundarios (la mamá de Miles pasa de apenas tener importancia y diálogos en la primera parte a ser una parte vital para el crecimiento de su hijo).
Los nuevos personajes cumplen y hasta permiten un cambio de roles interesantes, en especial los antagonistas. Mientras que La Mancha pasa de ser un débil villano de caricatura a una verdadera amenaza por el mero anhelo de querer superar a su enemigo, Miguel O’Hara representa un punto de vista que enriquece la historia, ya que simboliza el estrés, el miedo y la soledad que implica esa responsabilidad a la que todo Spider-man debe atenerse, y que Miles quiere evadir. Incluso, el hecho de que el multiverso sea una dimensión conformada de Spider-men puede tomarse como una analogía al escapismo que tanto se le ha criticado a los superhéroes, que al no querer enfrentar el duelo que implica la muerte (pues deja en claro que un héroe sólo puede alcanzar su máximo potencial cuando la tragedia toca a la puerta), prefieren encerrarse en un mundo donde pueden hacer lo que sea mientras la aventura implique evitar lidiar con los problemas que tienen en su vida diaria.
Lo mejor es que estos cambios respetan la naturaleza trágica del héroe, con conceptos psicológicos enfocados de nuevo en la filosofía del personaje respecto al honor, la familia y la responsabilidad, además de que le permite homenajear no sólo a las versiones anteriores, sino también a otras cintas del subgénero de manera metafórica (es fácil encontrar el sacrificio del Spider-man de Sam Raimi, y el rol del destino de Unbreakable). Esto le da un sentido existencialista que, mediante diálogos muy inteligentes, la vuelven más profunda de lo que parece. Hace cuestionar la importancia del apego al canon y al material de origen, de que es importante salirse de los estándares y romper barreras, pero tampoco hay que olvidar que hay reglas a ceñirse para no perder la identidad y el mensaje. Lo mejor es que la historia no aboga por un bando u otro, deja que el espectador tome su propia decisión.
Su única falla es ser predecible en su estructura y algunos de los giros. Sin entrar en spoilers, las comparativas y burlas que hice de su antecesora en su tiempo (al decir que no era más que un episodio glorificado de Ben 10) no han hecho más que confirmar esos viejos comentarios, porque el giro final es tan obvio que puede resultar risible. Por no mencionar que, al tener un falso final abierto, depende de su secuela para cerrar la historia (al contrario de la primera, que cerraba y concluía con satisfacción). Pero es una gran película que demuestra que el verdadero problema con estas producciones no es el cansancio de la fórmula, sino la falta de riesgo y el miedo a pensar fuera de la caja. De lejos, ha logrado lo que parecía imposible: desbancar a Spider-man 2 como la mejor película del arácnido.
P.D. Por cuestión de horario, tuve que ver la película con doblaje latino. ¿Y qué creen? Tuve razón. A ninguno le queda la voz, pero tampoco es que distraiga o arruine la película. Pero viendo que están armado una especie de Civil War entre arañas para la tercera parte, me preocupa que el equipo de Spider-man 2099 sea conformado por startalents. Y como dicen por ahí, una imagen vale más que mil palabras.