“The Godfather Coda: The Death of Michael Corleone” y la redención de Coppola

1990 fue un buen año para el cine de corte gansteril, por un lado los hermanos Coen estrenaban una de sus mejores películas “Miller’s Crossing”, Abel Ferrara hacia lo suyo con “King of New York”, Phil Joanou con “State of Grace”, Warren Beatty junto con Disney hacían la adaptación del cómic de Dick Tracy, Scorsese firmaba en ese momento (1990) su película más personal y obra maestra de su carrera con “Goodfellas”. Y Francis Ford Coppola, un director ya consagrado en Hollywood nos presentaba el cierre de su trilogía.

Con el listón  muy por encima, las expectativas que generaba este estreno eran muy altas. El legado que el propio Coppola había creado con la segunda parte de El Padrino era algo imposible de repetir y su genialidad como director se estaba diluyendo después de los fracasos de sus cuatro películas anteriores. En 1989 la Paramount se acercó de nuevo al director para la realización de la tercera parte, así que endeudado aceptó el proyecto, el problema fue que el estudio le daba un año para escribir, producir y dirigir la película, de ahí es que el producto final no estuviera tan pulido como sus dos antecesoras.

Otro de los cambios qué sufrió la película fue en su título, tanto Mario Puzo y Coppola habían acordado en llamarla “Coda: The Death of Michael Corleone”, pero el estudio presionó para cambiarlo, ya que en el mismo título se estropeaba parte del final de la cinta y la palabra “muerte” no era la adecuada, así que al final se le conoció simplemente “The Godfather Part. III”. Cambios de última hora en actores, como el caso de Winona Ryder que iba a interpretar a Mary Corleone pero que debido a un mental breakdown tuvo que salir de la producción a días de empezar a filmar, así el estudio presionaba para que se contratara a cualquier actriz de origen italiano para el papel, por lo que Coppola decidió que este fuera interpretado por su hija, Sofía Coppola. El resultado final todos lo sabemos, la crítica y la audiencia se fueron en contra del trabajo hecho por Sofía en lugar de ver la película como un todo y como un cierre al tildarla como la peor de la trilogía, y con esto sepultando por el momento los planes de un cuarta y quinta entrega.

30 años después, Coppola regresa con una nueva versión de aquella tercera parte tan vilipendiada por crítica y publico. Con un título nuevo (el original pensado para la película) ‘The Godfather Coda: The Death of Michael Corleone’ nos presenta la misma película estrenada en 1990 pero con ligeros cambios que transforman la película y le da un nuevo contexto a la vida y muerte de Michael Corleone.

La palabra ‘Coda’ viene del italiano que significa ‘cola’, en términos musicales ‘Coda’ es la pieza musical final, que con frecuencia suele ser la repetición de uno de los mejores motivos de la canción, a lo que en términos narrativos se le conoce como epílogo. Así está Coda/Epílogo de “El Padrino”, viene acompañado de un nuevo inicio y un nuevo final, escenas que cambian de orden, y escenas que son eliminadas debido a que no aportan nada a la historia como en la que Vincent (Andy García) pide el permiso de su tía Connie (Talia Shire) para matar a Joey Zasa después del tiroteo en el hotel.

Con ‘Coda’ Coppola encuentra esta redención que Michael Corleone busca desesperadamente durante toda la película, ya viejo y sin su familia cerca, Michael busca limpiar el nombre de su familia para seguir escalando socialmente, y esto se demuestra con el nuevo inicio de la película, donde vemos al viejo Don Corleone, escuchar a un arzobispo. “Don Corleone, necesito su ayuda”, es la primera línea de diálogo de este nuevo montaje, escena que transcurría en el metraje original media hora después del inicio, pero que en ‘Coda’ Coppola nos mete de lleno con los tejes y manejes de los Corleone dentro del Vaticano, algo que se agradece ya que desde un inicio se ponen las cartas sobre la mesa.

Michael Corleone se quiere separar del mundo criminal y legitimizar su negocio con ayuda del Vaticano, que mejor institución para poder “limpiar” tu fortuna y convertirlo en un negocio cien por ciento legal. El problema para Michael, es que los miembros de las otras familias también quieren el pedazo que les corresponde, mientras que los políticos y empresarios europeos no ven con buenos ojos la jugada que Michael quiere hacer. Así la narrativa se va construyendo alrededor de este fin, mientras que poco a poco Michael Corleone baja a los infiernos devorado por la culpa de haber mandado matar a su hermano, un secreto a voces que todos intuyen, pero que una y otra vez se deja en claro que solo fue un accidente; hasta  que el propio Michael decide confesar sus pecados al próximo Papa. Conforme avanza el metraje, Coppola hace uso del noir y el thriller para convertir la película en una tragedia shakesperiana, que gracias al poder del nuevo montaje cobra vida.

En cuestión de actuaciones, Al Pacino ahora lleva todo el peso de la película en sus hombros, diferencia considerable con la primera parte donde este se dividía entre la gran actuación de Marlon Brando, James Caan y Pacino, para luego en la segunda compartirlo con Robert De Niro; en ‘Coda’ Pacino muestra sus tablas y regresa al papel mostrando la decadencia de su personaje y haciendo una rima visual con lo que hizo su padre cuando vivía. Por otro lado, sigue sin ser creíble la evolución del personaje de Vincent Corleone (Andy García) de matón e hijo bastardo a convertirse en el líder y nuevo “Don” Corleone; así como la tan criticada actuación de Sofía, con este nuevo montaje sale favorecida, su no-actuación, ayuda al personaje a mostrar ese aire natural e ingenuo que choca con los principios de su padre, Mary Corleone se ve envuelta en toda la estrategia de Michael para poder salirse del negocio, y mientras él va repitiendo a lo largo de la película que su relación con su primo Vincent es muy peligrosa y que por lo tanto no debe de suceder, es el propio Michael que pone en primera línea de fuego a su hija al convertirla en la presidenta de la “Fundación Vito Corleone”.

Todo para llegar a la secuencia de las escaleras del Teatro Massimo y verla caer frente a los ojos de su atónito padre. Antes de eso, toda la escena de la ópera y esa jugada final en contra de los enemigos de la familia Corleone una vez más como una rima visual a la primera parte (con la escena del bautizo), sigue siendo toda una master class de suspenso cinematográfico, para acabar con ese grito silencioso de Michael al ver a su hija asesinada sobre las escaleras del teatro; drama en su punto máximo.

Después un fundido a negro y de vuelta a Sicilia donde un anciano Michael pasa sus últimos días. En la primera versión Michael encontraba la redención y caía fulminado de la silla donde estaba sentando, mientras los perros a su alrededor jugaban; ahora, y a pesar de que en su título lleva la oración “La Muerte de Michael Corleone”, Coppola no se refiere a la muerte física del personaje, en esta reedición es la muerte espiritual del mismo, ya que en los últimos segundos de metraje jamás vemos la fulminante caída de la silla.

Esta vez, Coppola tira por la borda toda posible redención para el personaje dejándolo con vida y con el tormento de sus recuerdos, en total soledad Michael recuerda cómo destruyó la vida de las mujeres que lo rodearon, y que gracias al negocio familiar las vio marcharse de su lado, desde la bella y dulce Apollonia su primer esposa, a Kay (Diane Keaton) su segunda esposa y madre de sus hijos, y por último Mary. Y casi como un eco a la fiesta donde le vitorean a Michael deseándole ‘Cent’anni’, cae sobre el como una maldición qué tiene que pagar en vida por sus pecados.

“Cuando los sicilianos te deseen ‘Cent’anni’, significa ‘para una larga vida’ y un Siciliano nunca olvida”.

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