The Legend of Ochi: La fusión de estilos en tiempos de hambre

Al momento de escribir una historia se utilizan de manera frecuente dos enfoques (que no quiere decir que sean las únicas alternativas): puedes describir tu mundo y los sucesos de tu narrativa de una manera detallada o puedes construirla de una manera minimalista, no abundando tanto en los detalles y utilizando más los recursos visuales. La segunda forma, como se habrán dado cuenta, es utilizada en la mayoría de las películas de corte indie, donde en algunas ocasiones la información en torno a las situaciones o personajes es poca y la cámara es quien se atreve más a contar la historia que la explicación a través del diálogo.

La nueva película de la productora A24, The Legend of Ochi, es un ejemplo de cómo esta corriente de economizar en ciertas partes de un metraje —que se ha puesto tan de moda en el cine de corte alternativo— puede en muchas ocasiones arruinar una película con potencial, cuando sus directores y escritores se preocupan más por lo que puede captar la retina que por la necesidad de dotar los elementos narrativos básicos a su historia.

La trama sigue la historia de una niña en el norte de la isla de Carpatia llamada Yuri, apartada completamente de la civilización por su padre. Se le enseña tanto a ella como a los niños de la comunidad el odio por unas criaturas llamadas Ochi (que parecen una fusión entre un lémur y un gremlin), hasta que la niña descubre un bebé de esta especie herido, con lo cual emprende un viaje de regreso para salvarlo.

De entrada, The Legend of Ochi es la clásica historia del odio entre dos especies a raíz de los prejuicios, y que se verá cuestionada por la amistad de los miembros más jóvenes de cada clan. Con la diferencia de que su director, Isaiah Saxon, mostrando su poca creatividad al momento de crear universos, se ha robado la estética folclórica de Robert Eggers, fusionándola con un intento de manufactura de The Dark Crystal y Labyrinth (sin el encanto de Frank Oz), y The NeverEnding Story (sin la magia de Petersen). Siendo el único “toque personal” la estética colorida y psicodélica de Björk. Añadiendo que la película va dirigida al mercado familiar, tenemos una película que se siente homenaje y evocación de muchos estilos, pero que no posee una identidad propia; por momentos quiere ser una aventura mágica infantil, por otros una comedia bizarra, por otros un drama conmovedor familiar, pero sin nunca articular ninguno de ellos.

Como consecuencia de un lenguaje visual que tiene la mezcla de pachuli, chile y pozole, The Legend of Ochi se siente aún más tramposa, pues recurre al minimalismo narrativo y ofrece poca información alrededor de los personajes, lugares y contexto, limitándose únicamente a los daddy y mommy issues de su protagonista, así como la rivalidad entre los Ochi y los humanos, sin ofrecer un trasfondo, aunque sea mínimo, en el perfil de sus principales. Como consecuencia, parece que los participantes de esta historia navegan en piloto automático, con motivaciones más cliché que la telenovela más rancia de Televisa.

Como consecuencia, en The Legend of Ochi no hay una definición de objetivos en la historia. No sabemos si el mensaje final es una fábula ecológica o familiar, si existe alguna conexión entre estas, o por qué al escritor se le cantaron las bolas quizás hacer un símil entre las dos. Por ende, los personajes cambian de motivaciones en menos de 5 minutos (véase el final), y por supuesto, la historia es completamente predecible incluso con lo carente de información en un enorme pastiche de ideas sin ninguna conexión una con otra.

Triste resultado, porque los conceptos plasmados en The Legend of Ochi no son malos. Incluso considero algunos bastante creativos, especialmente todos aquellos que tienen que ver con los Ochi y la relación del bebé con Yuri, pero es más decepcionante cuando tienes a dos eminencias de la actuación como Willem Dafoe y Emily Watson, quienes se esfuerzan en pantalla por mantener una historia a flote, teniendo la desventaja enorme de que sus personajes son los más bastardeados de la película. Así no se puede.

Por cierto, alguien dígale a Finn Wolfhard que se dedique a otra cosa que no sea la actuación. Es, sin lugar a duda, el peor actor en pantalla en esta película.

Calificaciones

Guion: 1.4
Dirección: 1.8
Actuaciones: 1.4
Extras: 0.4
Calificación: 5

Sin desmerecer a los directores de cine que comenzaron haciendo videos musicales (porque muchos hicieron la transición de manera correcta), The Legend of Ochi parece una serie de videoclips de Björk de Waldos de 1:30 minutos, cuyas historias que cuentan no tienen ninguna especie de conexión y cuyo único objetivo es apantallar visualmente con referencias a diferentes estilos sin justificar el uso.

Y para acabarla de fregar, The Legend of Ochi es producida por los hermanos Russo, un par de tipos que fuera de Marvel han demostrado que su único talento y creatividad es copiar otros estilos sin ningún tipo de trasfondo, con la historia más rancia que se les ocurra.

Y con esto no me refiero a que el minimalismo narrativo esté mal. Al contrario, creo que, incluso cuando se ejecuta de manera correcta es una forma de hacer que el espectador se involucre más en la historia. Pero esto es como tener una casa desamueblada y carente de las necesidades básicas para vivir, donde a su director se le ha olvidado meter la estufa o, mínimo, un microondas para hacer de comer, y en el proceso nos ha dejado con hambre de buen cine

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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