The Conjuring 2: Terror cómico mágico musical
La continuidad de una fórmula narrativa en un producto ya de por si es algo arriesgado, sin embargo cuando el desarrollo de la misma se torna conformista solo puede dar como resultado algo cuestionable y mediocre. James Wan transmite dicha comodidad al hacer de The Conjuring 2 una exageración efectista de su antecesora, teniendo nuevamente un buen planteamiento, pero en esta ocasión cayendo en un tratamiento que se torna poco más que ridículo cuando la inclusión de sus elementos sobrepasa el suspenso y el misterio para convertirse en un manojo de acción y sustos baratos, gastados, clichés, redundantes e innecesarios. Demasiado para tan poco, lo bien hecho por Wan se desmorona en una segundo capítulo que depende de sus efectos para alcanzar a convertirse en otro ejercicio más de entes demoniacos que parecen más fantasiosos que veraces, algo mortal para una cinta que se dice estar basado en hechos “reales”.
Pero no comienza tan mal. De nuevo el cineasta y sus actores se conjugan de manera excelente para abordar la posición de la pareja Warren y del caso a solucionar. Por una parte (Y quizá lo mejor del film), se hace una referencia introductoria al suceso más afamado de la pareja demonóloga, el poltergeist de Amytiville, con una secuencia que impacta en el espectador y nos sumergen de nuevo en el contexto real de que el mal existe; por el otro encontramos el prólogo al caso que nos atañe… el caso Enfeld en Londres. A pesar de un cambio forzado donde Wan pretende con canciones e imágenes de archivo denotar el cambio y situación cultural y social de Estados Unidos a Reino Unido, la proliferación de escuincles protagonistas logra ser solvente durante una primera hora, donde el cineasta utiliza todas las herramientas a su favor para convencer a la audiencia de la mezcla de horror que amenaza a esta resquebrajada familia.
Con su sello ya particular y una excelente y lúgubre fotografía, Wan de nuevo logra tomas largas y planos secuencias que tensan y propician el ambiente para generar el suspenso y el buen susto; algunas ocasiones escapa del cliché y otras veces cae en ellos haciendo previsibles sus movimientos, sin embargo hasta ese instante todo es disfrutable incluso por la simplicidad que refleja el caso, la historia, la amenaza en sí. Pero dentro de ese tratamiento los problemas comienzan a asomar, son implícitos y se hacen extravagantes hacia su segunda mitad.
El primer fallo es la repetición. Es obvio que Wan busca asustar más pero innecesariamente; la inclusión se torna tan exagerada que su veracidad se destroza hacia los términos meramente fantásticos y el terror no funciona de esta manera. La comedia, la risa, la acción y los momentos incómodos auspiciados por efectos especiales asquerosos y una canción de Elvis que aparece una y otra vez como si fuera un comercial navideño se tornan incluso grotescos, más tenebrosos que el terror al que tan desesperada y vergonzosamente Wan quiere someter
La otra disfuncionalidad viene de un doble conflicto, que si bien funcionó en la primera parte aquí peca de esa misma proliferación de elementos. Los hechos de nuevo se conectan, pero aquí se resuelven con un giro tan forzado que con unos cuantos bobos diálogos en dos minutos, el espectador debe dar por sentado todas las sandeces argumentales escupidas por los 4 guionostas (Inlucído director).
El último problema viene de los registros actorales. Alguien debería contratar a un niño tartamudo para actuar de un niño tartamudo, solo la punta del iceberg de una serie de lamentables desempeños infantiles con excepción de la protagonista Madison Wolfe, que a pesar de su buen esfuerzo no puede sostener un poco más de dos horas a flote ¡No se trata de ser cabrones y cárgale toda el film a la escuincla! Que ya hizo suficiente con salvar la primera mitad. Tristemente eso se extiende a los dos queridos Warren en carne de Vera Farmiga y Patrick Wilson; la primera hace lo posible para que su talento salga airoso, pero da la impresión de incluso sentirse incomoda con el papel, factor que se refleja en la muy mala química con Wilson, el cual parece más hombre de acción y comedia que actor dramático, algo funesto para los fines del film.
De nuevo la expectativa, la nostalgia y el truco de la leyenda “Basada en un hecho real” sobrevaloran un film al máximo disfrutable en su primer capítulo, mediocre en su explosión y resolución de conflicto y penoso en su conclusión. La fuerza narrativa de Wan se desvanece en un mar de elementos idiotas y mucho presupuesto mal encausado y The Conjuring 2 se queda muy corta en comparación con su predecesora. Una observación irrebatible, es que cuando tu secuencia de créditos finales asusta más que toda tu película, algo salió muy mal… muy mal.
4 Comments
Por fin hay cordura en alguien! Yo solo escuchaba personas decir “esta buenísima” “da un buen de miedo” “esta mejor que la primera” pero todo sin argumentos y estuve a punto de pensar que el que ya no se asustaba con nada era yo, hasta parecía que había visto una película diferente a ellos pero sabía que el (casi) siempre atinado Fett iba a regresarme la fe en mi mismo jajaja saludos estimado!
ya chupensela pues.
Celoso jajajaja
Muchas gracias mi estimado, la verdad es que cuando uno escucha al finalizar la funcion a las personas diciendo “no mames esta buenisima, me asusto mucho”, es cuando se pierde la esperanza en la humanidad
Saludos y gracias por su comentario