The Lost Bus: El fuego origina una nueva vida
Aunque sin los focos mediáticos que definitivamente merece, Paul Greengrass cuenta con una de las filmografías más distintivas dentro del cine de acción y suspenso en lo que va del milenio, esto a partir de una narrativa en donde la acción por la supervivencia precede a la estructura de los propios protagonistas y no viceversa, causando que el desarrollo psicológico de estos se de a causa de la presión emocional por “sobrevivir”.
Incluso dentro de la saga de Bourne, Greengras dejó que Liman se encargara de la estructura del espía amnésico para él después proceder con la cacería en la segunda y tercera parte, mismas en la que Jason es explorado aún más profundamente a partir de la amenaza siempre en movimiento que se cierne sobre él. United 93, Captain Phillips comparten el secuestro de las unidades, e incluso dentro de la road movie western “News from the World”, el director construye el vínculo paternalista y revisa el pasado de sus personajes a partir de su odisea. The Lost Bus mantiene la misma línea estructural.
Basada en los trágicos hechos reales suscitados en California en 2018 (el incendio más devastador y mortal en la historia del estado, el sexto más mortal en la historia de Estados Unidos y el décimo tercero en todo el mundo), The Lost Bus nos introduce en el literal calor de los hechos con la increíble historia de un conductor de autobús escolar que, junto a una maestra, tratarán de salvar la vida de 22 niños mientras todo a su alrededor se quema.
Aunque de cierta manera Greengrass nos da un tentempié de trasfondo en cuanto a la situación relacional – paternal – laboral del protagonista antes de que comience la quemazón, dicho elemento será clave para desarrollar una analogía sobre la depresión adulta y como el “fuego” fungirá como el elemento redentor que “todo lo quema” para volver a renacer de las cenizas. Si bien esta metáfora es altamente predecible desde el minuto uno y su leyenda “basada en hechos reales” nos deja percibir que, a pesar de la gran amenaza, aquel camión saldrá avante, la importancia de su ejecución reside no solo en su frenético montaje (siempre con cámara en mano y un dinamismo impresionante), sino en llevar a sus personajes al límite entre la vida y la muerte, con ese toque de pesimismo que genera una tensión natural y progresiva.
La atmósfera obviamente ayuda, pero más importante que la oscuridad, el fuego y las cenizas, es como Greengrass mezcla la acción dentro del autobús con la historia del propio incendio, su origen, desarrollo y consecuencias, un enemigo natural tan extremo y de donde incluso las autoridades, bomberos y rescatistas tuvieron que ejercer como mero apoyo a la gente, viéndose imposibilitados de detener a tan gigante monstruo. Esta combinación detona el verdadero tono amenazante del relato, surtiendo muchas secuencias de gran valor técnico, de acción y suspenso.
Por otro lado, y siendo siempre una característica su íntima “cámara en mano”, el tono semi documentalista de The Lost Bus hace que el espectador sea un pasajero más de aquel autobús, o bien un miembro frustrado más de aquel equipo aniquilado por el fuego, logrando una inmersión a través de mantener su lente siempre en primeros planos y detalles, creando un atmosfera claustrofóbica y desesperanzadora
En su obvia fragilidad encontramos el factor “niño”, y aunque Greengrass no presta estructura alguna a ninguno de ellos (lo cual es un acierto que vuelve más dinámica la película), si los utiliza como catalizadores que manipulan un poco el factor emocional. Si bien esto no presenta una falla, si representa un imperativo tono melodramático que lo aleja de la complejidad de sus otras cintas, procediendo a una repetición un poco ambigua de su protagónico y su crisis, en donde parece querer profundizar más de lo que en realidad existe en dicho ser.
En términos actorales bueno ver a Matthew McConaughey de nuevo, que no había aparecido en un “live action” desde 2019, y que aquí logra encausar otro personaje auto destructivo en una subtrama paternal que le sienta bien a su arquetipo. Greengrass confía en el actor para encausar un acto de valentía natural, no exagerando en los vituperios viciosos en los cae otros productos similares. Quizá su acto de redención caiga en la sobre explicación hacía su final, pero el director lo sintió necesario para dar un cierre coherente a su analogía sobre como un incendio puede hacer que la vida tenga un necesario y forzado reinicio
America Ferrara logra un secundario excelente, haciendo un contrapeso a la condición auto destructiva del protagonista.
Contada prácticamente en un acto, The Lost Bus representa lo mejor de Paul Greengrass desde Captain Phillips, pero sin alcanzar dichos picos de calidad y tensión de aquella historia en altamar, en aquel trágico avión, ni mucho menos en las cacería de Jason Bourne, sin embargo es un ejercicio altamente entretenido y de buena manufactura que lo mantiene en la recordación como uno de los mejores directores actuales dentro de esta mezcla de acción y suspenso, pero también dentro de aquellos relatos “trágicos” y reales que han sacudido la historia contemporánea.