Street Gang: Plaza Sésamo al desnudo
Ni Chabelo pudo conservar el poder mediático del que a lo largo de la historia se ha confirmado como el show televisivo más longevo, humanista, educativo, altruista y prolífico en la historia: Plaza Sésamo.
Presentada en el Festival de Sundance del 2021 y disponible ¡AHORA! Por HBO MAX, me atrevo a confirmar que el documental de Marilyn Agrelo no solo es uno de los mejores de la temporada fílmica, sino también dentro de su tipo y en la historia al explorar este fenómeno desde tres panoramas perfectamente delimitados y equilibrados en su narrativa e importancia: la parte humana, la creativa y el legado que este barrio logró en temas educacionales, publicitarios, políticos y hasta raciales, sobre todo en su etapa de crecimiento y posicionamiento.
Para que un documental funcione debe como toda obra fílmica seleccionar, dar un trasfondo y desarrollar a sus personajes bajo la progresión de un conflicto. Agrelo tiene todo esto claro y decide enfocar su relato en 5 ejes protagonistas:
Joan Ganz Cooney, creadora, escritora y productora principal del show (hasta la actualidad), y que concibió a este barrio como una solución educativa hacía con las clases medias y bajas y el creciente retraso en el nivel escolar en dichos estratos a través de toda la nación. Fue Cooney la que concibió también que el lenguaje utilizado por el show debiera provenir del mismo utilizado en la publicidad, usando los mismos recursos de esta para atraer a los niños hacía este revolucionaria forma de educación
Jon Stone, el genio fantasma detrás de Plaza Sésamo y director de 230 capítulos desde su inicio hasta su muerte en 1997. El que fuera gran amigo y socio de Henson, Stone es la mente maestra y creativa de este mundo, pieza fundamental que la directora del documental toma como principal personaje para no solo denotar el gran trabajo detrás del show, sino también para manifestar esa gran parte humana y el sacrificio de su propia mente y persona. A diferencia de Cooney que se erige como la roca de este relato, Stone funge como el héroe trágico, siendo un personaje emocionalmente afectado en la realidad, pero siempre motivado por su pasión al trabajo, a los Muppets y en general a su barrio (es increíble la emotiva evolución de este personaje poco conocido y complementado de manera excelsa por los testimonios de sus hijas, las cuales lo declaran como un padre ausente).
Jim Henson, la pieza clave del humor y la creatividad detrás de los guiones y el accionar – actuar de las principales estrellas del show. Stone y Cooney notaron que solo teniendo personas en un principio, el nexo con su público primordial era escaso, por lo que la inclusión de Henson llevó a esta tripartita a crear este revolucionario mix de humor educacional y cultural que por intercesión de Jim y Jon, llevaron también hacía el plano narrativo adulto, tal y como el creador de Los Muppets lo concibió para sus otros personajes que a la larga se fueron adhiriendo al programa. Henson juega la parte mística del documental, obviamente siendo su muerte uno de los momentos clave y clímax del mismo
Carroll Spinney, el titiritero que dio vida a Big Bird y a Oscar The Grouch durante 661 episodios hasta su muerte en 2019, juega la parte humana de esos Muppets (dejando lo místico y creativo en Henson), con grandes y actuales testimonios que denotan esa conmovedora y honesta pasión por su trabajo.
Y por último otro genio fantasma, Joe Raposo, principal compositor de los temas cantados por todos aquellos personajes, muppets y humanos, y que a l larga tuvieron no solo injerencia en lo educacional, pues sus canciones “inofensivas” se convirtieron en algunos casos en símbolos e himnos socioculturales y hasta de lucha racial y/o marginal.
Estos 5 ejes se convierten así en los vehículos claves para que Agrelo denote una pericia directiva abrumadora, que combinado con su ágil montaje, logra que el espectador se mueva de un personaje a otro sin perder el hilo conductor: el legado.
La parte secundaria es también parte fundamental, sobre todo aludiendo al casting humano de la serie, la cual en algunos casos sirve como simbolismo de algunas causas, siendo la racial la más obvia. Este elemento quizá parezca un poco forzado en su repetitiva inclusión a lo largo del metraje, sobre todo si se razona que muchos de los principales inmiscuidos y creativos solo son mencionados muy superficialmente, siendo Frank Oz el caso más claro o hasta la figura de Elmo, totalmente inexistente en el documental (aunque ya hay un largometraje 100% enfocado en el bebé monstruo).
Un documental que no solo sirve como ejemplo de excelencia fílmica y de montaje, sino también como acervo sociocultural, empresarial y hasta publicitario, es sorprendente que su visionado haya denotado una poco promoción, aludiendo también a un injustificado y trágico debacle del mundo de Sésamo y de Los Muppets al menos en la generación centennial latina ahora existente.
Imperativo para todo aquel amante del cine, de lo documental y sobre todo de todo lo que inmiscuye “muppets”. Mención aparte merecen los archivos y acervos en video de los detrás de cámara y “bloopers” entre Henson y Oz, tan hilarantes como entrañables.