The Marvels: Hay que morir para vivir.
Siempre será más complicado dar una opinión o crítica de una película que es muy mala y casi sin nada de valor que resaltar. No hay un contraste, punto medio o tan siquiera un elemento que elogiar, por lo tanto, hay ocasiones que mejor es no decir nada acerca de ella. Y es que ¿qué hay que hablar sobre la mierda? ¿Cómo se analiza la mierda? ¿para qué perder mi tiempo y el de ustedes escribiendo algo sobre The Marvels?
En el entendido que, dentro de esta aberrante idiotez en la que se ha convertido el UCM, su servidor debe expresar una opinión para cumplir con la cuota de prensa a la que somos requeridos semana tras semana, he llegado a la conclusión que la mierda se analiza desde su perspectiva y mismo contexto; por lo tanto, me sobajaré a hacer una analogía con su propio “Universo” para que así los niños “Marvel” entiendan que este circo de payasos ha llegado a su fin (literalmente, a su fin).
Kevin Feige es como Thanos, pero en lugar de cinco solo le bastaron dos piedras para que, de un solo chasquido (y en el mismo fin de semana), dar una conclusión a un caos fílmico – narrativo que irónicamente se produjo desde “Endgame”. Por un lado, tenemos a Loki, que dentro de toda su mediocridad logró al menos encausar al personaje mejor desarrollado del UCM hacía un punto que acabaría con dos lastres: Jonathan Majors y las últimas fases poco más que ridículas, que no solo no funcionaron, sino que significaron pérdidas y las peores críticas de su “Universo”. Por el otro tenemos a “The Marvels”, un producto diametralmente opuesto “en calidad” pero que comparte un común denominador con la serie del “Dios de las mentiras”.
The Marvels pues, no es una película, no es cine, es una pinche decisión comercial en forma de una repugnante caricatura de adolescentes con un solo objetivo: Destruir (cerrar) un universo y crear otro con la esperanza de que, ahora con nuevos personajes, puedan ejercer una “nueva era” dentro de este subgénero tan hastiado y ya solo enfocado a un solo mercado: los mamadores de las tiras.
Un producto con este forzamiento narrativo desembocará de manera obvia en una serie de sucesos pendejos y sin ninguna lógica interna, pues su directora y productor, confabulados e interesados solo en su escena post créditos, les vale una mierda el sinsentido de su trama, mucho menos la calidad histriónica, el montaje o la construcción de sus personajes ¿Para qué? Si esto ya se acabó.
El rostro de asco de Brie Larson en cada una de sus escenas es un simbolismo de la propia existencia de este film, donde irónicamente no existe nada ¡Ni un argumento! Pues la solución de su conflicto es algo que no necesitó nada de lo narrado para llegar a él (ya que se pudo haber resuelto en dos segundos al principio del film). Teniendo en cuenta la clara falta de una trama, amenaza o sensación de algún peligro, nos queda como principal bastión la interacción entre “Las Marvels”, en donde ninguna de las tres recibe un trasfondo o motivo real por el cual luchar, siendo su “camino” meramente accidental y su sacrificio una mera conveniencia de guion.
No del todo seguro (puesto que ya he visto mucha mierda de Marvel), pero quizá esta sea la película con más “deus ex machina” del MCU, esos recursos del guion sacados del culo y por el mero “milagro” en donde alguien o algo llegará siempre para salvar la situación y/o el día. Ya sea un gato, o muchos gatos, o más gatos, o algunas de las Marvels, o una mamá con un trapeador, o un “switch” de personaje, su infantiloide tono se resume a tratar a su audiencia (incluso a los infantes) como idiotas.
Si no hay ningún elemento dramático o de desarrollo de personaje que valorar, la pobre comedia “teen” resulta infame, repitiendo los mismos gags o chistes durante variadas secuencias. Así mismo, esta disparidad entre comedia y drama encausan una de las peores ediciones de la que se tengan memoria en el cine de aventuras o acción, en donde de repente de estar pasando por algo grave, se viene un corte a otro escenario con algún chistecito de por medio. Los constantes recortes que sufrió la cinta son evidentes, pero sin tijera o no, no hay un libreto sólido que la sostenga.
La cinta no resulta ni siquiera relevante en cuanto a su entorno y tendencia feminista; su escena de batalla se repite en tres ocasiones con la misma coreografía; sus actuaciones son deplorables; su dirección y edición son patéticas, saltándose la construcción de sus personajes para solo pegar una progresión de escenas que nos llevan a unas letras. En efecto, lo único que logra The Marvels es posicionarse como la segunda peor película de todo el UCM, solo por delante de su antecesora: Captain Marvel.
Si, es difícil analizar “The Marvels” por qué prácticamente no hay nada que analizar. Es un cine “cutre” hecho con 270 millones de dólares invertidos a una escena post créditos de un minuto. Un “fan service” barato para un público barato y del montón.