The Beekeeper: Not the bees! Not the bees!
De hace varios años para acá, el arquetipo clásico del héroe de acción tipo Rambo/John McClane se ha rezagado con los años porque los tiempos han cambiado. Varios directores y viejas leyendas intentaron un renacimiento de aquella época dorada con resultados muy pobres que no pudieron convencer al público ni a la crítica. En una nueva oportunidad para revivir a esa clase de héroe (que la verdad sí hace falta y se extraña), ahora le toca el turno a Jason Statham con “The Beekeeper”, la cual pone en evidencia que el problema no sólo son la falta de interés del público y la escasez de oportunidades, sino también la ejecución de las mismas historias que están llegando.
El primer culpable yace en el guionista Kurt Wimmer, responsable de la última película de “Los Indestructibles”. Si esa minisaga tuvo una ventaja (al menos en las 2 primeras entregas) fue admitir que era una broma y dejar que la ridiculez y el absurdo tomaran el lugar de preferencia, lo que la hacía entretenida de principio a fin y la consolidó como un gusto culpable de preferencia. Ése es el primer problema de esta cinta, no pierde la oportunidad de repetir hasta el cansancio que las abejas son lo mejor del mundo (y lo son, porque sin ellas no hay vida en el planeta, pero ese no es el punto) y compara el estilo de vida de estos insectos con los métodos de matanza del protagonista. Hay una variedad de situaciones que involucran agentes del FBI supuestamente competentes con corrupción política, sociedades secretas, fraudes financieros y tecnológicos, pero dan como resultado que esto sea un chiste o una parodia que pide ser tomado en serio, lo cual conlleva al siguiente problema.
Puede que David Ayer pasara a la infamia desde que se hizo cargo de la primera entrega de “Suicide Squad”, pero muchos olvidan que el tipo estuvo de capa caída tras un prometedor inicio (escribió el guion de “Training Day”, pero también el de la primera entrega de “Rápido y Meloso”). Aquí, nuevamente su dirección acarrea muchos inconvenientes porque las escenas de acción son inconsistentes: hay muchas tomas de combates cuerpo a cuerpo muy de cerca, y aunadas a la cámara en mano, el pobre uso de iluminación y una edición digna de cualquier película de Michael Bay, cada pelea es confusa, desordenada e incluso poco interesante porque los personajes son meros maniquíes esperando su turno de ser despachados. Puede parecer una tontería, pero los elementos clave para que una película de acción funcione son un protagonista por el que la audiencia se preocupe y situaciones tan ingeniosas como peligrosas de las cuales se libere. Si ambos elementos fallan, la película en cuestión falla.
Olvidemos por un momento que Jason Statham interpreta a Jason Statham otra vez (y lo seguirá haciendo hasta el fin de los tiempos), el desperdicio de Jeremy Irons y que a Josh Hutcherson no le queda para nada el papel de villano. El hecho de que toda la vida pública del protagonista se relacione a ser un apicultor real (solo para dejar claro que esto se trata sobre las abejas) parece digno de una comedia, junto a la seriedad con la que se dicen los diálogos (hay varios momentos donde uno quiere reírse por ver a agentes del FBI hablar de abejas con sus superiores del gobierno, pero el tono no ayuda), y a la falta de carisma de los personajes, no ayuda a tener una experiencia más agradable.
Muchos dirán que esta película no debe tomarse en serio, y puede que tengan razón, pero cada involucrado parece desesperado por querer participar en la broma sin que le termine saliendo, y cuando una propuesta de este estilo le exige al espectador que la tome en serio, hay algo que anda mal. Encima, acarrea el vicio de creer que tener muchos cortes por segundo equivale a hacer acción, pareciera que primero pensaron en el título y luego adaptaron la historia para que tuviera que ver con el tema. No sería extraño creer que esto es una película de clase B, y si bien no hay una escena tipo “soy Jason Statham y puedo detener a un megalodón de 60 toneladas con el pie”, también replantea qué tan absurda debe ser una cinta de este tipo para poder ser mínimamente divertida.