The Descendants: Lo trivial cobra relevancia
Para estos momentos nadie puede negar que el actor ese llamado George Clooney salido de E.R. y de los pezones de Batman y Robin se ha convertido en un director estable (aún sin sobresalir) y en un histrión digno de aplaudir, siendo este último rubro consecuencia de una serie de decisiones acertadas al trabajar con una bandada de directores que han cumplido una especie de simbiosis con el actor. Desde su primera inclusión agradable bajo las ordenes de los Coen (O Brother!, 2000), Clooney ha sabido sumergirse en los papeles, pero lo más importante, ha aceptado el estilo impuesto por sus directores, siendo un notable de reflejo de su calidad y vehículo de la historia para ellos.
Atrás han quedado sus papeles burdos, para centrarse en la elegancia de Soderbergh, en la irreverencia de los Coen, en la madurez de Gilroy y de Reitman e inclusive, haciéndose ya de dos sobresalientes actuaciones en la película que le dio ya un Oscar Syriana, y en la independiente e infravalorada The American del 2010.
¿Qué hace entonces especial a The Descendants? Que sencillamente Clooney ha hecho una mancuerna mágica con el director Alexander Payne, el cual lo ha llevado a estándares dramáticos que el actor no había experimentado, otorgándole tanto a él como al espectador una de las mejores tragicomedias en lo que va de este siglo.
Ya conocían a Alexander Payne
El director de Sideways y About Schimdt alcanza en The Descendants la confirmación de un estilo narrativo fresco y de mucha naturalidad; Payne como guionista de la misma película, hace que una situación trivial se vuelva verosímil, tome la verdadera importancia dentro de su contexto narrativo y exponga al espectador una situación compleja que se desarrolla con naturalidad en pantalla gracias también a su tremenda dirección de actores, en otras palabras, Payne hace que la cosa más normal de la vida alcance estándares preciosistas proyectando a través de su cámara una gama de emociones exquisita.
La historia se centra en el patriarca de la familia King, el cual tiene que sobrellevar no solo el accidente mortal que ha sufrido su esposa, sino también el enterarse de la infidelidad que sufrió ya cuando ella está en coma; todo esto mientras toma la responsabilidad de cuidar ahora a sus dos peculiares hijas, intentar arreglar su disfuncional familia y tratar de sobrellevar un negocio multimillonario del cual depende toda la descendencia de los King.
Como lo pueden ver, solo esta mezcla de emociones puede ser tan bien encausada por un director que conoce su oficio narrativo y lo engalana con su lenguaje cinematográfico, dejando que el espectador se vuelva un íntimo de la familia King en toda su odisea trágica. Pero estimados cinéfilos, no se confundan, pues si ustedes conocen la obra del realizador, sabrán que estas no intentan ser una rotunda ola dramática, sino solamente una celebración a la cotidianidad de la vida vista desde lo mejor que ha procreado el cine en el 2011.
Payne es un director mesurado y amante del relato, ahorra los detalles del accidente y administra su recurso voz off para narrar la descendencia y presentación de los elementos de manera exacta y ajena a la redundancia, en cambio, ahonda en el motif de la trama usando como vehículo a un actor que parece ser una extensión de su misma dirección, el cual entendió perfectamente el duelo por el que pasa su personaje (quizá se deba a que él también es un director)
George Clooney e hijas.
Alguna vez el mediocre actor de Ethan Hawke mencionó que si él hacia bien su trabajo de reparto en la película Training Day, Denzel Washington ganaría el Oscar, lo cual para el histrión afroamericano afortunadamente fue una realidad. En este caso, y aunque es probable, aún no sabemos si Clooney se erija como el mejor histrión del 2011 para el mencionado galardón, pero de ser así, además de agradecerle a la producción, a sus seres queridos y a sus padrinos de la academia, el actor debería agradecer principalmente a su joven colega de reparto, la cual ensalza la misma actuación de este con una química padre hija pocas veces vista para este rubro.
Su nombre es Shailene Woodley, una joven y talentosa actriz que otorga una excelente actuación a la altura de su colega protagonista y de las expectativas de esta cinta, la cual como es costumbre, fue víctima de la injusta exclusión de su nombre en los premios Oscar.
Payne no gasta tiempo inútilmente en introducir una relación disfuncional pero amorosa, prefiriendo dejar que la misma costumbre embargue la relación padre – hija dentro de la cinta de manera ágil y natural. Al buen ritmo de esta comunión directiva – actoral se agregan más eslabones de entre los que destaca la segunda hija del matrimonio King en carne de la péquela actriz Amara Miller.
Así como este rubro significa uno de los mayores logros de la cinta, también habrá que aceptar que algunas situaciones dentro de esta se mueven más hacia la comedia que el drama cuando el argumento parece contrariarlos, quizá sea la chispa de la misma cinta y esa peculiaridad impresa por el estilo del director, pero que para algunos también resultará en algunos momentos inverosímil es.
¿Hay que verla?
La naturaleza independiente de la cinta es un respiro entre tanta superproducción y publicidad cinematográfica, pero también irónicamente su mayor debilidad ante la temporada de premios y festivales en la que ha participado.
The Descendents es un film fresco, ágil, divertido y conmovedor que da la oportunidad al cinéfilo de apreciar a un George Clooney en toda su faceta como actor a cargo de un director que no decepciona y hace honor a su currículo. Quizá el mayor acierto del realizador es hacer que el espectador se sienta participe de la desgracia y el viaje de los King por saber la verdad y por resolver sus conflictos existenciales.
Nominada a 5 premios Oscar entre los que destacan los de mejor película, actor, guion y dirección, Los Descendientes se convierte en un must para todo cinéfilo de cualquier tipo, los cuales atravesarán esa gama de emociones que va desde el buen entretenimiento y las risas involuntarias, hasta la lágrima y el conflicto compartido. Estrena este viernes, así que ya tienen una opción muy buena para este fin de semana.