Terrence Malick ¿El filósofo del cine o puras patrañas?

Estamos ante quizá el director más incógnito de la cinematográfica actual, un ser que acorde a su estilo narrativo prefiere hablar con la mente en una especie de telepatía audiovisual dejando de lado la conversación directa entre él y cualquier medio de comunicación, espectador, crítico o quienes osen involucrarse dentro de la industria. Por esta razón no es extraño no conocer el pasado de Malick a ciencia cierta ¿Dónde se refugió 20 años entre una cinta y otra? O simplemente ¿Cuál es el sentir, el placer y la autocrítica hacia sus obras? Poderosas piezas visuales que no suelen cumplir con el trabajo de una progresión narrativa natural dentro del libreto, siendo en la mayoría de los casos retazos impresionistas y bellamente estéticos donde Malick intenta descubrir, traducir, transmitir y reflejar la conciencia humana alrededor de una siempre frágil situación donde sus personajes se desempeñan al borde de sus emociones y sentimientos.

Así, pareciera entonces que el secreto de la intimidad humana en el cine ha sido descubierto por alguien llamado Terrence Malick, que antes de desarrollarse como escritor, director y hasta actor, fue, es y será por siempre un filósofo graduado de Harvard y Oxford con honores y laureles, mismos que sin vergüenza alguna, trasladó al arte audiovisual cuando este decidió a la edad de 26 años introducirse al mundo del cine con un cortometraje del cual se sabe por pocas y confiables fuentes que se arrepintió de hacer

Tomando como su principal arma narrativa el seguimiento e impresión de la lógica de este onirismo visual a través del recurso de una o varias voces en off, Malick no busca conectar y comunicarse con el espectador bajo el mundano e innecesario (pareciera para el) dialogo, incluso pareciendo un ente superior tratando de hablar con los simples mortales, razón por la cual será tildado siempre tanto por el público como por la crítica especializada como pretencioso, pero nunca superfluo, pues el cineasta se encuentra en la constante búsqueda de descifrar la razón de la existencia o del simple motivo de esa raza a la que capta en su hábitat natural a través de su preciosista tono.

Dicho retrato  del hábitat y/o entorno continua siendo en la actualidad otro de sus grandes dones, pues por si no fuera poco  la intromisión a la mente humana, Malick tal vez sea el visionario de la naturaleza más ostentoso de la industria, logrando junto a su -socio creador- en turno, capturar ambientes únicos, memorables  e imposibles de poder visualizar por cualquiera otro medio  a no ser que este sea una obra de Malick. Claro que esto en mucha parte se debe al patrón asociativo que el cineasta ha forjado con sus cinematógrafos, destacando en su carrera la comunión mágica con el mexicano Emmanuel Lubezki, transformándose en una de las duplas artísticas más poderosas y talentosas de la actualidad.

Conquistador, Terrence Malick ha sido de los pocos directores victoriosos en Cannes (Con doble Palma de Oro), San Sebastián, Toronto, Venecia y Berlín; con otros 22 reconocimientos y 3 insignificantes nominaciones al Oscar de entre otras 22 (Que también incluyen otras en Cannes y otros festivales), es innegablemente uno de los pilares de la cinematografía actual que a través de su genialidad y pericia no solo ha moldeado un estilo único, sino que también ha contribuido a desmantelar los estándares hollywoodenses diferenciando el cine comercial del independiente y conformando un embrión exclusivo y aislado del modus operandi de cualquier industria.

Por esta razón y por el estreno reciente de To the Wonder en cartelera latina, es justo y necesario que el oriundo de Waco, Texas le rinda cuentas a Cinescopia a través de la siempre sabia y objetiva regla del cazarrecompensas ¿Su preciosismo y portentosa propuesta visual le serán suficientes? ¿Sus poemas narrativos excelsamente estructurados lo salvarán? ¿La pretenciosidad argumental lo terminará hundiendo por encima de su calidad estética? Independientemente de su naturaleza que erróneamente puede ser encasillada o dirigida para “seres disque inteligentes y/o especiales” a los cuales otros estilos pueden parecerles “mainstreams”, no debemos olvidad que Terrence, odiado por muchos, amado por más, es solo un realizador cinematográfico y como tal, debe someterse a otro inmortal como su servidor y pasar por su regla.

5. Excelsa

4. Buena

3. Mediocre

2. Absurda

1. Cochinada

0. Sin comentarios

 

El pasado

Definitivamente existe una delgada línea que divide el trabajo de Malick coherente a su expresionismo y existencialismo ¡Nada pudo haber comenzado de mejor manera! Después de un cortometraje del cual no se sabe ni un carajo más que el desprecio del cineasta, Malick sentaría desde un principio sus bases narrativas y su comportamiento hacía con el medio exterior a la temprana edad de 30. Firmando un contrato que le otorgaría la irónica privacidad de cualquier entrevista o medio, el cineasta daría rienda suelta a su filosofía visual a través de Badlands (1973), un thriller – drama que se convertiría no solo en uno de los más grandes debuts de la historia, sino en la piedra angular y la referencia artística y cultural para filmar cualquier otra historia que trate sobre escuincles fugitivos gracias a la concepción o accidental factor del asesinato.

Basada en una historia real, Malick estructura alrededor de este incidente dos personalidades místicas y espiritualmente ligadas que a la par servirán como justificación para llevar a cabo un retrato del suelo norteamericano hermosamente honesto y crudo tomando como base argumental el crimen del que estos dos personajes son culpables. Martin Sheen en inmejorable forma y Sissy Spacek dejándose ver muy guapa son los artífices de las actuaciones que bajo el sello del director forjan las bases para futuras adaptaciones sobre el género. Aquí tenemos al Malick mas cinematográfico que filósofo en un intento por apenas encajar en el modus operandi sin dejar de lado su estilo y huella (una voz off, paisajes comulgados con la intimidad y el conflicto de los personajes), una prueba para tantear como estaba la tierra, lo cual logró con creces a pesar de destapar sus novatos errores que se reflejan en un intermitente ritmo en varios pasajes a pesar de que esta sería su film de más corta duración (Apenas 90 minutos).

Pasarían 5 años, quizá los suficientes para manufacturar otra pieza de excelencia argumental y visual y que el espectador comprendiera un nuevo lenguaje cinematográfico post Vietnam exquisito y sumamente diferente, que a la par con la fotografía del español Néstor Almendros (Acreedor al Oscar) y la banda sonora del Maestro Ennio Morricone, sería considerada unánimemente como su ejercicio más destacable (Aquí diferimos). Days of Heaven (1978) le traería su primera Palma de oro como director gracias al relato de dos amantes que se hacen pasar como hermanos para embaucar a un terrateniente mientras estos laboran para él. Quedaría claro que el recurso voz off sería una patente dentro de su filmografía, el cual sin duda alguna alcanza su clímax en esta cinta  gracias a que el cineasta centra el relato en Linda, la infante acompañante de la pareja que funge como la otra hermana espléndidamente interpretada por Linda Manz.

Desechando casi en su totalidad el dialogo, y en cierta manera denotando una enfermiza obsesión por la estética referida en varios homenajes al arte de Van Gogh y Millet, Malick se apoya en la fastuosa labor de Almendros para detonar brillantes escenas que sencillamente perduran en la mente del cinéfilo, teniendo como ambiente bastos campos de trigo y secuencias maestras como la de la plaga de langostas. Malick confirma un estilo único difícil de digerir, es cierto, pero que también invita a reflexionar dentro de la conexión emocional humana y su interacción con la naturaleza mientras la base argumental juega su parte nuevamente en una interesante trama sobre crimen y romance prohibido.

 

El presente

No supimos su paradero, sin embargo queremos pensar que en su largo e inesperado exilio (Tomando en cuenta que había ya dirigido 2 buenas piezas) Malick encontró el medio ideal para transmitir a través del cine la conexión entre el hombre la naturaleza y la razón de la vida ¿Cómo? Haciéndose de la novela de James Jones y catapultándola al estatus de culto cuando el texano formidablemente hace de The Thin Red Line de 1998 una verdadera obra maestra de la cinematografía, pilar del cine moderno y referente dentro de toda su historia

Desentendida por muchos hasta la fecha, Malick reafirma su maestría como ningún otro; a la Academia no le quedó de otra que otorgarle 7 nominaciones (De las cuales inexplicable e injustamente no ganó ninguna aun cuando se las merecía todas incluyendo director y película) mientras el afamado artista se hacía del Oso de Oro en el Festival de Berlín. Si bien estamos ante la obra “más americanizada” de su filmografía, también podemos apreciar desde todos los ángulos, en cada toma, en cada conversación, en cada recuerdo y en cada situación una de las cintas más hermosas, intimas y complejas jamás hechas; basada en la batalla de Guadalcanal durante la segunda guerra mundial, el espectador es invitado a sentir y palpar cada miedo, tensión, recuerdo y amor de cada uno de los personajes ya sea por la vida que tiene, tuvo o podría llegar o no a tener ¡Maravillosa! El conflicto bélico sirve como una excusa para explotar una tesis sobre la existencia del hombre más allá de la burda tarea de retratar solo los horrores de la guerra y adherirlos a impresionantes batallas efectistas (Que también lo hace), mostrando con gran pericia narrativa un relato brutalmente honesto y veraz que se ve también ensalzado por un reparto multiestelar encabezado por Nick Nolte, Jim Caviezel, John Cusack, Woody Harrelson, Elias Koteas, John Travolta, George Clooney, Sean Penn y Adrien Brody entre muchos otros.

Aunque en este presente (atemporal como su filmografía) estamos ante su película con más diálogos, Malick no deja nunca de lado la exploración de la conciencia cuando dota a varios de sus personajes de ese poderoso recurso de voz off, resaltando los personajes de Jim Caviezel (Un soldado enamorado de la vida y de la naturaleza) y Elias Koteas (Un Sargento en espera de la reconciliación con su vida pasada y su amada), sin embargo e irónicamente, el elemento que dota de fuerza y coherencia a la narración esta vez recae en alguien no provisto completamente del recurso, un excelso Nick Nolte que proyecta la negligencia, el egoísmo y la crueldad dentro de la milicia norteamericana.

Esta película es un deber para todo aquel que osa llamarse cinéfilo y una obligación para cualquier videoteca.

 

El Futuro

Si podemos definir esta etapa sería como la debacle amortiguada por la pretensión más vistosa en la historia del cine.

En el 2005 Malick presentaría su muy particular y libertina visión sobre la historia de Pocahontas en The New World, un exceso visual donde el mexicano Lubezki resulta ser lo más destacable del relato, pues conforme avanza el largo y lento metraje, incluso se vuelve grotesco ver como un actor como Colin Farrell  intenta solamente posicionarse como un personaje – elemento “Malick” sin buenos resultados. Malick peca por primera vez en su pretenciosa obsesión por retratar la naturaleza, la cual en si (por el conflicto y la conquista de la tierra) termina siendo el verdadero protagonista desarrollado y estructurado más por el mismo fotógrafo apodado como “El Chivo” que por el propio director. Preciosa en su propuesta visual pero al final una calamidad argumental de ritmo desesperante que no puede ser justificada ni bajo el tono del autor.

Seis años después dicha presunción llegaría a su tope quizá siendo el epitome de la misma dentro de toda la historia cinematográfica. Malick tendría suficiente con el dialogo y, como si se tratase de un medio de comunicación, lo despediría de su narración temporalmente para dar paso a una complejísima, bizarra y fastuosa puesta en escena donde al director no le bastaría retratar su particular conflicto en escena, sino que ahora ahondaría en los confines del universo y el origen de  la vida misma para retratar la historia de una familia de Waco, Texas en los 50’s bajo la percepción del hijo mayor, el cual emprende una enseñanza a través de su amorosa madre, su estricto padre y el forzamiento para poner fin a su inocencia debido a una tragedia que marca su futuro y el de su misma parentela.

The Tree of Life se compondría de una serie de retazos cronológicos en su primera parte y atemporales para la segunda mitad de su metraje, donde el director, nuevamente en dupla con Lubezki, se encarga de marcar el inicio de la vida desde la explosión universal hasta el nacimiento de su testigo y su progresiva construcción y deconstrucción. Malick se haría de su segunda palma de oro y nuevamente el Oscar no podría hacerse de la vista gorda otorgándole 3 nominaciones (Esta vez siendo derrotada justamente). La podríamos llamar sin temor a equivocarnos la película más preciosa e impresionante en el aspecto visual, sin embargo un Malick sumido en su filosofía sacrifica la coherencia narrativa en pos de la excelencia estética, pecado que lo llevaría consecuentemente al absurdo con su siguiente film. A pesar de esto, The Tree of Life se convierte en un ejercicio único incluso para la filmografía del director.

Los diálogos podrán contarse con los dedos de una mano y la formula y estilo Malick daría alarmantes señas de agotamiento e insensatez narrativa. To the Wonder resulta desde todos sus puntos inadmisible incluso para sus más aferrados fanáticos, una historia sin pies ni cabeza que retrata la mundanidad filosófica sin ningún hilo de coherencia, estructura o tridimensionalidad ya sea en sus personajes (caricaturas o robots narrando paisajes), o en su ambientación, aún cuando esta última vuelve a hacer una majestuosidad visual gracias a la tercera asociación con el mexicano (Que podemos asegurar, ha salvado el trasero de Malick en dos ocasiones). Pese a su estilo, su último film puede tildarse de aburrido, adjetivo escandaloso y grave para cualquier pieza cinematográfica que Malick había mantenido a raya, pero que en esta ocasión le fue inevitable no permitir. Para echarse una dormida.

 

El Veredicto

Irónicamente esa delgada línea le otorga sin duda su calificación más alta, sin embargo, la versión de Pocahontas y su último film le restan puntos a pesar de que sus dos primeros son ejemplos maestros, dejando a su árbol como un ejercicio muy arriesgado y recomendado. Terrence Malick obtiene bajo la regla de cazarrecompensas un 3.6, calificación que lo posiciona en la historia como un director por encima que araña la completa calidad, la cual puede que llegue debido a una extraña proliferación de cintas que verán luz eaún en este año y el consecuente 2016 ¡Tres cintas en dos años! Lo cual sugiere una nueva adaptación de parte del filósofo artista ¿Ustedes que auguran?

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


13 Comments

  • Rodrigo (Antes de Roberto) August 21, 2013 @ 9:41 pm

    Bueno nada mas una cosa estimado, la Batalla de Guadalcanal fue en la segunda guerra mundial no en la de Vietnam jeje y si la Delgada Linea Roja es una obra maestra que dejaba ver a Spielberg un novato (Y eso que Saving Private Ryan me encanta). Saludos.

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    • Mi estimado gracias por la correccion, un error ahi de guerras XD que deje progresar al puntuar la importancia de cine de Malick post guerra de Vietnam en los 60’s. Aun asi imperdonable asi que le agradezco haber visto el ERROR. Totalmente ese mismo año Spierlberg a pesar de su aceptable Ryan debio haber sentido mucha verguenza al ver la poesia de Malick

      Saludos

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      • Pues yo le hubiera dejado ese Oscar a Mejor Director a Spielberg y en cambio le hubiera dado el de pelicula y guion adaptado a Malick y todos contentos.

        Y Shakespeare Enamorado podemos seguir fingiendo que no existio.

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  • Rodrigo (Antes de Roberto) August 21, 2013 @ 9:52 pm

    Bueno a estas alturas de su carrera, no creo que a Mallick le importen las críticas, filma lo que se le de la gana, nunca a querido buscar el prestigio de los medios ni nada. Así que nada mas por eso lo respeto y admiro.No he visto To The Wonder,pero lo haré a su debido tiempo xD Saludos.

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    • El respeto y admiración lo tiene mi estimado, estoy de acuerdo (tambien tiene el de este cazarrecompensas) sin embargo debemos aceptar su baja de calidad narrativa que con To The Wonder se manifiesta increible y exageradamente aun respetando su tono y estilo, Ya lo vera

      Saludos estimado

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  • Yo jamás de los jamases creí que soportaría ver The Tree of Life, pero la verdad me sorprendió por todos lados, es una película a la cual un macho norteño como yo no tiene el temor de calificar como hermosa en medio de una peda de puro ingeniero civil.

    Lo salvó una delgada línea roja, que ironía, pero me quedo más con el Árbol de la vida y su profundidad folosófica.

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    • El arbol de la vida denota muchas carencias narrativas para mi gusto estimado, pero sinceramente debe ser catalogada no solo como un buen film, sino como una revolucionaria propuesta artística donde Malick no tiene reparo en ser demasiado Malick

      Concuerdo con usted, a mi desde la secuencia del nacimiento ya me tenia chillando de tanta belleza

      Saludos

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  • Las obras de Malick, más que narraciones, son poemas expresados en imágenes. En ese sentido, también soy de los que defienden El Nuevo Mundo, creo que los “defectos narrativos” que se le achacan también se aplican al resto de sus obras, ya que la narrativa nunca le ha importado demasiado. Dicho lo cual, tampoco es de mis directores favoritos, pero nunca me ha decepcionado ( a falta de ver To the Wonder).
    No se que augurar respecto a su cine, solo espero que siga siendo fiel a su estilo. De momento, La Delgada Linea Roja sigue siendo mi favorita suya.

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    • Y la de su cazarrecompensas tambien, eso es un poema y homenaje al septimo arte. Me sorprende la proliferacion sorpresiva de sus films para el 2014, no creo que nunca cambie de estilo mi estimado, pero si puede caer en calidad incluso dentro de su tono y estilo y le aseguro que ya se noto con To The Wonder

      Saludos estimado! Gracias por comentar

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  • Yo creo que antes de buscarle variables, argumentos, narrativa, estética, una película debe disfrutarse. Por lo menos para mí una película debe ser un deleite para los sentidos (aunque disfrutar no debe confundirse con entretener) y creo que Malick lo ha logrado (sobre todo visualmente). Es lo que me pasó con Tree of Life, la disfruté muchísimo cuando la vi, ya después le busqué esto u el otro. A final de cuentas son cosas mínimas que valen más para un debate crítico que para el impulso del cine. A Malick de ha de importar un comino y seguirá haciendo cosas maravillosas con todo y sus tropiezos (que es de donde más aprenden estos hombres). No puedo asegurar que sea el filósofo del cine pero creo que si va para un 4 en tu clasificación, aunque por otra parte soy de la idea de que cada uno debe valorar una película más allá de lo cuantitativo. Esto pienso. Saludos

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    • Disculpe la demora mi estimado, este cazarrecompensas estaba de vacaciones.

      Concuerdo con usted. En esta sección su servidor intenta hacer una conexión entre eso mismo lo cualitativo con lo cuantitativo estimado. En cuanto a Malick, creo que es un director que se podría considerar unico pero ciertamente su pretensión muchas veces afecta su calidad. Esperemos que ese 4 se nos cumpla y con creces para el siguiente año

      Le mando un cordial saludo y le agradezco su comentario. Siga en Cinescopia!

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