Spotlight; la complicidad del sistema expuesta en 2 horas
They say it’s just physical abuse but it’s more than that, this was spiritual abuse. You know why I went along with everything? Because priests, are supposed to be the good guys.
Peter Canellos
Uno de los principales escándalos que azotan a cualquier congregación religiosa, pero en especial a la Católica, es el infame crimen del abuso infantil, donde personas que visten el hábito se aprovechan de su poder y situación acomodada para acercarse a los niños de una manera ventajosa, pasando por encima de las sospechas de sus padres o adultos a cargo de ellos y perpetrar sus fechorías. Esta película lejos de ser algo sensacionalista o morbosa, es una muy buena crónica de los hechos acontecidos en Boston por allá en el 2001 cuando el periódico llamado Boston Globe decide poner a su equipo investigador élite conocido como Spotlight, a investigar sobre una pista acerca de un reciente caso de abuso infantil.
Este equipo está compuesto por Walter Robbinson (Michael Keaton), Mike Rezendes (Mark Ruffalo) Sasha Pffeifer (Rachel McAdams) y Matt Carroll (Brian d’Arcy James) y es el nuevo jefe del periódico, Marty Baron (Liev Schreiber), quien les sugiere que deben seguir esa pista, en la cinta se puede apreciar que incluso un equipo investigador y profesional como este se ve algo renuente a tomar el caso. Es aquí donde la pericia del escritor John Singer junto con el Director Tom McCarthy, se hace notar al mezclar elementos narrativos característicos de un documental con los de una película y le imprimen un ritmo muy interesante a la cinta, el cual arranca de manera lenta y algo pausada pero sabe picar el interés en el espectador para seguir viendo la cinta.
Este es el mayor logro tanto del guionista como del director ya que la cinta no aburra, sino al contrario te intriga, te va enganchando poco con la investigación y como se van dando a conocer los hechos cuando se entrevistan a las víctimas, se revisan documentos, se revisan cifras, y lentamente la cinta se vuelve más terrorífica conforme indagan más y más dentro de las jerarquias de la Iglesia.
Claro, que esto no sería posible si los encargados de encarnar a los personajes que vivieron esta investigación no estuviesen a la altura, pero por fortuna para todos, el casting es más que adecuado donde vemos brillar sin problema alguno a Mark Ruffalo, otra agradable sorpresa es Keaton, quien mantiene una sobriedad en su actuación y desmuestra que lo de Birdman no fue una coincidencia. También es bueno ver a Rachel “Chick flicks” McAdams en otro tipo de cintas a las que nos tienen acostumbradas. Stanley Tucci, John Slattery y Billy Crudup entregan actuaciones correctas en su papel de apoyo.
El ambiente que se logra de gran manera con esta película es gracias a los acordes musicales del veterano de los soundtracks Howard Shore, cuya música no opaca ni sobresale demás, pero tampoco es “invisible” e insípida; sabe acotar muy bien cada momento de la cinta y diferenciarlos entre uno y otro. También este mencionado toque visual se disfruta y acentua con la fotografía de Masanobu Takayanagi, quien tiene una buena experiencia en este tipo de cintas resaltando Warrior y Silver Linings Playbook.
¿Hay que verla?
Sin duda alguna, ya sea por disfrutar del buen cine o para ver como se siguen desarrollando estos sucesos ya que la invesitigación continua y sigue dando de que hablar al respecto. En especial porque apunta hacia el Oscar.
EN LO PERSONAL
Cómo católico creyente debo decirles que esta cinta lejos de ofenderme me horrorizó al ver como las cúpulas de poder prefieren ocultar este tipo de sucesos ya sea porque no quieren un escándalo o porque no hay suficientes sacerdotes para atender a los fieles. Sinceramente creo que es preferible perder fieles por que no hay suficientes curas a que perderlos por solapar este tipo de cosas.
También, antes de cerrar el tema, como decía mi amigo el Dr. Dark en su artículo, hablar mal del Vaticano es lo que vende. Estos crímenes se cometen en todo el mundo y en todos los credos, incluso entre los monjes budistas, quienes por alguna razón, la mayoría de la gente asume que son todos unos santos, como ejemplo pongo este artículo que salió el año pasado sobre una red de prostitución infantil en Tailandia; nadie protestó, nadie invadió templos budistas para mostrar su enojo, el mundo mainstream siguió su curso. Ojo, no excuso estos crímenes ni defiendo a nadie, pero ¿quien está hablando casos como estos?
¡Hasta la próxima!