The Girl On The Train: Un viaje etílico que no decepciona.
Hay algo en The Girl On The Train que nos puede recordar un poco a Gone Girl, ésa atmósfera de suspense, basada en una novela exitosa y con por lo menos una actuación brillante. La diferencia con la historia de Gillian Flynn, es que aquí sí ocurre algo y no termina de forma abrupta y absurda.
Le explico. Para empezar, tenemos ante nosotros una de las más brillantes actuaciones de Emily Blunt, quien ha revelado que darle vida a Rachel, nuestra alcohólica protagonista, ha sido hasta ahora, su más grande reto actoral. Y no le extrañe por ahí, que su interpretación sea tomada en cuenta por la academia del muñequillo y los globos dorados.
La acompañan Rebecca Ferguson, (Anna), Haley Bannet, (Megan) Luke Evans, (Scot), Edgar Ramírez (Dr. Kamal Abdic) y el galán de Jennifer Aniston, Justin Theroux como Tom.
¿De qué va? Pues ahí tiene que Rachel, es una pobre borracha que sigue sin superar el truene con su marido Tom, y sin oficio ni beneficio, vaga como una zombi y todos los días aborda un tren que pasa por donde solía vivir con él, mientras que desde la ventana, fantasea y se crea una historia con una pareja que siempre le toca ver. Una que parece ser perfecta, con dos muñecones (Bannet y Evans) jóvenes y bellos en cuya imagen le gustaría proyectarse. Pero todo cambia cuando en uno de sus viajes, a través de la venta (clarísimo guiño a La ventana indiscreta de Hitchcock) notará algo muy extraño que dará un giro por completo a su aletargada vida y de paso, a la de la nueva esposa de su ex y una niñera.
No mire, no es una historia de Guillermo Arriaga (aunque a él gustaría) en donde tres historias se entrelazan, aquí la cosa está canija y va más allá de simples coincidencias en tiempo y espacio. La complicación e integración que forman este aglomerado no es simple, créame, incluso, (para muchos) podría parecer demasiado confusa, pero para mí es parte vital del modo en que la historia se cuenta. Sí, todo tarda en empezar y si uno no presta atención, puede salir muy molesto del cine, pero fuera de eso, yo no tengo nada qué reclamarle ¿y sabe por qué? Porque al arrancar, el ritmo se vuelve vertiginoso y concluye de forma correcta, sin dejarnos ese recurso fácil que muchos directores usan con la excusa de, dedúzcalo usted mismo y yo no me mojo.
Cada personaje tiene su razón de ser y estar ahí, en esa maraña etílica que parece ser más complicada que desatar la serie de foquitos navideños para adornar el arbolito. Incluso, esa fugaz aparición de la eterna Phoebe de Friends, Lisa Kudrow interpretando a Martha, pareciera intrascendente, pero es todo lo contrario.
Eso sí, ridículos los que suspiraron e hicieron: ¡Awwww! cuando vieron (en un papel más corto que el tiempo en el que se comen las palomitas) a Laura Prepon. Bien se pudieron buscar a alguien más. Pecata minuta.
Por lo demás, insisto, la historia tiene su complejidad para enganchar, pero una vez que lo logra, no para, y lo mejor, no decepciona.
Sobresaliente el modo en que las lagunas mentales de una alcohólica son presentadas, son fantásticas… verdaderamente transmiten la confusión, el mareo y la desazón que estos enfermos padecen.
No es una joya, entiéndame, pero es una película que se sale de lo dominguera sin alcanzar la excelencia ¿por qué? Porque como usted verá, hay algunos errores en su forma y su fondo que le impiden colocarse ahí, donde las cintas excelentes, se convierten en clásicos que nunca mueren.
En todo caso, The Girl On The Train, llega a ser una muy buena película.
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2 Comments
Mi parte favorita de esta película fue el trabajo de camara con Emily Blunt. Incisivo y exasperante a la par! En verdad me hizo sentir nervioso la forma en que la camara me puso ahi, como queriendo leer el psique de su personaje. En si la trama no fue nada especial y el final aunque definitivo, me parecio predecible. Gran actuación de Emily Blunt!