The Life of Chuck: Un hermoso manual de cómo vivir

Hay películas buenas y hay películas bonitas, y luego puede haber películas hermosas y que nos colocan en una posición de reflexión imperativa sobre el sentido de la vida. Bueno, The Life of Chuck es las tres, buena, bonita y hermosa, y en dónde su director Mike Flanagan, de nuevo de la mano de un texto de Stephen King, nos lleva a un viaje onírico y de no retorno en dónde se nos expone con mucho sentido y tragedia, un manifiesto de amor, más que a la vida, a vivir

Ganadora del Festival de Toronto y basado en el cuento corto de Stephen King, The Life of Chuck nos cuenta, como su nombre la indica, el viaje de Chuck a través de tres momentos cruciales en su vida: su muerte, un evento canónico de su adultez, y por último su niñez y juventud, y si, en ese orden. Flanagan va del fin al principio no por una pretensión narrativa, sino para encontrar el sentido de la vida mediante simbolismos y eventos claves de la vida de Chuck. Los tres actos, visual y narrativamente bien especificados y divididos, no solo se conectan uno con el otro a través de alguna imagen, un diálogo o un evento, sino que al final consiguen una amalgama surrealista de como Chuck vivió, pensó e idealizó su fugaz, pero profunda existencia en este mundo

La trascendencia, sin duda el principal concepto rector de The Life of Chuck, se hace presente desde su primer acto, un universo propositivamente extraño y que en primera instancia parece instalarse en la SF, sin embargo, es a través de su hipnótico andar y el de sus personajes cuando el espectador puede dar cuenta de lo que en realidad trata, un microcosmos muy particular y unido al destino de Chuck. Aunque para los menos perceptivos su desarrollo y tan impresionante como abrupto final pueda dejar un halo de duda y misterio, no hay nada de qué preocuparse, pues Flanagan resguardará los diálogos y elementos para dar un cierre formidable en su tercer acto

¿Y el segundo? El acto intermedio de The Life of Chuck pasará la historia como aquel momento musical y de baile de Tom Hiddleston, de nuevo, un evento de vital importancia para el personaje y que, a pesar de notarse suelto en este fugaz pero profundo segundo capítulo, tendrá quizá el mejor trasfondo hacia la conclusión y principio de la vida de Chuck. Cabe destacar que quizá lo más onírico de la cinta y de su promoción, es que un excelente Hiddleston solo aparece durante 15 minutos en todo el metraje, lo cual nos lleva a una narración más sobre el entorno de nuestro héroe, el cual se ve acompañado de un fastuoso uso de voz en off cortesía de Nick Offerman

Finalmente, el último acto, que en realidad es el primero, nos lleva al principio de la vida de Chuck y que, a pesar de estar marcado por la tragedia, siempre evita el tono de tragedy porn, para situarnos en un dinámico cuento coming of age adornado por una sutil pero importante subtrama paranormal. Es inevitable no pensar en el resplandor del propio autor, sin embargo, The Life of Chuck brilla con su propia esencia gracias de nuevo no tanto a su personaje principal, si no al entorno y a todos los que lo rodean y van construyendo su percepción sobre la vida.

He aquí el truco de The Life of Chuck, pues esa construcción de elementos son las que dan la lógica interna a los anteriores dos capítulos, y en donde el espectador da cuenta que aquellos solo reafirman la narrativa de esta primera – última parte, extendiendo de manera literal un microcosmos en la mente de Chuck y dándonos toda la estructura de su bella tragedia y final

Es aquí donde también la labor histriónica de ciertos elementos es tan vital como esencial, en especial la presencia de Mia Sara y de Mark Hamill, este último dando ya en su vejez quizá el mejor papel dramático de su carrera como el abuelo y principal influencia en el pensamiento de Chuck. Es aquí donde la música, el baile, las matemáticas, la literatura, los fantasmas del pasado y la muerte construyen la personalidad y el universo del personaje de manera asombrosa

Al ser el acto más largo y un coming o age, es obvio que haya cierto trastabillo en el ritmo de este último capítulo, más cuando se trata de darle el protagonismo al niño Chuck, sin embargo, estas pequeñas fallas directivas son maquilladas por un guion que reflexiona sobre el sentido de la vida sin ninguna superficialidad o fanfarronería, pues The Life of Chuck no pretende dar clases de metafísica avanzada ni en la manipulación narrativa de la tragedia, sino que solamente a través de un festín simbólico entre lo realista y lo paranormal, nos cuenta la historia de una vida mediante fragmentos sensibles y palpables

Sin duda estamos no solo ante una de las mejores películas estrenadas este año, sino ante una de las mejores adaptaciones de Stephen King. Mike Flanagan ha madurado de una manera impresionante como cineasta. Ya lo había demostrado en la infravalorada Dr. Sleep, pero ahora lo demuestra con creces en lo que antes que una buena, es una hermosa película

The Life of Chuck quizá no esté destinada al culto, pero lo que sí causa de manera irremediable será una autorreflexión de cómo se vive la vida y cuáles son los elementos que nos han llevado a forjar la propia. Gracias Chuck

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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