Succession: El giro que todos sabían que vendría, pero que nadie esperaba
Reseña con spoilers de los tres capítulos emitidos hasta ahora.
Se ha emitido el tercer capítulo de la cuarta y última temporada de Succession, y lo que acabamos de ver puede que se convierta en un hito en la historia de la tv de los últimos tiempos, uno tan grande que puede igualar a la “Red Wedding” de Game Of Thrones, al mítico “Ozymamdias” de Breaking Bad, a “Through the looking glass” de Lost, o al más reciente al capítulo de Better Call Saul donde muere Howard a manos de Lalo Salamanca. Esto por el cisma que cambiará las cosas dentro de la familia Roy y las consecuencias para la empresa Waystar Royco, pero también en lo que se refiera a la narrativa y cómo los guionistas se han saltado un par de reglas en la escritura del guion; el capítulo tres de la cuarta temporada titulado “La boda de Connor”, nos llevó a todo menos a una boda, filmado de manera magistral (si, filmado, ya que la producción usa celuloide para la serie desde la temporada uno), toda la acción del capítulo se traslada a un yate de lujo y a un avión en pleno vuelo (de Nueva York a Suecia).
El diseño de producción de este capítulo brilla por si solo al contener toda la acción en solo dos locaciones (yate y avión), haciendo que la tensión se sienta aún más, sobre todo el momento en el que el yate parte del muelle justo cuando la incertidumbre sobre la muerte de Logan está en duda. Recordemos que Succession es una serie que empezó haciendo poco ruido, pero con el pasar de sus capítulos y temporadas, está haciendo el escándalo suficiente para mantenernos al filo del asiento viendo cómo la familia Roy se destroza los unos a los otros con tal de tomar el control de la empresa familiar. Y pareciera que después de este tercer capítulo, es cuando por fin inicia la serie, ya que es cuando veremos la lucha encarnizada por ver quién será él sucesor de Logan Roy.
La salud de Logan Roy
Desde el inicio de la serie, se tenía planteado que el personaje interpretado por el maestro Brian Cox muriera, ya que en sí de eso trata, ver quién es el digno sucesor para manejar una empresa de medios de comunicación multimillonaria, verdaderos pesos pesados que son capaces mover los hilos suficientes como para elegir al próximo presidente de la nación. Y fue en la primera parte de la primera temporada donde la serie gira en torno al posible fallecimiento del patriarca y magnate, mientras Kendall Roy (hijo mayor de su segundo matrimonio), busca por todos los medios quedarse como el CEO de la empresa de su padre.
Sin embargo, Cox lo hizo tan bien en ese capítulo piloto, que Jesse Armstrong creador de la serie decidió mantenerlo dentro y mostrar la recuperación del personaje durante la primera mitad de la temporada; a lo largo de la serie, la salud de Logan Roy ha sido uno de los factores importantes a tener en cuenta, por momentos completamente lúcido y capaz de llevar sobre su espalda el peso de toda una compañía multimillonaria, y en momentos mostrando graves signos de deterioro mental que hacen arquear más de una ceja para las personas que tiene a su alrededor. Con esto, y la llegada de la última temporada, era algo obvio que el personaje tenía que morir; sin embargo, la forma en la que los guionistas decidieron hacerlo y como fue plasmado en pantalla fue algo que sin duda el espectador no esperaba.
Una muerte que se empezaba a cocinar de forma lenta, cuando en el inicio de esta cuarta temporada, Logan huía de su fiesta de cumpleaños para deambular solo acompañado de su guardaespaldas por las calles de la ciudad, solo, sin la compañía de sus hijos, veíamos por primera vez cómo un ser manipulador y tan despreciable como él, preguntarse y filosofar por el sentido de la vida y asegurando a su guardaespaldas que este era su único y más fiel amigo. Así, la última vez que vio reunidos a sus hijos fue un día antes de la boda de Connor dentro de un bar karaoke, donde por fin los enfrentaba cara a cara para seguir con el plan de la venta de la empresa, cosa que “los niños” seguían en pie de lucha para que no se hiciera y a la vez, pedir más dinero por ella.
Al final de ese segundo capítulo, veíamos cómo Logan hacía lo que mejor que sabía hacer, manipular a sus hijos, en esta ocasión era al menor, Roman (un gran Kieran Culkin), que de los tres es el más apegado a su padre, donde se dejaba entrever que haría como caballo de batalla para que traicionara a sus hermanos; con eso en mente, la primera tarea que este tiene es el de despedir a Gerri Kellman (J. Smith-Cameron), cosa que hace pero con cierta dificultad debido a la “complicada” relación que Roman tiene con ella. Así la última vez que vemos a Logan con vida, es subiendo a un avión que lo llevará a Suecia para encontrarse con Lukas Mattson (Alexander Skarsgård), y es en ese último vistazo donde sus últimas palabras en pantalla resuenan más que nada, donde se refería al despido de Gerri “Limpiar los puestos. Reenfonque estratégico. Hay que ser más jodidamente agresivos.”
Así, lo que al final el espectador sabe sobre los hechos de la muerte, es que durante el vuelo se sintió mal y entró al baño, se escuchó un golpe fuerte y el personal del vuelo entró para ver qué lo que sucedía, lo sacaron, lo acostaron en el suelo haciéndole masajes cardiacos e intentar reanimarlo. Mientras Frank, Tom, Karl y Kerry (su asistente y posible amante) quedan sin la posibilidad de hacer nada más que solo esperar a que el avión aterrice.
Lo brillante de este hecho para la serie, es que esto pasa fuera de cámara, en un capítulo tercero donde apenas arranca la temporada, matar a uno de los protagonistas en este contexto es una decisión creativa que puede salir realmente muy bien, o puede ser muy jodido; pero conociendo a los que están detrás de Succession, puedo asegurar lo primero. Un hecho que impacta tanto para la familia, como para el espectador, pero al final algo muy humano, la muerte nos llega a todos y no espera por nadie, seas un maestro de escuela pública o un magnate de los medios a punto de cerrar el negocio de su vida.
El hecho de cómo se abordó su muerte, completamente fuera de cámara y con personas hablando por teléfono, no hace más que poner en realidad lo qué pasa en este tipo de situaciones, como dirían en Game of Thrones cuando llegaba un cuervo con noticias “Dark wings, Dark Words”, solo que ahora esas alas vienen disfrazadas de una llamada, lo difícil y doloroso a la vez que es comunicar el deceso de alguien querido, acompañado por la frustración y confusión que este hecho conlleva.
La boda de Connor
Las reuniones familiares, fiestas de cumpleaños, funerales o bodas son momentos de gran tensión para cualquier familia del mundo, siempre está el pariente incómodo, los pleitos entre hermanos o los comentarios pasivo-agresivos de los padres hacia los hijos, y Succession nos ha regalado escenas completas que son joyas de incomodidad y tensión dentro de este tipo de reuniones. Las bodas han sido excusas ejemplares para hacer mover la trama con acciones que son importantes para los protagonistas, recordando el final de la primera temporada con la boda de Shiv (Sara Snook) y Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen), donde ella en un momento hacia el final le declaraba a su ahora esposo que tenían una relación “abierta” donde más ella que él podían mantener otro tipo de relaciones; o por otro lado un drogado Kendall, obligaba a un mesero a que lo llevara con su dealer para comprar más cocaína, donde todo termina mal y este hace que choquen cayendo a un río y donde el mesero pierde la vida cuando Kendall intentaba sacarlo del auto.
Es en la tercera temporada donde otra boda marca el destino de “los niños” cuando viajan a Italia a la boda de su madre, donde al final en un intento por derrocar a su padre, este se adelanta a sus planes y los deja fuera de la jugada, así empiezan con la posible venta de la compañía, algo que “los niños” se niegan a hacer.
Esta vez otra boda marca el destino de todos, la de Connor Roy (Alan Ruck) con Willa (Justine Lupe), el hijo primogénito y olvidado de Logan hace el último intento por robarle algo de interés a su padre. A lo largo de la temporada se nos ha mostrado que la relación entre Willa y Connor no es tanto por conveniencia (quizá de todos los hermanos Connor es el que tiene la relación amorosa más “sana” por así decirlo); en su intento por llegar a la presidencia, Connor antepone los deseos de Willa por tener una boda de ensueño a tener una celebración con banda de guerra y todo muy “americano” a bordo de un yate de lujo rodeados de posibles donantes para la campaña presidencial. Un dato muy interesante y qué pasa desapercibido por lo relevante del fallecimiento de Logan, es que se nos menciona a la primera esposa de Logan y madre de Connor, que exiliaron a un hospital psiquiátrico por “problemas” y que cuando le dieron la noticia a su hijo, fue acompañado de una gran porción de pastel. Este hecho hace que Connor pierda un poco la cabeza y nos dé más trasfondo del personaje.
Después de una de las conversaciones más sinceras que tiene Connor con Willa, deciden no cancelar la boda pese a la noticia del fallecimiento de su padre, solos ellos dos, sin sus hermanos, y con solo un puñado de invitados presentes, se realiza la boda.
La llamada
28 páginas de guion y 27 minutos es lo que dura una de las mejores secuencias de la serie y una que pasará a la historia de la tv actual, dando inicio en lo que posiblemente fueron en esas dos llamadas en las que Shiv decidió no tomar a su ahora exesposo Tom (el le marcaba para darle la noticia de lo que estaba sucediendo dentro del avión con su padre). Como dato de producción, la llamada que vemos en esta secuencia es una llamada real, pues mientras se filmaba la escena en el barco, Matthew Macfadyen se encontraba en su casa en Londres diciendo sus líneas en plena madrugada.
En esos 27 minutos de confusión, incertidumbre y sobre todo una tensión palpable, es que Jeremy Strong (Kendall) Sara Snook (Shiobban) y Kieran Culkin (Roman) hacen sus mejores interpretaciones dentro de la serie, secuencia brillante y filmada a tres cámaras con el peculiar estilo visual de la serie, en plan falso documental, a cámara en mano con primeros planos que incomodarían a cualquiera, el espectador es uno más que esta dentro de aquella habitación a modo voyerista. En el video dentro del episodio que emite la HBO después de cada capítulo, se nos dice que dicha secuencia se grabó primero individualmente con cada uno de los hijos para al final rehacerla toda en tiempo real; la producción se las ingenió para esconder rollos de celuloide por todo el barco ya que cada rollo filma un total de diez minutos, y así mientras una o dos cámaras seguían la acción en tiempo real, la otra se recargaba con el nuevo rollo y así sucesivamente. Mark Mylod fue el director del capítulo, uno que ha dirigido capítulos desde el inicio de la serie y que conoce a la perfección la historia y a los personajes.
Pero sumergiéndonos de nuevo en la ficción, dicha secuencia hace cortes al avión donde están los pesos pesados de la compañía con un Tom haciendo lo humanamente posible por dar respuestas oportunas en esa llamada con Kendall y Roman. Si algo han hecho los guionistas de esta serie a la perfección, es mostrarnos que los personajes y sobre todo los integrantes de la familia Roy son unos verdaderos hijos de perra, la escoria entre la escoria, y seres realmente despreciables. En cuatro temporadas hasta este episodio, los guionistas nos han mostrado a personas con las cuales no puedes empatizar en absoluto, el nivel de vida que tienen es tan ajeno al ciudadano de pie, que uno no puede imaginar el nivel de poder que cualquiera de estos personajes maneja.
Aún dicho esto, la forma en la que los guionistas humanizan a “los niños” (Kendall, Shiv y Roman), donde logran bajarlos de ese pedestal de poder y avaricia, quitarles la máscara que ellos mismos se pusieron y ver qué por más millonario que seas hay situaciones donde estás atado de manos y no hay poder absoluto que haga revertir las cosas, ver las reacciones de estos, cómo pasan por todas las emociones mientras tratan de comprender que es lo que está pasando. Tom les dice a Roman y Kendall que le pondrá el celular a Logan en el oído para que le digan sus últimas palabras a su padre, y ellos se quedan en blanco sin saber exactamente qué decir, al final Kendall lo toma y le dice un “te amo” entre cortado seguido de un “no te perdono por lo que me has hecho, aún así te amo” para después pasarle el teléfono a su hermano, que está peor que él. Roman tiene ese sentimiento de culpa ya que instantes antes de dicha llamada fue el, el que dejó una nota de voz a su padre llamándolo “gran cabron” por hacer que traicionara a sus hermanos y por obligarlo a despedir a Gerri, así con eso pesando sobre su conciencia es que el da ánimos a su padre diciéndole que todo va a salir bien, aún con eso se olvida de decirle “te amo”.
El momento en que Kendall busca a Shiv para darle la noticia y cómo está reacciona al tomar la llamada tiene un peso demasiado importante, ya que cae en cuenta de que las dos llamadas que le hizo Tom a ella fue para decirle lo que pasaba en el avión y que ella decidió no tomar. La forma en que se desmorona y le suplica a su padre que no se muera, y que a pesar de todas las mierdas que él le había hecho, ella aun lo necesitaba, es sin duda un gran momento; y más cuando tomados de la mano Shiv y Kendall deciden decirle a su hermano mayor y próximo a casarse. lo primero que dice Connor después de la noticia es “el nunca me quiso y no supe cómo hacer que se sintiera orgulloso de mí”.
Sin duda toda una secuencia digna de analizar desde diferentes puntos técnicos y narrativos; el capítulo en sus últimos minutos ya con el avión sobre la pista y los paramédicos sacando el cuerpo, es que los tres hermanos deciden salir juntos a dar declaraciones a la prensa, para que el valor de las acciones en la bolsa no sea de una baja catastrófica, mientras los ejecutivos se preparan para lo que será una cruenta batalla por conservar sus puestos.
Capítulo que nadie esperaba, y que sólo nos deja con la incertidumbre de que es lo que veremos en lo que resta de la temporada, porqué si algo está claro, es que todavía los guionistas tienen la suficiente “carnita” para aventar al asador con una historia tan llena de matices y personajes tan despreciables como humanos; una vez más HBO demuestra que está muy por encima en cuestión de producciones televisivas acercándonos más a la frase “esto es cinema”. No es televisión, es HBO.