The Devil’s Bath: La sumisión ante Dios.

 

Contexto

El dúo cineasta Veronika Franz y Severin Fiala, quienes en 2014 entregaron su ópera prima Goodnight Mommy, regresan con un drama crudo, una atmósfera inquietante y tintes de terror folclórico con The Devil’s Bath: una cinta que retrata la ignorancia frente a las enfermedades mentales, el terror a la religión cristiana y la interminable sumisión a las mujeres en Austria durante el siglo XVIII.

¿Qué funciona?

La ambientación es un logro admirable, desde las locaciones, vestuarios, costumbres, hasta la áspera forma de vida, aporta a que sintamos en carne propia cada uno de los terribles sucesos que van acechando a la protagonista.

La interpretación de Anja Plaschg es desgarradora, su paso al sufrimiento y su búsqueda por el perdón es difícil de ver, pues nos sumerge en su misma agonía. No sólo aporta con su talento actoral, sino musical, pues es la compositora de la banda sonora de la película.

Su atmósfera inquietante y cruda mantiene alerta e incómodo en todo momento al espectador;  lo sumerge en un mundo oscuro y sombrío que se va volviendo más cruel y asfixiante de camino a su inevitable final.

Su temática es fuerte. Se presenta sin tapujos, y nos muestra las realidades que vivían las mujeres una vez llegado el matrimonio, una vida donde sólo la muerte podía liberarlas.

¿Qué no funciona?

Su ritmo es pausado, con planos estáticos que se mueven lentamente hacia la oscuridad, lo cual hace la experiencia más pesada y llegar a cansar al espectador. De camino al final es normal sentir que es necesario tomar un respiro.

En ningún momento The Devil’s Bath se vuelve aterradora, por lo que aquellos esperando sustos fáciles o situaciones inquietantes saldrán decepcionados. Un problema común en este tipo de cintas, pues siempre se venden al público como “terror palomero”, lo que termina afectando su correcta apreciación.

 

¿Qué nos deja?

La sumisión en cualquiera de sus formas siempre traerá consecuencias lamentables y víctimas inocentes, una herramienta que los cobardes usan para obtener poder: sumisión ante Dios, sumisión ante la religión, sumisión ante la comunidad, sumisión ante tu pareja. Un arma oculta que se convierte en costumbre, que se transforma en tradición, tradiciones tan arraigadas y normalizadas que permiten el paso a una sucesión de actos manipuladores, destructivos y crueles guiados por el miedo, un miedo que consume desde dentro, que destruye pensamientos, que despoja a un ser de su pertenencia más importante: su integridad.

Sí, es incómodo ver estas realidades plasmadas en el cine, pero siempre necesarias, para no olvidar, para no recaer, para no perdonar. Ahora me pregunto ¿Qué realidades de nuestro presente, incomodarán a las futuras generaciones? ¿Qué realidades actualmente incomodan a los cobardes que no quieren perder su poder de someter?

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Acerca del autor

Tona A. R.     bit.ly/2OBcz4f

Un ser entusiasta amante del cine y de la música, con ganas de mostrar y vivir su visión del mundo.


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