The Flash: Un DCEU más caótico y enredado que cualquier multiverso.
Luego de los monumentales esfuerzos de la producción por mantener contenido a un problemático Ezra Miller luego de los escándalos en los que se vio envuelto, y teniendo el peso de lo poco que quedaba del DCEU sobre sus hombros (aunque ahora ese DCEU ya esté más muerto que la carrera de Amber Heard); al fin estrena “The Flash”, la 14a película de este universo. Para beneplácito de los fans de DC quizá alcance a cumplir sus expectativas, considerando que a estas alturas sabemos que las exigencias para cualquier base de fanáticos son muy ligeras.
La película nos remite a los hechos que ocurren después de La Liga de la Justicia, donde tenemos a un Barry Allen/Flash (Ezra Miller), que ha quedado a la orden de Bruce Wayne/Batman (Ben Affleck), un adolescente bajo tutela de un excéntrico millonario que usa su fortuna para ser un superhéroe ¿dónde he visto eso antes?
Total, vemos a Barry en medio de una misión, la cual pone a prueba sus super habilidades ya que debe salvar en tiempo récord a varios bebés de un hospital que cae en desgracia en una de las peores, ridículas y absurdas secuencias iniciales de cualquier película de superhéroes (mención aparte los pésimos efectos especiales que en esta secuencia son demasiado evidentes). Mientras se encuentra en esto, descubre como romper la barrera del tiempo al conseguir por fin viajar más rápido que la velocidad de la luz.
Después de este evento, Barry habla con su padre Henry Allen (Roy Livingston supliendo a Billy Crudup en el papel), sobre el seguimiento al juicio por el homicidio de su esposa. Tras esta llamada y en un ataque de dolor, Barry decide utilizar su reciente descubrimiento para ir atrás y evitar la muerte de su madre. Pero, oh sorpresa, una vez más nos enseñan que alterar el tiempo no es tan maravilloso como suena. Es la enésima película donde nos aleccionan que el tiempo no es lineal y que alterar el orden de los eventos en el pasado no siempre te lleva al futuro que conoces por las múltiples líneas de tiempo que se pueden generar (universos) y que estos pueden llegar a colisionar. Si acaso la única diferencia es que aquí lo explican de manera simple y con espagueti.
Luego del anuncio de que se reiniciará y reestructurará el universo de DC en manos de James Gunn, entiendo que WB apostara demasiado por esta película, cumpliendo con la consigna de ser un simple fanservice que se vale de la nostalgia al introducir a muchos personajes que han formado parte de estas franquicias (algo en lo que tampoco son originales y también llegan muy tarde); pero fuera de lo ambicioso que sonara esto, en realidad es una película que no tiene nada que decir, si acaso mostrar el origen de los poderes de Flash que en cine no habíamos visto aún, pero es mucho más larga de lo que debería ser, está llena de clichés, y copia con calca elementos de películas similares (o sea, Marvel) solo acotados a sus personajes.
Está muy lejos de ser la mejor película de DC, cosa que tampoco era tan complicado, porque vamos, este proyecto fue tardío, mal ejecutado y desastroso que debieron haber liquidado desde hace tiempo, pero había que recuperar la inversión y aquí apelan demasiado a la nostalgia si acaso para que resultara llamativa; agarran todas las imágenes de archivo, algunas notas de la música de Danny Elfman y uno que otro medio inesperado cameo. Pero fuera de esto y que, debo decirlo, irónicamente un Ezra Miller genial en su dinámica de doble papel (hay momentos que decae, pero en general lo hace bien), la película no tiene nada.
Por más que elogien el trabajo de Muschietti, la dirección en realidad es muy mala, los efectos especiales son pésimos, y la última parte de la película es un verdadero desastre, lo único divertido si acaso y a lo que te reta es a descubrir cuántos Batman y cuántos Superman reconoces. El problema de fondo sigue siendo que este universo DC es un lastre, caótico y que no terminó nunca de entenderse. Veamos (o mejor ya no), como le va a Gunn en su nueva etapa.