Tetris: El nacimiento del “videojuego” y la caída de la URSS
Nadie creería que la comercialización del Tetris casi desata lo que la Guerra Fría nunca pudo, y quizá tampoco el complot político y de espionaje causado a raíz de la compra de los derechos del famoso videojuego. Pero sinceramente y tras ver esta cinta, todo el mundo hubiera querido que fuera así.
La capacidad del cine por adaptar, cambiar o agregar ficción a la realidad, es uno de los objetivos primordiales de este arte y lenguaje narrativo. A manera de escape, pero también de una percepción del propio artista frente a los eventos, dichos cambios “históricos” o de la realidad encausan además de una redención (en la mayoría de los casos), un romance nostálgico hacía ciertas épocas o elementos que construyeron nuestra niñez o adolescencia. Cuando dicha misión se complementa con un guion inteligente, con la creación y desarrollo de personajes entrañables, y finalmente con los símbolos disparadores de la nostalgia no solo como referencias, sino como parte de la trama a desarrollar, los resultados evitan ese síndrome llamado “infantilización de la sociedad” (donde los adultos son tratados como niños, y esto incluye a las historias y argumentos en el cine), para formalizar una propuesta tan madura como entretenida, acorde al crecimiento de su audiencia. Eso es Tetris.
El regreso de Jon S. Baird (excelente director británico con ahora cuatro películas buenas en su currículo) se da con un thriller político y espionaje que aborda la “ficticia” realidad sobre la adquisición de los derechos del juego Tetris y su posterior distribución y comercialización. Un formidable y dinámico ejercicio, el director inglés no solo exhibe una brillante capacidad para encausar un suspenso apremiante, sino también un humor ácido excepcional al recrear de forma semi paródica a sus inmiscuidos, al incluso compararlos como jugadores dentro de un videojuego de cuatro bloques o niveles.
He aquí su primer gran valor. Tetris es una cinta narrativamente didáctica que se construye en cuatro actos (niveles) que van introduciendo, desarrollando y concluyendo a todos sus personajes, tramas y conflictos, y que conforme “suben de nivel”, va creciendo en tensión y emociones. Baird propositivamente hace que sus fichas sean solo “avatares” de sus versiones reales, pues lo que verdaderamente enriquece al relato es su entorno y las subtramas “históricas” que se vierten sobre este.
Así pues y con un equilibrio y montaje formidables, el guion usa e hila sus niveles para narrar y evolucionar dichos entornos: El contexto dentro del mundo de los negocios y la guerra comercial en el nacimiento mercado de los videojuegos, poco a poco se va combinando con el hecho histórico del final del comunismo, la crisis político – social de la URSS y finalmente con el submundo del espionaje de la KGB.
Por otro lado, hay que destacar la capacidad del director por construir varios momentos repletos de un apremiante suspenso; el primer de ellos dentro de los cuarteles – oficinas de “ELORG”, corporación que vio el nacimiento del Tetris, y en donde se desarrollan algunas de las mejores secuencias del film al mostrarnos las negociaciones capitalistas – comunistas entre japoneses, americanos, rusos, ingleses y holandeses por los derechos del juego; la otra definitivamente su clímax, una trepidante secuencia de escape de Rusia y de la corrupción del sistema de espionaje de la KGB frente a una inminente caída de la Unión Soviética y hasta la aparición en escena de Gorbachov.
Referente a las actuaciones, destacar lo hecho por Taron Egerton, que ya puede posicionarse como uno de los talentos más importantes de su generación, y que aquí cumple con creces al ser ese punto de equilibrio entre la formal realidad y la informar ficción, entre el suspenso apremiante y la comedia elegante con tintes paródicos. Al mismo nivel de importancia se encuentran la inclusión de ciertas referencias de la cultura pop y de la generación del videojuego, siendo el Game Boy, Nintendo y otras compañías y leyendas parte fundamental de la trama y el misterio. Quizá aquí lo único que sobra es la subtrama familiar, que poco sirve para agregar humanización al personaje principal.
En definitiva, Tetris es una de las mejores películas de un aún tempranero 2023. Una cinta emocionante, tan madura como entretenida, y con un encausamiento del suspenso excepcional y sorprendente, pero también la primera en pegar dentro de esta seguidilla nostálgica de productos comerciales a estrenarse en corto plazo (Air y Blackberry).