SUBLIME: La identidad sostenida por el cariño.
Aunque ya es frecuente en películas y series observar temáticas LGBTQ+, sigue siendo fundamental la representación de este gremio para comprender sus contextos y vicisitudes, además de exponer sus características dentro de nuestras sociedad para normalizar su presencia, alejándola así de los discursos de odio o alienaciones. Sin embargo, algunas de estas realizaciones han puesto dentro de sí elementos que, ajenos a animar la inclusión, caen en la estigmatización de los mencionados a través de clichés como el acoso escolar o el desprecio familiar, convirtiéndolos en seres más bien autoflagelados.
Muy afortunadamente, hoy tenemos en las salas de nuestro país una cinta que desarrolla su narrativa de manera diametralmente opuesta a lo señalado. ‘Sublime’ tiene como protagonista a Manuel (Martín Miller), un muchachito de 16 años que pasa sus ratos libres ensayando con su banda de rock, saliendo con su novia Azul (Azul Mazzeo) y platicando y componiendo con Felipe (Teo Inama Chiabrando), su amigo desde la infancia. Previo a cumplir con un concierto, Manu -como le dicen sus allegados- comienza a percibirse confundido respecto a sus sentimientos por Felipe, los cuales intentará aclarar al tiempo que busca evitar dañar su relación con él a toda costa.
Aunque la sinopsis de ‘Sublime’ pudiera sonar bastante sencilla, lo que nos despliega el director argentino Mariano Biasin en ‘Sublime’, su ópera prima, se encuentra lleno de texturas, sensaciones y matices que van más allá de la premisa. Apuesta por un coming-of-age en el que, queramos o no, nos ponemos en los zapatos de Manuel y sus experiencias, porque las hemos transitado: las confidencias entre camaradas, el acercamiento al alcohol, las complejas dinámicas domésticas o el embrollo entre prioridades, por enumerar algunos. La actuaciones de Martín Miller y Teo Inama Chiabrando exhiben una carga de sinceridad que se proyecta de inmediato a la audiencia, y debido a ello pareciera que somos un integrante más de esta amistad, compartiendo sus dudas y gozos por igual. Ayuda también la cinematografía de Iván Gierasinchuk, que se mantiene dentro de la iluminación natural y acerca las tomas a los rostros de los personajes sin invadirlos, acompañándolos de cerca pero respetando sus espacios individuales.
No obstante este par de enormes aciertos, en ‘Sublime’ disfrutamos de un guion, escrito por el propio Biasin, que no muestra artificialidad ni se nota forzado: el lenguaje usado por los chicos se advierte idóneo para su edad, y durante los diálogos no aparece alguna sobreexplicación o gran perorata que busque llevar al espectador a entender el quid del largometraje. Gracias a esto, vamos dilucidando la evolución de la trama entre gestos, risas, sueños o acciones, y son éstos los encargados de que empaticemos con los altibajos de Manu, su agrupación y sus conocidos, todos entretejen un entorno para él que no juzga ni se escandaliza en momentos críticos, eligiendo entonces hacer de este filme un lugar de aceptación y crecimiento, como debiera ser para cualquier adolescente.
Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2022, ‘Sublime’ utiliza la música como una poderosa forma de aprendizaje, como un instrumento para descubrir la voz interior y una vía para esclarecer emociones. Mariano Biasin tiene la sensibilidad necesaria para darle a la colectividad queer una representación amable y justa, que además reitera a quienes no pertenecen a ella que todas las identidades merecen una red de cariño. Aunado a esta bella hechura, bienvenidos siempre los modelos de nuevas masculinidades, en donde no caben los rechazos o prejuicios, y se abren los corazones para hacer comunidad.
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Gracias por esta mirada tan atenta y sensible.